05 septiembre 2011

ANTROPOGÉNESIS: RAZAS Y SUBRAZAS - III PARTE

ENSEÑANZAS DEL MAESTRO SANTIAGO BOVISIO
LIBRO XXVI: ANTROPOGÉNESIS

 
¿Cuál es la fuente de información del autor de la Antropogénesis que presentamos, tan sorprendente y audaz?

La misma de los clarividentes que han incursionado en este tema: los Anales Akásicos del Séptimo Plano Mental, y que en otra parte de esta colección se explica. Además, las tradiciones y mitologías de las antiguas religiones que las han conservado escritas. En esta obra se tratan las primeras cuatro razas humanas, con sus nombres tradicionales: Uraniana, del Continente Antártico; Hiperbórea, de la actual Groenlandia; Lemuriana, en el Pacífico, y Atlante, en medio del Océano Atlántico.
Si queremos comprender un libro cualquiera debemos leerlo en el contexto, que fue escrito; en este caso, bajo normas y significados esotéricos.

INDICE
LIBRO XXVI: ANTROPOGENESIS
Prologo
Capítulo 1: Síntesis de las Primeras Cuatro Razas Raíces
Capítulo 2: La Raza Urania
Capítulo 3: La Raza Hiperbórea
Capítulo 4: Las Etapas de la Raza Hiperbórea
Capítulo 5: La Raza Lemuriana
Capítulo 6: Las Tres Primeras Subrazas Lemurianas
Capítulo 7: Cuarta y Quinta Subrazas Lemurianas
Capítulo 8: Sexta y Séptima Subrazas Lemurianas
Capítulo 9: La Época Glacial Miocena
Capítulo 10: La Raza Atlante
Capítulo 11: Los Rmoahalls
Capítulo 12: Los Tlavatlis y los Toltecas
Capítulo 13: Cuarta y Quinta Subrazas Atlantes
Capítulo 14: Las Dos Últimas Subrazas Atlantes
Capítulo 15: La Lucha de los Mil Quinientos Años
Capítulo 16: Datos Adicionales

Capítulo 1: Síntesis de las Primeras Cuatro Razas Raíces

1. En la Ronda Terrestre hay siete Razas Raíces.
2. En la Ronda Lunar, los seres habían logrado perfeccionar su cuerpo astral, pero necesitaban un cuerpo físico para lograr una perfecta experiencia material.
3. Durante las dos primeras Razas Raíces intentaron continuamente modelar un cuerpo para poderlo habitar, pero fracasaron una y otra vez.
4. Sólo en la segunda mitad de la Tercera Raza Raíz pudieron formar un verdadero cuerpo humano, y en la Cuarta Raza Raíz, las almas de los seres que hacían ese experimento penetraron en sus verdaderos cuerpos humanos.
5. La primera Raza Raíz es la Uraniana.
6. El cuerpo astral de los seres se recubre de una tenue emanación etéreofísica, procurando animar las primeras tentativas humanas, grandes monstruos gelatinosos; pero los monstruos perecieron sin poder establecer un contacto verdadero con las almas.
7. No se enumeran las subrazas de esta Raza Raíz por ser desconocidas.
8. El continente de Raza Uraniana fue la actual Antártida. Floreció hace 18.000.000 de años.
9. La segunda Raza Raíz fue la Hiperbórea.
10. Esta logró acercar el cuerpo astral de los seres a las formas humanas que iban modelando: inmensos monstruos que no podían mantenerse de pie, y
que tenían el aspecto de una rueda.
11. Esta Raza Raíz tuvo siete etapas.
12. En la primera, la forma humana tiene el aspecto de un pez-serpiente.
13. En la segunda, comienza la formación del cerebro.
14. En la tercera, se intenta la formación de la espina dorsal.
15. En la cuarta, se da forma al hombre-monstruo.
16. En la quinta, se tiene el perfecto hermafrodita.
17. En la sexta, los monstruos intentan ponerse de pie, fracasando en su propósito.
18. En la séptima, logran el intento de enderezarse.
19. El continente de esta Raza Raíz floreció en la actual Groenlandia, hace once millones de años.
20. La Tercera Raza Raíz se llama Lemuriana.
21. La primera subraza se llama Za; eran muy parecidos a los hiperbóreos.
22. En la segunda, llamada Za-Ha, el hombre, guiado muy de cerca por sus entes directivos, forma el sistema cerebro-espinal.
23.La tercera, llamada Za-Mi, marca la transición verdadera del reino animal al hominal.
24. En la cuarta, llamada Za-Mo, el hombre empieza a caminar.
25. En la quinta, denominada Za-Moo, puede hablarse de una raza de hombres con mente.
26. La sexta, llamada Mo-Za-Moo, establece un contacto más íntimo entre el cuerpo astral y el físico, excluyendo a todos los tipos rezagados y degenerados.
27. La séptima subraza, llamada Moo-Za-Moo, es ya dueña de su mente; tiene su sistema nervioso desarrollado y una perfecta circulación de la sangre.
28. El continente lemuriano se extendía donde está el actual Océano Pacífico. Esta Raza Raíz vivió hace cinco millones de años.
29. La cuarta Raza Raíz se llama Atlante. Floreció hace 2.500.000 años.
30. La primera subraza, llamada Rmoahalls, desarrolló la mente instintiva, la vejiga y los órganos genitales.
31. La segunda, de los Tlavatlis, desarrolló la memoria.
32. La tercera, de los Toltecas, desarrolló la mente racional.
33. La cuarta, de los Turanios, perfeccionó el cuerpo físico, por el ejercicio y la guerra.
34. La quinta, de los Semitas, fue físicamente, la más perfecta de las subrazas atlantes. De ella derivó la quinta Raza Raíz.
35. En la sexta, de los Akadios, el cuerpo astral estaba perfectamente unificado con el cuerpo físico.
36. La séptima, de los Mongoles, marcó la degeneración de los Atlantes. En ella perdieron paulatinamente sus grandes fuerzas psíquicas y astrales, para que el hombre pudiera transformarse en un ser puramente humano

Capítulo 2: La Raza Uraniana
1. La Ronda Lunar había cumplido su cometido y había dado a las mónadas unos perfectos cuerpos astrales; pero faltaba dar el último y más importante paso, pues esos seres tenían que descender a conocer el mundo denso y material.
2. Para eso necesitaban cuerpos físicos.
3. De ahí que trasladara toda su potencialidad a la joven Tierra, que desde hacía una infinidad de milenios giraba, sin mutación, como un globo ígneo con el eje exactamente perpendicular a la eclíptica.
4. Cifraron en ella todas sus esperanzas.
5. Aguardaron pacientemente la época en la cual el beneficioso Urano endurecería la corteza terrestre, brindando a la primera Raza Raíz un continente, un inmenso continente, situado en uno de los polos actuales, rodeado de un rojo océano de fuego y de vapores, en donde la obscuridad de la atmósfera era alumbrada por potentes reflejos rojizos de descargas eléctricas.
6. Entonces no había luz propiamente dicha, porque vapores y gases rodeaban completamente a la Tierra; pero el planeta era alumbrado por su lumbre interna y por las descargas del éter cósmico que, formando grandes globos ambulantes, iluminábanse, hasta que chocando entre si los globos, producían explosiones y estallidos espantosos.
7. Un súbito terror se apodero de la primera Raza Raíz, llamada Uraniana.
8. Inmensos monstruos pululaban en la lava de esos mares, ofrenda de la Naturaleza elemental, sin mente, a la nueva oleada de vida. La mayoría de esos seres se negó a habitar esos cuerpos monstruosos, que perecían por falta de sustento vital y mental. Pero ellos ya están atados a la Tierra y a pesar de no estar unidos a sus cuerpos monstruosos, quedaron atados a ellos.
9. Por el poder del cuerpo astral de esos seres, y por la elemental constitución de los monstruos, se fueron formando los cuerpos etéreos, que por ser de naturaleza muy sutil únicamente se proyectaban sobre la Tierra como inmensas sombras.
10. Por siete vueltas de vida, vidas de luz, vidas de Seres Divinos, sólo atados a la Tierra por un reflejo y una sombra terrestre, fueron sucediéndose las épocas de estas razas primitivas; pero en los últimos tiempos, ayudados por las potentes corrientes de electricidad que sacudían al planeta y lo iban enfriando
paulatinamente, por la fermentación de las calurosas aguas oceánicas, y por los potentes gases que se trasladaban desde la lava marina a la atmósfera, se iban fortaleciendo físicamente estas “pieles de huevo” de los uranianos, hasta que las sombras dieron vida a otras sombras, dividiéndose exactamente en dos partes. Esta división en dos se llevó a cabo recién en las últimas tres vueltas de vida.
11.Si bien estas sombras etéreas no tenían sentidos en la verdadera acepción de la palabra, tenían, sin embargo, una impresionabilidad perceptiva que, en las últimas subrazas uranianas, podían suplantar al oído actual.
12. Evos y evos habían pasado. La Tierra se enfriaba poco a poco, pero a costa de grandes sacudidas, sacudidas tales que desplazaron su eje, trayendo una época glacial.
13. Esta época glacial invadió al planeta paulatinamente; y mientras eso se efectuaba, la cesación de vapores alrededor de la Tierra trajo la luz boreal que haría que se llamara a ese continente “la tierra donde nunca se pone el sol”, y permitiría desarrollar la más soberbia vegetación que se haya conocido. Pero, por último, el hielo, como un blanco sudario todo lo invadió, y transformó a la eterna primavera en un invierno sin fin.
14. Por el hielo, entonces, fue destruido el primer continente o, mejor dicho, fue sepultado -como una reliquia- bajo los hielos.
15. Todas las religiones recordarían a esa primera Raza Raíz como poseedora del Paraíso Terrenal, del Edén perdido; recordarían su exuberante vegetación, sus fantásticas escenas iluminadas por todos los colores del Gran Elemento, en donde la luz, fruto de las energías de la Tierra, rivalizaba con la luz del sol, escondida tras la cortina de tinieblas que rodeaba al aura terrestre.
16. Los Indos le cantarían sus más bellos himnos, llamándola “tierra de la estrella polar”, la divina Zveta-Dvipa, morada de los Chaya.
17. Una ola tórrida y de muerte se había extendido sobre todo el planeta. La Naturaleza había fracasado al pretender ofrecer un cuerpo a sus Divinos Moradores. Todo parecía perdido; pero en la evolución del Cosmos la muerte es vida, la derrota es victoria.
18. He aquí que la Tierra vuelve a normalizar sus movimientos, su calor centrífugo vence a la frialdad de la corteza y vuelve a ablandarse su superficie; y se forman rojos océanos, surcados por trombas gaseosas.
19. La verde azulada luz de Vayu alumbra por doquier y un nuevo continente, verdadero continente humano, morada de los primeros seres de carne y espíritu, ha aparecido. La Naturaleza había fracasado al pretender ofrecer un cuerpo a sus Divinos Moradores.

Capítulo 3: La Raza Hiperbórea
1. Eolo, el dios de los vientos, corría velozmente de un lado al otro de la atmósfera terrestre, limpiándola de todas sus impurezas; y el Sol, con una luminosidad más clara que la que ahora puede observarse, brillaba constantemente.
2. Pero, gracias a este viento, a estas corrientes de aire que no cesaban jamás, la Tierra se iba resecando, la vegetación tomaba un color normal y el nuevo continente Hiperbóreo bien podía llamarse “la tierra donde nunca se pone el sol”.
3. Plakcha -así denominaban los arios a esta sagrada tierra- se encontraba completamente al norte; y Groenlandia, el noroeste de Asia y Spitzberg son restos de la mansión de la segunda Raza Raíz.
4. La mónadas que, rechazando los monstruos uranianos, habían fracasado anteriormente en su deseo de habitar un cuerpo físico, lo intentaron de nuevo.
Con la colaboración de Vayu, el elemento del aire, reunían alrededor de sus cuerpos etéreos numerosísimos átomos físicos, con el deseo de penetrar dentro de esa masa, enseguida que tomara forma.
5. Pero el deseo de experiencia no iba unido al concepto de renuncia de los bienes etéreos; deseaban vivir la vida física sin perder sus atributos espirituales.
6. Derivaba de esto que la Naturaleza no era animada por el espíritu de ellos, en el verdadero sentido de la palabra; por eso fracasaron, una vez más, en la formación del verdadero hombre humano.
7. Se necesitará la fantasía de un Verne, o la clarividencia de un Profeta Ezequiel, para poder describir a estos fantásticos hombres monstruos. Eran inmensas moles, de aspecto humano, doblados sobre sí mismos, con alones que les ayudaban a andar. Más el espíritu no estaba dentro de ellos, sino a su lado.
8. En Ezequiel, cap. 1, v. 20, se lee: “Hacia donde el Espíritu era que anduviese, andaban; hacia donde que el Espíritu anduviese, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el Espíritu de los animales estaba en las ruedas”.
9. Procreaban por brotación; mejor dicho, dejaban residuos vitales, inmensas gotas de sudor que producían en estas fantásticas carreras; inmensas cantidades de gotas de sudor cristalizado y reunido en montones, esperma vital de todo su ser que, incubado a los rayos del Sol, daba nacimiento a otros seres semejantes.
10. Estos asexuados, verdaderos hijos de Júpiter, no tenían más sentidos que aquellos de la sensación vibratoria correspondiente al oído y el tacto, que les era dada por la velocidad.
11. Hacia mediados de esta Raza Raíz, cuando estaba en su apogeo, la Tierra llego a tener una belleza indescriptible.
12. Imagínese un cielo verde claro, inundado por los rayos del sol, que reflejaba sobre una tierra virgen, en donde la vegetación, por mucha exuberancia y vitalidad era de color anaranjado; y las aguas del mar, completamente de esmeralda.
13. Pero esto duró poco. Los inmensos depósitos de gases, anidados y resumidos debajo de la epidermis de la Tierra, empezaron a reventar, dividiendo a este continente unido en grandes islas, y al océano en dos grandes mares: Pasha y Paheshala.
14. Para entonces, la Ruedas Humanas se habían transformado de asexuadas en hermafroditas y ya no era la gota de sudor lo que se depositaba, sino un verdadero huevo.
15. Los espíritus de los futuros hombres ya están reclinados sobre las huecas cabezas de los monstruos; y prontos para penetrar en la cárcel de carne.
16. Empiezan los primeros esfuerzos para doblarse y enderezarse. Kundalini, la diosa de la energía vital, ha tendido ya sus redes y está lista para subir al Monte Meru. Quiere decir que ha trazado sobre el cuerpo de los monstruos la imagen de la espina dorsal y del esqueleto humano, y sólo espera la benéfica lluvia del cielo para condensarlo y endurecerlo.
17. Pero el viento sopla más devastador que nunca. Las corrientes de aire arrasan el continente de los dioses.
18. Los gases subterráneos parten la tierra sin descanso, hasta que desaparece bajo las aguas, por la acción del aire, el continente Hiperbóreo.
Hacia mediados de esta Raza Raíz, cuando estaba en su apogeo, la Tierra llegó a tener una belleza indescriptible.

Capítulo 4: Las Etapas de la Raza Hiperbórea
1. No se conoce, en el desenvolvimiento antropológico de la Raza Hiperbórea, la división exacta de sus subrazas; pero es posible distinguir una serie de estados evolutivos que podrían llamarse “etapas”.
2. Durante la primera etapa aparece en el Continente Verde el gran Pez-Serpiente. Es muy difícil precisar la dimensión de este monstruo con aspiraciones de humanidad; pero antiguos textos lo describen como inmenso y hermoso, a pesar de que su cuerpo era gelatinoso y transparente, pues el reflejo de la luz a través de ese cuerpo producía múltiples y variados colores.
3. No tenía más sentido que el de la percepción; sin embargo, notaba los estados atmosféricos; cuando las corrientes eran insoportables, vivía en las densas aguas del océano de entonces, mientras que cuando los terribles huracanes no eran tan violentos, se arrastraba sobre el semiblando suelo del
continente.
4. Pero en la segunda etapa del desenvolvimiento de esta Raza, los monstruos guiados por sus espíritus, casi no habitaron las aguas, y empezaron la gran labor de la formación del cerebro humano. Sus cabezas se habían abierto como inmensas pantallas, dejando al descubierto el protoplasma del futuro cerebro.
5. En las épocas en que el sol era más fuerte, subían a los promontorios depositando sobre ellos el esperma-sudor de sus cuerpos, para que lo fecundaran los rayos del sol.
6. Estos monstruos no morían, sino que se regeneraban y transformaban por sí solos.
7. Como tenían que lograr el sentido del tacto, se formaron sobre sus cuerpos unas aletas semejantes a las de los peces, las cuales serían las futuras extremidades humanas.
8. Para lograr su nuevo sentido no tuvieron otra labor que la de recorrer grandes extensiones y regresar, retrogradando, sobre su ruta.
9. No dormían en el agua sino en inmensas cuevas y durante muy pocas horas, pues la luz era casi constante sobre el Continente Hiperbóreo.
10. En la tercera etapa las mónadas empezaron a dibujar en aquellos cuerpos las líneas de la espina dorsal y a formar los canales internos, o vasos sanguíneos, que servirían para la circulación de las corrientes de aire, y para la condensación de la materia gelatinosa.
11. Adquirían cada vez más el sentido de la velocidad y formaban una especia de cabeza humana alrededor del hueco donde, como un tesoro, estaba depositado el protoplasma cerebral.
12. He aquí que en la cuarta etapa se tienen los hombres monstruos.
13. Repetidas veces intentan doblarse sobre sí mismos hasta que, de su cuerpo, logran formar una rueda. La aletas que poseían se van transformando en remos que les permitirán correr cada vez más velozmente.
14. También una verdadera matriz se había formado, por ese entonces, en un extremo de su cuerpo; y ya depositaban en ella, por sí mismos, sus gotas de sudor.
15. En la quinta etapa se tiene el perfecto hermafrodita.
16. Los extremos de sus cuerpos se tocan; el rozamiento produce el deseo y la satisfacción. Un pequeño órgano adecuado se constituye, un botón para la matriz. Ya se pueden depositar huevos que, siempre colocados el calor solar, dan hombres monstruos de esta Raza.
17. En la sexta etapa, después del gran movimiento sísmico que partió el Continente, procuran, estos hombres, ponerse de pie, pero fracasan en su intento. Es una guerra a muerte, en la cual millares y millares pierden su vida al querer subir al Monte Meru; al intentar ponerse de pie, se quiebran y mueren.
18. Las mónadas lloraron, por esos días, sobre sus cuerpos; y dice un texto antiguo que clamaban al cielo para que se les dieran moradas adecuadas, para no fracasar en sus intentos de perfección.
19. En la séptima etapa logran su intento.
20. Ya se ha definido el tipo de la raza futura. Si bien el cerebro aún está abierto, ya hay en el rostro dos fosas que preparan la morada de los ojos; y la espina dorsal, con todas sus ramificaciones nerviosas, se va definiendo cada vez más.
21. Las ruedas, apoyadas sobre los troncos de inmensos árboles, pueden quedar de pie. Ya no tienen aletas, sino grandes muñones, que hacen las veces de brazos y piernas.
22. Se estaba en vísperas de la desaparición del Continente Hiperbóreo. Detonaciones terribles, que sacudían entonces a la Tierra, abrieron surcos profundos en la misma y también en las caras de los nuevos hombres hiperbóreos.
23. La percepción etérea es vencida por la percepción eléctrica de la atmósfera, y a través de los dos grandes surcos que se forman en los rostros de los hombres de entonces, se desarrolla el lugar de los futuros oídos de los hombres.
24. Ya no puede dar más esta Raza, ya ha llegado a su apogeo. Las mónadas vislumbran que su misión está por terminar y que pronto podrán habitar sus nuevas moradas.
25. Cuando el Templo ya está edificado, el Espíritu del Señor desciende sobre él. Verdaderamente, los espíritus de las mónadas estaban por descender a habitar los nuevos cuerpos físicos.
26. Debajo de las aguas semilíquidas de los océanos, Pasha y Pahcshala, un nuevo continente está listo para dar morada a los verdaderos hombres. En la quinta etapa se tiene el perfecto hermafrodita.

Capítulo 5: La Raza Lemuriana
1. Sepultada bajo las aguas del Océano Pacífico se mantiene intacta la tierra que un día fue gran parte del Continente Lemuriano.
2. Para mayor facilidad del estudiante se aplica el nombre “Lemuria” al continente de la tercera Raza Raíz, porque así fue designado por el geólogo Sclater; pero los antiguos textos esotéricos lo llaman Zalmali Patala.
3. Los monstruos hiperbóreos, si bien habían sido destruidos por los vendavales y tragados por las corrientes oceánicas, no habían perecido en su totalidad. Un grupo selecto había sido salvado de la destrucción para implantar, en el nuevo continente, la Raza de los hombres conquistadores de la mente.
4. Como una leyenda o sueño, ya se habían esfumado los días de sol y perenne primavera. Las fuerzas y los centros fueguinos de la Tierra habían empezado su era gloriosa de ebullición.
5. Las aguas oceánicas, constituidas por agua mezclada con innumerables elementos químicos, hervían prodigiosamente para desplazar a los elementos químicos, en beneficio de los dos elementos únicos que constituyen el agua actual.
6. Una densa y pesada atmósfera, cargada de vapores, se había levantado alrededor de la Tierra; y si bien había luz solar sobre el planeta, los rayos del Sol llegaban filtrados a través de espesas capas de nubes.
7. Los monstruos, paulatinamente, se transformaban en hombres, hombres gigantescos de pesados movimientos, que pasaban parte de su vida echados en el suelo, pugnando por ponerse de pie. Hombres que, como no poseían la flexión de las rodillas, cuando estaban de pie tenían que recostarse en los árboles; y cuando empezaron a caminar, no pudieron hacerlo sin la ayuda de pesados bastones.
8. El paso de los hombres lemurianos está espléndidamente marcado por la sinfonía de Wagner, en su “Oro del Rin”, cuando los gigantes suben a reclamar a los Dioses el precio de la edificación del Walhala.
9. El progreso hacia la conquista era lento y penoso. La piel amarilla y luminosa que los lemures heredaron de los hiperbóreos se iba apagando cada vez más, mientras que el cuerpo se iba condensando y la piel se volvía intensamente roja.
10. Hacia mediados de la Raza, los lemures dejaron de procrear por el huevo, se efectuó la separación de los sexos y las mónadas penetraron en el cuerpo de los lemures, dándoles el don de la mente.
11. Mas las mónadas no moraban constantemente en estos cuerpos físicos, sino que entraban y salían a voluntad. Cuando salían de sus cuerpos trabajaban por medio de las glándulas hipófisis y epífisis, o tercer ojo; cuando estaban dentro de ellos, utilizaban los ojos físicos, que empezaban a vislumbrar las sombras y figuras circundantes.
12. También, su forma craneana dejaba la mollera completamente abierta, dando a estos hombres, en lo físico, un aspecto característico tal que bien podrían llamarse “hombres sin cabeza”.
13. La separación de los sexos trajo la grandeza y, al mismo tiempo, la ruina y destrucción de esta Raza.
14. El fuego interno de la Tierra la hacia crujir y explotar por todas partes. Cada montaña era un volcán que continuamente arrojaba fuego y lava. Los tipos más adelantados empezaron a experimentar el placer carnal y se juntaron con los tipos más atrasados, que aún no habían sido dotados de mente. Esto trajo terrible degeneración.
15. De la unión de los tipos con mente con los sin mente, nacieron los monstruos antecesores de las especies animales vertebradas, como ser los ictiosaurios, plesiosaurios y dinosaurios.
16. Se produjo la maldición de la Raza, acarreando su destrucción y muerte.
17. Inmensos cataclismos y sismos destruían paulatinamente a Lemuria.
18. Los tres grandes océanos iban invadiendo las tres partes del Continente Lemuriano: Zampa, Zampata y Zalmali Patala.
19. Sin embargo, esta Raza había logrado grandes victorias: la separación de los sexos, la conquista de la mente, la formación de un cuerpo apto para servir de morada adecuada a los espíritus, y el perfeccionamiento de la espina dorsal.
20. Fue en la última subraza de los lemures cuando Kundalini subió perfectamente desde la base de la espina dorsal al cerebro. Y fue esta subraza la que venció definitivamente a las razas sin mente o animales, y estableció entre el reino animal y el hominal la barrera infranqueable, dándole al hombre el verdadero derecho a la Humanidad.
La separación de los dos sexos trajo la grandeza y, al mismo tiempo, la ruina y destrucción de esta raza.

Capítulo 6: Las Tres Primeras Subrazas Lemurianas
1. Durante la formación del continente lemuriano se desenvolvió la primera subraza, llamada Za, la cual en todo era parecida a la última Subraza hiperbórea.
2. Estos seres estaban casi siempre echados y se reproducían por la deposición de huevos.
3. La estabilización de los vasos sanguíneos y el calor tórrido influyeron para que la carne se condensase, y la piel se volviera opaca.
4. Habitaban, hace unos 6.000.000 de años, el inmenso continente que los antiguos textos denominan Zalmali que cubría toda Australia, el centro del actual Océano Pacífico y se extendía hasta parte del África, el Asia meridional y la América del Sud.
5. Era un territorio extremadamente monótono, de muy escasa vegetación; y sólo más adelante se desarrollaría la gigantesca flora lemuriana.
6. A veces no se distinguía la tierra del mar, porque la tierra era un inmenso mar de lodo, que hervía continuamente.
7. Las montañas no eran tales, sino unas protuberancias que los gases volcánicos formaban desde abajo hacia arriba.
8. Un continuo vapor viscoso subía de esa masa de tierra y agua, formando una atmósfera perenne de nebulosidad y pesadez.
9. Por el calor y por las esencias vitales depositadas en las profundidades del mar, se formaron los insectos más variados y múltiples; desde monstruosas amebas hasta estrellas de mar, desde los más pequeños moluscos hasta los más grandes, también se fueron gestando durante la primera subraza lemuriana.
10. Pero lo más característico era la composición del barro, que nada se parecía al lodo actual, porque era tierra mezclada con hierro, el cual se volvía alternativamente caliente y frío, por la acción de determinados elementos químicos que ciertos gases depositaban en él.
11. En la segunda subraza empieza a desarrollarse la gigantesca flora; inmensas capas verdes, que paulatinamente se transformaban en helechos y, sobretodo, en una planta característica de la cual los lemures sacaban los bastones que les servían para mantenerse parados y que se endurecía, no por sus elementos internos sino por el calor terrestre. Esto se realizaba de una manera peculiar: bajo la capa externa de la corteza terrestre existían ciertos yacimientos líquidos de forma esferoidal; las raíces de estas plantas llegaban a ellos, quedando, por así decir, en remojo.
12. Este árbol tenía un lejano parecido con el actual eucalipto, pero era inmensamente más grande y sus hojas tenían un perfume más penetrante que el de la flor de la magnolia.
13. Mientras adelantaba la segunda subraza, llamada Za-Ha, se produjeron los primeros sismos continentales que dividirían a la Lemuria en dos grandes partes, además de las islas e islotes.
14. Las mónadas clamaban a sus cuerpos para que se levantaran, para que se pusieran de pie; en una palabra, luchaban para que perfeccionaran el sistema cerebro-espinal. La espina dorsal era ya perfecta y dura; todas las redes nerviosas estaban tendidas. No faltaba sino que la masa encefálica recibiera el contacto de las mentes de las mónadas humanas, para que el maravilloso organismo funcionase. Los primeros esfuerzos fueron vanos. El hombre no podía estar de pie mientras no retuviera el huevo de la gestación en sí; pero lograron apoyarse sobre los árboles que, podría decirse, eran las casas de los lemures.
15. Dos puntos opacos en sus huecas caras denotaban la lucha de los hijos de la mente para que, una vez preparada su morada, tuviera la mente un órgano de visión hacia lo exterior. Las continuas sacudidas, los truenos, los relámpagos, las erupciones volcánicas y los potentes meteoros luminosos que se levantaban del lodo terrestre, favorecían el desarrollo de la vista.
16. Durante la tercera subraza, después de nuevos movimientos sísmicos, los Zami se apoyaron definitivamente contra los árboles, y ya no expulsaban el huevo; aún siendo bisexuales, algunos de ellos perfeccionaron la parte femenina y pudieron retener el huevo hasta la expulsión del feto.
17. Es en esta subraza donde se puede ver bien definido al hombre lemuriano.
18. Esta Raza, que tantos cambios y metamorfosis sufrió, fue aquella que tuvo la dicha de transformarse de animal en humana.
19. Imagine el estudiante un hombre de 2.80 metros de estatura, pero mal proporcionado. Un cuerpo inmenso sostenido por piernas relativamente cortas, con inmensos pies semirredondos, planos y de cortos dedos.
20. Una raza ahora completamente desaparecida, descendiente de los lemures, los patagones de América, descriptos por los compañeros de Magallanes, era un resto típico de la antigua Lemuria.
21. Los brazos de los Zami eran muy largos, llegaban casi hasta los pies; y les eran indispensables para mantenerse erguidos.
22. La cabeza era muy pequeña en relación a las grandes mandíbulas, las amplias orejas y la ancha y achatada nariz.
23. Los ojos no eran más que dos puntos muertos, en preparación de futuro desarrollo. La frente era de un dedo de alto y el cráneo estaba completamente abierto. Tiras de piel recubierta de vello lo defendían, sin ocultarlo.
24. La piel, que como se ha dicho, se había vuelto compacta y dura por la acción dominante de la circulación de la sangre y por el calor tórrido de la atmósfera, era especialmente al nacer, roja como la de un camarón hervido; después, por la acción del tiempo y de la suciedad se volvía negruzca.
Imagine el estudiante un hombre de 2.80 metros de estatura, pero mal proporcionado.

Capítulo 7: Cuarta y Quinta Subrazas Lemurianas
1. Para el ciclo de ángeles hechos hombres había sonado la hora solemne. Los estremecimientos cada vez más convulsivos del planeta y la luz solar que filtraba a través de las espesas cortinas de nubes, reflejaban como una gran aurora polar sobre la rojiza tierra, indicando que algún hecho extraordinario estaba por acaecer.
2. El fuego en las entrañas de la tierra rugía espantosamente, buscando por todas partes salidas y purificaba todo, como oro en un crisol.
3. Por encima de la obscura atmósfera terrestre, el hermoso Venus se había enfrentado con Marte, el poderoso y, espejándose los dos astros recíprocamente en sus luces, las volcaban sobre la Tierra, beneficiándola con su conjunción.
4. Millares y millares de seres pertenecientes a la Hueste de la Humanidad han salido de sus éxtasis para mirar el gran acontecimiento.
5. Las mónadas que evolucionaron en la Ronda Lunar y que han luchado a través de tantas centurias para construirse una casa física, ya la tienen terminada y pueden penetrar en ella.
6. Lentamente los monstruos rojos hechos hombres, los hombres de la cuarta subraza Za-Mo abandonan sus árboles y se adelantan, tambaleantes, sostenidos por sus gruesos bastones, por los pantanos de Moo; y si bien las mónadas pueden entrar y salir a voluntad de sus nuevas moradas, son retenidas en ellas cada vez por más tiempo.
7. Una vez más, en donde creyeron ellos encontrar la copa llena del licor de muerte y materialidad, que tanto habían temido, encontraron la copa llena del bálsamo del olvido y del amor.
8. Kundalini, la diosa de la fuerza vital, les ha dado el don de manifestar sus fuerzas internas hacia lo externo; pero exige en pago la moneda del sufrimiento, del placer y de la muerte. Por eso, paulatinamente, se van separando los sexos, y con ello, una fiebre de placer y de sensualidad estremece las carnes de los noveles hombres.
9. Olvidan, poco a poco, las moradas divinas y los poderes intuitivos que antes poseían a discreción, para desear únicamente el placer de la carne.
10. Es una fiebre de acoplamiento lo que les invade; y el nuevo placer trae consigo el nuevo fruto: la procreación, por el concurso de dos seres de sexo opuesto.
11. Pero las mónadas no han entrado en todos los cuerpos lemurianos; únicamente han elegido los más aptos. Los no aptos, abandonados a su suerte, decrecen en comprensión y aspecto físico, rápidamente.
12. Durante la quinta subraza, llamada Za-Moo, ya hay una extraordinaria diferencia entre el lemuriano con mente y el sin mente. Los Maestros, guías de la humanidad, instruyen a los lemurianos durante sus sueños.
13. Únicamente tenían derecho a procrear con hembras con mente: “Si comiéreis el fruto del árbol prohibido, si os acopláreis con las hembras de las razas degeneradas, moriréis, perderéis el fruto de vuestra raza, pues seréis padres de monstruos y no de seres humanos”.
14. Pero las hembras sin mente tentaron a los lemures mientras las mujeres de éstos gestaban; la maldición se pronunció sobre ellos y las mónadas que esperaban su turno para morar entre los hombres, rehusaron tomar esas moradas semihumanas.
15. De esa unión maldita, de hombres con mente y mujeres sin mente, nacieron los inmensos monstruos lemurianos: el plesiosaurio, o serpiente marina; el ictiosaurio y el dinosaurio, inmenso monstruo volador, el más manso, que más adelante serviría de cabalgadura a los lemurianos.
16. Aquí nace la escala zoológica que llega hasta el día de hoy.
Aquí nace la escala zoológica que llega hasta el día de hoy.

Capítulo 8: Sexta y Séptima Subrazas Lemurianas
1. La sexta subraza lemuriana, que se llamó Mo-Za-Moo, se inició con la terrible lucha entre los hombres y los monstruos. Estos últimos dominaban en la parte occidental del continente y, arrastrándose, volando o nadando, invadían periódicamente el continente central, destruyendo a millares de lemures.
2. El temor a las invasiones de los monstruos vigorizó más el sistema nervioso lemuriano, y los terribles choques producidos en el organismo por el temor, sistematizaron definitivamente la circulación de la sangre, cerrando para siempre el agujero de Botal, lo que hasta entonces no había podido lograr la naturaleza humana, y que desde la Raza Hiperbórea se esforzaba por normalizar.
3. Los ojos empezaron a vislumbrar luces y figuras, lo que contribuyó a la unión entre los lemures para la común defensa. Sin embargo, nada hubieran podido solos en contra de los monstruos; pero altas entidades espirituales encarnaron entre ellos, para servirles de guía y llevarlos a la victoria.
4. La defensa y agresión a los monstruos se efectuó así:
5. Sobre un amplio frente se alineaba una fila de machos; tras de ésta una de hembras; luego otra de machos, otra de hembras, y así sucesivamente. Los hombres iban armados de sus pesados bastones, y las mujeres llevaban sobre las espaldas un saco de fibra vegetal, en el que llevaban los niños y los frutos alimenticios.
6. Guiados por los Divinos Instructores se ponían en marcha. A medida que avanzaban, el cadencioso movimiento de su pesado andar producía una vibración que espantaba y desorientaba a los monstruos, abriendo delante de la vanguardia, inmensas grietas en la tierra, en las cuales se hundían los monstruos, también semiciegos. Los que lograban franquear la trinchera eran ultimados a golpes de bastón.
7. Año tras año efectuaron los lemures estas marchas, hasta que lograron una definitiva victoria sobre los monstruos; y los únicos que quedaron fueron los más degenerados o tipos de bestia.
8. En el extremo occidental se formó una inmensa isla rodeada por un gran abismo, llamada Tierra Sagrada o Moo-Za-Moo, en la cual se estableció el tipo de lemuriano más selecto. Esta sería la cuna de la más aventajada de las subrazas, la cual daría su nombre a la tierra.
9. La séptima subraza, Moo-Za-Moo, vio a los hombres lemurianos, ya dueños de su mente instintiva, con un sistema nervioso bien equilibrado, con una perfecta circulación de la sangre, hacer grandes progresos dentro de sus nuevas vidas experimentales.
10. Los movimientos sísmicos ocurridos en esos últimos tiempos, habían trasladado y concentrado la vida lemuriana hacia el occidente; si bien había otras islas de mucha importancia, a las cuales emigraron los lémures estableciendo progresistas colonias.
11. El agua oceánica, si bien efervescente y en continua ebullición, tenía la misma composición química que la actual, y se repartía en tres grandes océanos.
12. En las mencionadas islas, y especialmente en la Isla Sagrada de Moo-Za-Moo, fue donde se levantaron las grandes ciudades de granito, especie de grandes bóvedas dominadas por monolitos.
13. Estos monolitos, al principio, antes de transformarse en dioses como sucedió durante la cuarta subraza atlante, eran relojes; los lemures ponían una inmensa piedra facetada, que se mantenía en equilibrio sobre la punta del monolito y marcaba con sus oscilaciones y movimientos, los cambios de hora, los movimientos atmosféricos y las erupciones de los volcanes; estas constituían el gran peligro de las ciudades lemures.
14. La mujer lemuriana vivía en los grandes establecimiento (bóvedas de granito), cuidando a los niños de la colectividad y preparando el alimento.
15. Los lemurianos eran absolutamente vegetarianos: de las piñas de los inmensos árboles extraían la parte harinosa substancial y la batían en morteros formando grandes tortas, que cocinaban a los rayos del sol que filtraban por entre las nubes.
16. Había una hora del día en que aparecía el sol, y esa hora era esperada para el cocimiento de los alimentos, para la limpieza personal y para la comunicación intuitiva con el mundo espiritual de donde venían. Podría llamarse la hora del alimento material y del alimento espiritual.
17. Las calles y los tejados de sus grandes bóvedas estaban cubiertos de un barro especial, el barro de los pantanos de la tierra de Moo, que tantos elementos químicos contenía; mezclado con agua y puesto al sol se endurecía extraordinariamente, tomando un color amarillento, de oricalco. De este material estaban hechas las calles, las veredas y los tejados de las ciudades lemurianas.
18. En el centro de la isla tenían una inmensa rueda de granito que, como molino a viento, se movía rítmicamente; estaba untada con una substancia química que podría llamarse radioactiva; podía, de noche, alumbrar la isla sin otra iluminación.
19. El hombre lemuriano se dedicaba a la caza, armado de su poderoso bastón y acompañado de su alado dinosaurio. Recorría grandes distancias guiado por su secreto sentido de orientación, matando a los animales salvajes y dañinos y amansando a los dinosaurios. Mas no comía su carne; se limitaba a sacarles los cueros que, luego de inflados, servían de adorno para sus ciudades.
20. Se dedicaban también a la escultura; pero los que esto hacían eran considerados como seres privilegiados, sacerdotales. Estos son los autores de los monolitos y de las estatuas de las cuales queda una imagen, como reliquia, en la isla de Pascua.
21. A comienzos de la Raza, los lemurianos creaban sus moradas físicas por el resultado de la conciencia en sí, operando sobre la voluntad fenomenal; pero en las postrimerías, engendraban normalmente, por la voluntad masculina, operando sobre la conciencia femenina.
22. Pero, día tras día, año tras año, generación tras generación, los volcanes ululaban, vomitando lava; lava lenta, continua, implacable, que poco a poco devastaba y destruía todo el continente lemuriano. Hasta que las misericordiosas aguas lo cubrieron, apagando el fuego.
Estos son los autores de los monolitos y de las estatuas de las cuales queda una imagen, como reliquia, en la Isla de Pascua.

Capítulo 9: La Época Glacial Miocena
1. Después de la destrucción de Lemuria las aguas de los océanos
dominaron casi enteramente el globo, pues el nuevo continente, que daría albergue a la Raza Atlante, surgía lentamente de los mares, dando la impresión de inmensos lagos; era destino de esta nueva tierra gestar bajo los hielos.
2. Fue entonces que la gran rarificacion atmosférica produjo sobre el globo una época glacial. Un inmenso cinturón de hielo rodeaba a toda la Atlántida, dando la impresión que la vida había desaparecido por completo sobre el mundo.
3. Mucho después de esto, hace 850.000 años, durante la subraza de los toltecas atlantes, hubo otra época glacial, pero de menor intensidad.
4. Sin embargo, durante la primera de las épocas glaciales mencionadas, permaneció intacta parte de la isla de Moo-Za-Moo, protegida por inmensas montañas de nieve que la defendían de huracanes y tempestades.
5. Ya no era esa isla floreciente y hermosa, último baluarte de la antigua Raza Lemuriana, sino se componía de grandes rocas y cuevas, donde vivían los conservadores del género humano, los hijos de la Yoga, o voluntad.
6. El cuarto y último, ocurrió hace 87.000 años, hundió por completo al continente, dejando como último resto una meseta sobre una montaña de Ruta, llamada isla de Poseidonis y que fue descrita por Platón, en el Timeo.
7. El atlante era ya un hombre perfecto.
8. Si bien caminaba erguido, por lo mismo daba la impresión de hacerlo inclinado hacia adelante; su tez era de color rojo obscuro.
9. Estos seres no conocieron religión humana, ni fálica, sino adoraban a Dios en Espíritu y Verdad; o eran grandes químicos y conocedores de los poderes terrestres, llamados magoons, de los cuales descenderían los magos negros.
10. Su vida diaria se dividía en dos etapas: durante el día vida material y durante la noche vida espiritual; en el sueño se desprendían rápidamente de las envolturas físicas y penetraban en el mundo astral, para escuchar la voz y las enseñanzas de los Grandes Maestros.
11. Pero paulatinamente fueron perdiendo este don, pues su misión era la de adentrarse en el conocimiento de la materia.
12. De este tipo fueron las tres primeras subrazas: Rmoahalls, Tlavatli y Tolteca.
13. La cuarta subraza, Turania, aún más humana, fue de color amarillo.
14. A ésta siguieron la Semita, y la Akadia, de tez blanca; de éstas surgiría la quinta Raza Raíz, la Aria.
15. La séptima subraza, Mongola, fue de color amarillo y semillero de degeneración y decadencia.
16. Si bien en los primeros tiempos los atlantes, por medio de su tercer ojo o glándula pineal desarrollada, pudieron ver el poder de Dios frente a frente, paulatinamente fueron perdiendo estos dones espirituales.
17. Estos Hijos de Dios fueron precipitados en lo más profundo de la materia, transformándose en hijos de Satán.
18. El elemento Apas, que tuvo un papel preponderante durante el desenvolvimiento de esta Raza, aportó a la humanidad el don de una perfecta porosidad de la piel, haciendo su cuerpo físico apto para soportar la lucha con todos los elementos y temperaturas, y disponiendo para la conquista, durante la quinta Raza, de la Tierra y de la vida por sus propios medios; y para conquistar a la hermosa diosa Prithivi, que esperaba dormida, a su Dios redentor.
El atlante era ya un hombre perfecto.

Capítulo 10: La Raza Atlante
1. Durante la época atlante hubieron dos grandes períodos glaciales; a éstos siguieron otros menores, que duraban un año saturniano (30 años). Esto era una reacción lógica a períodos de gran calor terrestre.
2. Tejas, el elemento del fuego, dominaba sobre la Tierra con grandes calores e intensos fríos; y hacía sentir su influencia en el cuerpo humano, haciendo subir la llama de Kundalini desde el Chakra fundamental al cerebro.
3. El continente atlante se extendía desde Islandia hasta el Brasil, y desde Texas y Labrador hasta el África. Pero continuos deshielos, en los períodos de intensos calores, provocaban diluvio tras diluvio, inundación tras inundación. La influencia de Tejas sobre la Tierra trajo la de Apas, el elemento del agua.
4. Durante la época atlante hubieron cuatro grandes diluvios:
5. El primero se produjo en época no precisada.
6. El segundo ocurrió hace 850.000 años y provocó el hundimiento de toda la parte septentrional de Atlántida.
7. El tercer diluvio se produjo hace 220.000 años y dividió la Atlántida en dos continentes, llamados Ruta y Diatya.
8. Esperaban allí, cual Noés, generación tras generación, que pasara el diluvio de hielo para poder emprender viaje hacia las nuevas tierras prometidas.
9. Al finalizar esta época glacial, Saturno, el obscuro planeta del
sufrimiento, estuvo en conjunción con la Luna, la pálida madre de la Tierra, como símbolo de la nueva Raza que estaba por venir; los componentes de ésta serían llamados hijos de Dios e hijos de Satán, los hombres que de blancos se volvieron negros, por el pecado.
10. Cuando empezó el deshielo, promovido por las calorías que del centro de la Tierra subían a su superficie, después de grandes inundaciones, los restos de la última subraza lemuriana, que en ese lapso de tiempo se habían modificado extraordinariamente, se desparramaron sobre cuatro puntos principales del globo, guiados por los Grandes Iniciados de la Raza, para fundar, en cuatro lugares distintos de la tierra atlante, la nueva Raza.
11. El calor, que aumentaba cada vez más, iba secando lentamente las tierras del nuevo continente, envolviendo todo el panorama con espesas nubes y densas nieblas.
12. La vegetación despertó de su sueño y la simiente, que había dormido bajo los hielos, volvió a la vida.
13. Toda la tierra vibró con una emoción nueva, disponiéndose a servir al nuevo hombre, al hombre gigante, al hombre de tres ojos.

Capítulo 11: Los Rmoahalls
1. Los lemures, si bien vivían intuitivamente y semiapartados de sus cuerpos físicos, tenían una vida material puramente instintiva.
2. El cerebro humano era una masa divina puesta a disposición del hombre, sobre la cual debía ir grabando poco a poco. Los hilos del instinto los había trazado ya; al hombre atlante le correspondía delinear la periferia del cerebro racional.
3. Los seres de la primera subraza atlante, los rmoahalls, casi no tenían razón, dirigiéndose casi exclusivamente por el instinto. Eran hombres hercúleos, de buen talle, de frente huidiza, de tez color rojo obscuro.
4. Se procreaban en gran número y su crecimiento era muy rápido.
5. Moraban en las grandes islas atlantes en las cuales, después de un período glacial, reinaba un calor muy intenso.
6. Ya no vivían en las rocas, como los lemures, sino en los troncos de gigantescos árboles o bajo techumbres, que ellos mismos construían, rodeados de empalizadas.
7. Como aún no dominaban el lenguaje, emitían sonidos guturales que influían sobre sus subconciencias, despertando los diversos instintos. El grito “rrr-mo-hal”, que simbolizaba la idea de “muerte a los habitantes de Moo”, exaltaba su ardor guerrero, empujándolos a la lucha. Combatían frenéticamente, hasta la destrucción; pero pasado el furor, perdían el recuerdo de lo sucedido, volviendo a su estado habitual.
8. El agua era su elemento; en ella pasaban muchas horas del día. Eran excelentes nadadores y por la retención del aliento desarrollaban la porosidad de la piel.
9. Desarrollaron también la vejiga y los órganos genitales. Los elementos constitutivos de la orina eran más rápidamente eliminados de la sangre y filtraban por los riñones, logrando así mayor perfección física.
10. Dedicaban sus días enteramente a la caza. Gustaban dominar a los monstruos que pululaban en sus comarcas; y si bien no comían la carne de los animales, bebían su sangre, aún caliente.
11. La base de su alimentación la constituía la carne de pescado y como tenían poco desarrollado el olfato, dejaban que se descompusiese antes de
 omerla. Comían también, con agrado, sus propios excrementos; los de los niños se daban a los enfermos, como remedio.
12. La calurosa, cerrada y densa atmósfera, descargaba continuas tormentas, que podrían llamarse tormentas silenciosas, porque la electricidad, en globos de fuego, saltaba o resbalaba por las pendientes de las montañas, hasta quebrarse en el agua. Amaban observar esos inmensos globos eléctricos; y notaron que podían, observándolos, atraerlos o rechazarlos. De aquí nació esa ciencia atlante, que dominó a los fenómenos naturales característicos de su tiempo y les sirvió para fundar las terribles escuelas de magia negra, que traerían su destrucción.
13. Para entonces, había embellecido notablemente el paisaje atlante y se había dilatado su horizonte; inmensas cordilleras, altas montañas, lagos y más lagos, infinidad de ríos y torrentes, todos de color rojo opaco por efecto del calor de los rayos infrarrojos, que eran predominantes por las densas nubes que cubrían todo el continente.
14. El gran calor de la tierra hacia surgir un agua mucho más pura y cristalina que la actual. Ella constituía, casi exclusivamente, la terapéutica de los rmoahalls.
15. Durante el sueño, que duraba diez, doce y aún catorce horas, vagaban por los planos astrales con toda facilidad, reuniéndose con los Guías de su Raza y recibiendo sus instrucciones.
16. Lo notable en estos atlantes era el hecho de que no tenían en absoluto temor a la muerte; en realidad, no tenían idea de lo que era porque, el pasar de una encarnación a otra no era, para ellos, sino un sueño más prolongado que el habitual.
17. Los seres de esta subraza mascaban, casi de continuo, la hoja de un árbol ahora desconocido, llamado Somihshal, la que les daba un vigor extraordinario. Cuando dejaban de tomarla dormían casi continuamente.
18. Esta subraza había crecido desmesuradamente para ser estable, y como era el fundamento de la Raza Atlante lo que le daba su característica, tenía que desaparecer totalmente al primer empuje de otras razas más jóvenes, que ya iban apareciendo en el norte del continente: los tlavatlis.
Les sirvió para fundar las terribles escuelas de magia negra, que traerían su destrucción.

Capítulo 12: Los Tlavatlis y los Toltecas
1. Entre las ásperas y desoladas cordilleras atlantes surgía una raza poderosa.
2. Sometidos al rigor de un invierno saturniano, faltos de todo, teniendo que luchar en contra de los elementales y en contra de los monstruos antediluvianos, los tlavatlis crecieron en fuerza, tenacidad, agilidad y resistencia.
3. Como un sueño irrealizable se extendían ante ellos las llanuras, llenas de bosques, de ríos, de pantanos y de hombres a quienes deseaban subyugar; y este deseo, transmitido de una generación a otra, haciéndose ancestral, desarrolló la memoria en ciernes de los atlantes.
4. Después de un riguroso invierno, cuando el calor volvió a llenar la atmósfera de humo, vapores y nieblas terrestres, los fuertes tlavatlis descendieron repetidas veces al llano, exterminando completamente en unos trescientos años, a los rmoahalls, apoderándose de sus tierras y de sus moradas.
5. Sin embargo, la memoria de los tlavatlis no era perfecta; mezclaban el recuerdo de la vida actual con el de las pasadas, confundiéndolos, de tal manera que no podían precisar cual era la realidad de su vida presente, y cual la de las pasadas.
6. El don divino y sagrado de olvidar todo el pasado para poder dedicarse al día de una sola vida, estaba reservado a los arios.
7. Con todo, esta confusa memoria conservó, en cierto modo, el recuerdo de los hechos valerosos y heroicos de los antecesores, y fue motivo de una especie de culto a los antepasados.
8. También, la memoria trajo al hombre la conciencia de lo que él valía y de cómo distinguirse de los demás, llenándolo de una inmensa ambición que frenéticamente lo impulsaba a la conquista. Por eso tuvieron los tlavatlis costumbres guerreras, jefes en los combates y guías en los hábitos de familia.
9. Al contrario de la primera subraza atlante, que desapareció con rapidez,
 a de los tlavatlis conservó sus descendientes hasta el final de la Raza Raíz; y si bien fue sucesivamente vencida por los nuevos atlantes y se fue transformando y ennegreciendo cada vez más su rojiza piel, mantuvo su dominio por infinidad de centurias, en las montañas del noroeste de Atlántida.
10. En el centro de Atlántida, una nueva subraza atlante florecía paulatinamente: los toltecas.
11. Eran hombres de alta estatura, elegante talla, formas armónicas; la piel se les iba aclarando, tenía un lindo color bronce dorado.
12. Dueños ya de la memoria, recordaban también sus vidas pasadas.
13. Conocedores intuitivos de los poderes de la Naturaleza y clarividentes por herencia, los toltecas fundaron las naciones más poderosos y duraderas que viera la Tierra.
14. Fueron los primeros en practicar la adoración y el Culto Divino en forma regular y metódica.
15. Substituyeron las cuevas y empalizadas de madera de sus antepasados, por hermosos edificios coronados de capiteles y sostenidos por infinidad de columnas. Edificaban con oricalco, que era una mezcla de oro, bronce y un polvillo volcánico, hoy completamente desconocido; con esta mezcla hacían una especie de grandes bloques radiantes.
16. El Templo estaba edificado en la ciudad máxima y tenía una altura asombrosa, dominado por una cúpula que representaba el disco solar, que hizo merecer a la capital tolteca el título de “Ciudad de las Puertas de Oro”.
17. En el centro del Templo se hallaba la columna sobre la cual estaban esculpidas las leyes del Guía Espiritual de ellos, con una escritura simbólica formada de imágenes, figuras y gráficos.
18. El rey no era heredero de determinada corriente de sangre, sino heredero espiritual del rey fenecido.
19. De entre todos los aspirantes al Sacerdocio Iniciático, el más sabio era elegido para asistir al rey y aprender de él las enseñanzas que le harían apto para el gobierno. Si demostraba no serlo, era devuelto enseguida al Colegio Sacerdotal y otro ocupaba su puesto.
20. Los toltecas no tenían sino Leyes Divinas, pues las leyes sociales eran dictadas, sólo en determinadas ocasiones, por los Reyes Iniciados. Cuando éstos juzgaban, ordenaban o dictaban leyes, lo hacían después de una noche pasada en el Templo, entregados al sueño místico.
21. Con el tiempo, se fue debilitando su poder clarividente y entonces, para entrar en ese estado místico, bebían determinado brebaje, que les ponía en las condiciones nerviosas adecuadas para la clarividencia.
22. Entre las diversas naciones toltecas nunca había guerras, porque los reyes estaban confederados entre sí; pero combatían continuamente para defenderse de las hordas salvajes de la montañas. Para la lucha no empleaban hombres sino explosivos, que lanzaban con poderosas máquinas a larga distancia.
23. Lo más notable de este pueblo era su método de irrigación. Juntaban agua en un hueco de la montaña formando un inmenso lago sobre la ciudad; y por un método inexplicable esta agua descendía de la montaña por tres canales, de tal manera que nunca se producía una inundación; estos canales rodeaban a la ciudad, sirviéndole de adorno y defensa. Por otro camino, las aguas se reintegraban al lago para su purificación, absorbidas por cañerías de aspiración secretas.
24. Los toltecas fueron grandes mecánicos; tenían naves y aeronaves, inmensas embarcaciones que surcaban al mar y los aires.
25. Todo este progreso fue lento; pero sus frutos desaparecieron después casi por completo, no por guerras o por destrucción, sino por el período glacial que sobrevino.
Dueños de la memoria, recordaban también sus vidas pasadas.

Capítulo 13: Cuarta y Quinta Subrazas Atlantes
1. Como un enemigo mortal, hace 850.000 años un cinturón de hielo rodeaba la tierra, destruyendo todo vestigio de vida.
2. La grandeza de los Toltecas, la Ciudad de las Puertas de Oro, los recuerdos de una soberbia civilización, habían sido arrastrados por las aguas a las profundidades de los océanos, o sepultados bajo capas de nieve. Los pocos grupos humanos que pudieron sobrevivir a tan espantoso cataclismo, emigraron.
3. En la región que actualmente abarca desde Perú hasta Méjico, altísimas montañas habían formado como un oasis, donde pudieron subsistir algunos pequeños grupos humanos, progenitores de la subraza Turania. Otros habían emigrado hacia el nordeste.
4. Mientras el calor terrestre iba retornando desde el centro hacia la superficie, volviéndose a una seminormalidad, en esas enormes montañas, en esas grandiosas estepas de nieve, se iba formando un pueblo fuerte y fiero, que tenía que luchar para subsistir y que poseía instintos feroces: la cuarta Subraza atlante de los turanios.
5. Fue el pueblo que implantó la guerra propiamente dicha.
6. Guerreaba contra los pequeños grupos de toltecas sobrevivientes, refugiados en este oasis; guerreaban entre sí, hostigándose continuamente.
7. Se multiplicaron a millones y se expandieron poco a poco por todo el continente, engrandeciéndose, dominando e implantando la ley del más fuerte.
8. La vanidad y la sed de conquista obscurecieron su clara visión astral, que habían heredado de los toltecas, y únicamente desearon la visión onírica, para vislumbrar el lugar donde acechaba el enemigo, para mejor destruirlo.
9. Fueron los padres de la magia negra y fortalecieron de tal modo su maligna voluntad, que poseían aparatos eléctricos de gran potencial, que mataban a gran distancia.
10. Eran de tez obscura, de alta estatura y fierísimo aspecto; caminaban pesadamente, a brincos, por el hábito de escalar montañas. Tenían brazos desmesurados, que a veces llegaban más abajo de las rodillas y que les servían de armas cuando éstas les faltaban.
11. Guerreaban con los nacientes semitas y, si bien eventualmente fueron vencidos por éstos, nunca fueron destruidos sino que permanecieron entre sus vencedores como una raza aparte, llamada Raza Negra.
12. Los toltecas que, al producirse el diluvio, habían emigrado hacia la tierra templada, a una latitud de 50 a 60 grados Norte, fueron origen de los semitas, mientras iba terminando el período mioceno. En la tierra atlante de Kalpashal, actualmente Irlanda, Escocia, Inglaterra y Canal de la Mancha, iba naciendo una raza distinta en sus principales características a la Raza Madre. La raza de los semitas atlantes, si bien de gran estatura, era más pequeña en comparación con otras razas.
13. Por muchísimos siglos esta raza permaneció en estado semisalvaje, guerreando entre sí.
14. Como de este tipo de atlantes, de tez pálida y con tendencia a caminar de manera distinta, tenían que descender futuros arios, la permanencia de esta subraza sobre el continente fue la más duradera, pues fueron vencidos  definitivamente por los akadios recién hace 150.000 años.
15. Mientras la civilización de los semitas atlantes tenia larga infancia, los turanios llegaron al apogeo de su civilización guerrera. Hasta que los semitas no aprendieron a guerrear, fueron vencidos por los turanios; pero luego aprendieron tan bien que triunfaron sobre ellos.
16. Los turanios no se confederaron entre sí, como los toltecas, sino tenían divisiones territoriales que estaban en constante lucha.
17. En este tiempo es cuando se definen los dos tipos del hombre atlante:los surgidos de las primeras cuatro subrazas, de tez negra, y los que surgen de la quinta subraza, semita, de tez blanca.
18.Hace 220.000 años sobrevino la tercera destrucción atlante, que separó al continente en dos grandes islas: Ruta y Daitya.
19. Entonces empezó la decadencia de los semitas.
Poseían aparatos eléctricos de gran potencial que mataban a gran distancia.

Capítulo 14: Las Dos Últimas Subrazas Atlantes
1. Todo a lo largo de la costa oriental del actual Océano Atlántico, había surgido la nueva subraza de los akadios.
2. Crecían lentamente mientras los semitas peleaban con sus mortales enemigos, los turanios, llamados en el Ramayana, los Rakshasha.
3. Los akadios vivían en vastas llanuras, formando un tipo de atlantes blancos, pero mucho más corpulentos que los semitas.
4. En su infancia, los akadios vieron la destrucción de una parte de la Atlántida, hace unos 220.000 años; y fueron un pueblo, quizás el primero, que se podría llamar marino.
5. Pueblos enteros vivían sobre inmensas balsas, construidas con un material que se fortalecía al contacto con el agua. A veces eran tan grandes estas balsas que sobre ellas se construían dos o tres casas; y se podía pasar de una a otra por puentes tejidos con fibras vegetales de gran resistencia.
6. La pesca era el arte y mayor producto de estos pueblos; y llegaron a tener, en épocas de prosperidad y civilización, ciudades marinas edificadas sobre balsas y poderosas flotas.
7. Pero a medida que iban creciendo en poder empezaron a ser hostigados por los semitas y se desató una guerra milenaria, con alternativas de victorias y de derrotas, hasta que los akadios vencieron definitivamente a los semitas, destruyéndolos en su mayor parte, hace unos 150.000 años.
8. Mientras el continente atlante se iba hundiendo y transformando continuamente, otras tierras iban surgiendo del Océano y los semitas ya habían depositado, en ciertas tribus, la semilla de la Raza Raíz Aria. Por eso, la Subraza mongola, la última de la Raza Atlante, habitó casi en su totalidad en tierras de nuevo continente.
9. Era una raza crecida en el Asia actual, que desarrolló su poderío alrededor del Lago Salado de los Dioses, actual desierto de Gobi, y que se dedicó en particular al comercio, a la agricultura y a las guerrillas. Fue el primer pueblo agrícola.
10. En este tiempo la Raza Atlante estaba ya en asombrosa decadencia. Los gigantes habían perdido estatura, fuerza, agilidad y energía. Y como si la raza quisiera hacer un examen retrospectivo, había impreso a los mongoles cierto parecido con las facciones de los lémures.
11. Además, su piel era amarillenta y sus ojos pequeños y rasgados, como se nota en sus descendientes actuales: malayos, chinos y japoneses.
12. El gran continente atlante había desaparecido por completo hace unos 85.000 años, y había arrastrado consigo, al fondo del océano, todos sus recuerdos, con la sola excepción de la isla de Poseidonis.
13. Pero los hombres atlantes se resistían a su destrucción. La decadente Raza, que recordaba sus grandezas pasadas, procuraba animar sus flácidos cuerpos con los resabios de las poderosas corrientes místicas que sus abuelos habían manejado.
14. Sin embargo, la Gran Obra tenia que cumplirse. Los atlantes tenían que dejar lugar a los dueños del nuevo continente.
15. Por eso, la última tribu atlante fue definitivamente vencida en la Gran Lucha de los Mil Quinientos Años.
El gran continente atlante había desaparecido completamente.

Capítulo 15: La Lucha de los Mil Quinientos Años
1. Los atlantes perdieron todo su poder hacia el año 23.927 antes de Jesucristo; y puede decirse que desde entonces ya dominaba definitivamente al mundo la nueva Raza Aria.
2. Pero una colonia de atlantes se había salvado en la isla de Atala, y desde allí proyectaba volver a conquistar el mundo.
3. Fundaron la poderosa escuela de los magoons; y como poseían los secretos de la antigua magia, fueron seleccionando entre ellos los más dotados para prepararlos a que fueran aptos en la hora de la destrucción.
4. Construyeron hombres de hierro y los animaron con elementales; estos hombres de hierro obedecían ciegamente a todos sus mandatos.
5. Durante centurias trabajaron afanosamente, construyeron proyectiles cargados de electricidad, aeronaves poderosas y toda clase de ácidos corrosivos y destructivos.
6. Como conocían los 192 elementos químicos fundamentales, habían descubierto un fluido que los volvía invisibles.
7. Cuando estuvieron perfectamente preparados y estaban listos para la destrucción del mundo, se dispusieron a marchar sobre la tierra de Abelton, actual África. Y empezó la lucha llamada de los mil quinientos años.
8. Lucharon los magos negros contra los hombres blancos, y los arios fueron heridos de muerte. Si bien éstos se defendían valerosamente, perecieron millones de ellos ante los monstruos de hierro que, guiados por los magos negros, parecían invencibles.
9. Decían los atlantes: volveremos a conquistar la Tierra y tomaremos las mujeres de los hombres blancos, que tanto hemos codiciado; formaremos una raza hermosa, una raza linda como las mujeres que tomaremos, y tendrá nuestra sabiduría y nuestro poder”.
10. Pero, en ese tiempo encarnó un gran número de Iniciados entre los arios, para disponerlos a la victoria. Setecientos Iniciados del Fuego reencarnaron conjuntamente y se dispusieron a la lucha. Pero, a pesar de todo, los atlantes iban ganando terreno, hasta que la Naturaleza vino en ayuda de los hombres que tenían que poblar la tierra nueva.
11. Cuando termina un año sideral, el eje de la Tierra cambia de posición; y eso aconteció entonces.
12. Durante cuarenta días, llovió agua y fuego del cielo; y llovió hasta que casi toda la tierra quedó sumergida bajo las aguas.
13. Cuando volvió la paz y los atlantes quisieron seguir su camino; les fue imposible andar, pues se tumbaban por tener alterado su centro cerebral de equilibrio.
14. Los arios, en cambio, como tenían sus cerebros dispuestos para las nuevas metamorfosis terrestres, fueron beneficiados por este cambio.
15. Quitando el poder de los elementales a los hombres de hierro por los Iniciados Arios, los atlantes ya no tenían salvación.
16. El diluvio se había tragado a Atala, la tierra del pecado; y al término de esta lucha de mil quinientos años, los arios dominaban en la Tierra.
17. Los Iniciados se retiraron y fundaron colonias de estudiantes en siete partes del globo.
18. La primera, en la isla de Poseidonis, reliquia del continente atlante, desaparecida hace 11.000 años.
19. La segunda se estableció en el “Techo del Mundo”, Tankaton, actual macizo del Tibet.
20. La tercera, a orillas del un lago, donde hoy se halla el desierto de Gobi.
21. La cuarta, entre las rocas del pueblo de Abelton, en las inmediaciones de la isla de Madagascar.
22. La quinta, en la tierra de Arantua, actuales sierras de San Luis, Argentina.
23. La sexta, en tierra de Miahenthar, actual Cañón del Colorado.
24. Y la séptima, en las actuales montañas de Escocia.
Construyeron hombres de hierro y los animaron con elementales, y obedecían ciegamente a todos sus mandatos.

Capítulo 16: Datos Adicionales
1. Empieza una Raza Raíz, no se desenvuelve en un solo lugar, sino, surgen siete grupos de dicha Raza, en siete distintas partes del Globo.
2. Así sucedió siempre, desde la primera Raza Raíz.
3. Cada Raza Raíz tiene siete subrazas y cada subraza tiene siete subrazas de familia; cada subraza de familia tiene siete subrazas de grupo.
4. En la Ronda actual, el hombre precedió a todos los animales y también fue así en nuestro Globo, porque las sombras uranianas precedieron a los monstruos. Estas sombras, en la Ronda Lunar, ya habían dado nacimiento a sus cuerpos astrales. Nunca puede haber un cuerpo físico que nazca antes que el cuerpo astral.
5. La evolución de la vida es lentísima, y en nuestro sistema solar empezó hace 1.955.884.741 años; y los seres empezaron a formar sus cuerpos astrales hace 301.000.000 de años.
6. Pero la evolución humana data de sólo 18.618.769 años.
7. La primera Raza Raíz duró 7.000.000 de años y no tenía habla.
8. La segunda Raza Raíz duró 6.000.000 de años. Si bien no tenía habla, todo su cuerpo tenía una sensación que emitía un conjunto de sonidos.
9. La tercera Raza Raíz duró 3.000.000 de años, y se empezaron a conocer los gritos monosilábicos. Al final de esta Raza se hablaba una especie de idioma de gritos mezclados con consonantes aspiradas.
10. La cuarta Raza Raíz duró 2.500.000 años. Se hablaba un idioma aglutinante; y los toltecas ya conocieron un idioma con flexiones.
11. La Raza Aria tiene de vida hasta la fecha (año 1941), 118.769 años.
12. Las migraciones atlantes se efectuaban siempre desde el noroeste hacia el sudeste, mientras que las invasiones se hacían hacia el norte.
13. Cuando el sol, rasgando las nubes, aparecía a la vista de los habitantes del continente atlante, brillaba con mayor intensidad sobre la isla de coral.
14. Desde hace 150.000 años, hasta hace 120.000 años, los tipos arios aumentaron notablemente, llegando a constituir casi la mitad de la población total de la isla.
15. Desde luego, la diversidad tan notable de idiosincrasia entre los semitas atlantes y los primeros arios, produjo luchas intestinas muy intensas. El cuerpo físico de los antecesores de los arios habíase embellecido extraordinariamente, y eso suscitaba envidia a los atlantes de viejo tipo. Estas luchas fueron causa de las primeras migraciones; y los atlantes de tipo ario tuvieron que buscar nuevas tierras.
16. Entre la gran isla que ellos habitaban y el nuevo continente, que iba emergiendo de las aguas, se había formado un gran numero de islas e islotes.
17. Siguiendo esa ruta se establecieron en la precosta del nuevo continente, donde actualmente se hallan las islas de Nueva Guinea y Borneo.
18. El ciclo estaba por cumplirse. Las nuevas fuerzas cósmicas llenaban de fuerza las tierras del sudeste de Asia. Los Grandes Iniciados de la Raza Aria se preparaban para descender a guiar a los elegidos a sus nuevas moradas.
19. El Manú Vaivasvata, hace 118.765 años (1937 del calendario gregoriano), encarnó entre los hombres para seleccionar a los arios, y para fundar la primera subraza aria, la “Ario-aria”.
Nunca puede haber un cuerpo físico que nazca antes que el cuerpo astral.

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Revista N° 25 - Tambores de Guerra
Al comenzar el siglo XX había en Europa un extraordinario clima de guerra entre los Imperios Alemán, Inglés, Francés, Austro Húngaro y Ruso, y después de cinco años de matanzas, el mundo quedó desquiciado. Poco tiempo después, estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con 60 millones de muertos, los mismos protagonistas y otra catástrofe mundial. Ahora estamos en la psicosis de la Tercera y Ultima Guerra Planetaria, que en realidad comenzó el 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, y con la declaración de "La Guerra Infinita" del presidente Bush. Los norteamericanos quieren la guerra, y los terroristas también. El escenario bélico es grandioso: el planeta se estremece convulsionado por movimientos telúricos continentales, estamos viendo el fin de una civilización, gimen 6.000 millones de habitantes desesperados, hay miles de bombas atómicas, químicas y biológicas (incluso en el bando terrorista), caos económico, educativo, delincuencia generalizada, hambre, drogadicción y epidemias. La guerra de destrucción global es el resultado inevitable de la Historia; el batir de los tambores guerreros es la música de fondo de la civilización que cae, y cuando vuelva el silencio, la realidad será espantosa.
La Humanidad evoluciona por etapas prefijadas en el plan divino de la creación, y entre unas y otras se produce un cambio brusco por reversibilidad de valores, no pacífico, sino violento. El individuo, que es una miniatura de la especie, también sufre destrucción a la hora de la muerte, para poder iniciar otras experiencias. La construcción y la destrucción son permanentes y alternativas; pero cuando finaliza un gran ciclo de civilización, la destrucción afecta al planeta entero, a las especies vegetales, animales y a los hombres física, psíquica y espiritualmente. Muy pocos sobreviven a las transformaciones. Cuando concluyó la Guerra de los Mil Quinientos Años, tras la destrucción de los últimos Atlantes (Ver Libro XXVI: "Antropogénesis", Capítulo 15 y Libro IV: "Historia del Hombre", Capítulos 14 y 16), los iniciadores de la Edad Aria Teutónica eran unos pocos sobrevivientes que regresaron a la edad de piedra, acromegálicos y salvajes, se escondían en cavernas y usaban hachas de pedernal. La antigua y brillante civilización de los Celtas, sus antepasados, había desaparecido completamente en medio de los cataclismos del Mediterráneo. Pero de ese hombre primitivo, que poseía el don de la razón, brotó y se desarrolló la espléndida civilización tecnológica que ha conquistado el espacio y los secretos de la materia. Ahora concluye el mundo viejo y comienza uno desconocido, Acuario, y por un tiempo impredecible, sólo escucharemos los tambores de la guerra. ¿Qué puede hacer el hombre solitario frente a la terrible confrontación que se despliega por los espacios con portaviones, bombarderos, cohetes teledirigidos y las más espantosas armas secretas que esperan la señal roja para destruir? Hacia fuera no puede hacer nada; tendrá que revertirse y explorar su espacio interior.
a. El Espacio Interior
El hombre vive en dos mundos, aparentemente distintos, pero íntimamente entrelazados en un permanente intercambio de fuerzas: el espacio físico afuera, y el espacio espiritual adentro. Permanece en la dimensión física un tiempo para realizar experiencias en la materia; luego se va, y vuelve unos siglos más tarde para continuar aprendiendo a vivir. Así sucesivamente, siempre, hasta alcanzar la gran realización de ser dueño de sí mismo. Después no regresa más.
El tipo de experiencias que brindaba la civilización ha concluido, y empiezan otras disciplinas con el desenvolvimiento integral de la intuición, bajo la guía del Maitreya. El Planeta está experimentando el cambio violentamente con todo lo que contiene, hombres, civilizaciones, especies, obras, naciones que luchan para sobrevivir en este ¡sálvese quien pueda! ¿Dónde refugiarse? Los dirigentes enfrentados en la guerra infinita han sido claros y están cumpliendo sus amenazas: buscarán al enemigo en donde esté, sea quien sea, y lo destruirán. La guerra en Palestina es la evidencia de que el fin es la muerte, y que los campos de batalla están en todas partes: el mar, los aviones de pasajeros, las oficinas, los hogares, las escuelas, los campos de petróleo, los templos, los supermercados, los centros turísticos, y cualquier lugar donde estén las víctimas. La guerra estalla primero en el corazón, y después se expande hacia fuera.
La Tierra pertenece a los poderes estatales, y el espacio interior a cada uno de nosotros; es un territorio tan vasto que no se conocen sus límites ni sus capacidades. Los místicos lo han descrito inconmensurable, y han enseñado los caminos para recorrerlo y utilizarlo. Será el universo del Maitreya que está esperando a sus huéspedes, los Discípulos Fieles. En la actualidad predomina la materia económica, con sus intereses y las armas listas para defender las posesiones. ¡Qué importa en manos de quien esté ahora! Mañana, cuando se agote la etapa, el poder se revertirá y pasará al bando contrario, tal como se ha visto a lo largo de la Historia. En los espacios interiores no hay sectores contrarios, ni propiedad exclusiva, ni uno más fuerte que otro, porque la ley que lo gobierna es la Renuncia: el que da, recibe; el que pierde, gana; el débil es el más fuerte; ¡Bienaventurados los pobres de espíritu". Estas han sido las claves de los Grandes Maestros Buda, Lao Tse, Jesús, y ahora el Maitreya. Quien lea pausadamente las Enseñanzas del Maestro Santiago, encontrará estos principios en cada una de sus páginas. Dice: "La Renuncia es la ley del mundo futuro para toda la Humanidad, y no hay otra. Dando recibiréis, perdiendo encontraréis, ofrendando viviréis. La Renuncia es fuente de vida y felicidad, y su realización es la única fuente de salvación del mundo" (Libro XIX: "Los Mensajes", Capítulo 13 "El Camino de la Renuncia - 1959").
b. La Nueva Vibración
La vida es fundamentalmente energética y en el hombre se manifiesta por medio de las siete ruedas etéreas que se ubican a lo largo de la columna vertebral, como está explicado en el "Zatachakra Nirupana", libro hindú tradicional comentado por el Maestro Bovisio, próximo a publicarse en este sitio Web. Cada Raza Raíz vibra de manera diferente según sea el tipo humano que debe desarrollar, y las Sub Razas igualmente cambian el tipo de vibraciones que necesitan. Sólo los Grandes Iniciados Solares tienen el poder de regular las ondas cósmicas (su aura astral abarca todo el Planeta), y esa es su función privativa de la cual derivan todas la actividades humanas dependientes: civilizaciones, moral, modificaciones orgánicas y psicológicas, etcétera. Cuando la Humanidad ha agotado el caudal energético de un periodo, un Gran Iniciado Solar viene entre los hombres y con su propio poder baja la palanca (por decirlo simplemente) del nuevo ciclo vibratorio. El Divino Maitreya está aquí cambiando con su persona, incluso su cuerpo, la escala vibratoria del planeta y de los hombres. La Tierra, vieja, cansada de tantos abusos, se revuelve por el cambio, y protesta con ciclones, terremotos, incendios y otras modificaciones, hasta que el paso del tiempo le devuelva la paz. Los hombres de la antigua civilización, duros como piedras, también protestan, y empiezan a batir los tambores de la guerra agitando sus terribles armamentos. El Ángel Exterminador despejará el planeta para el futuro. Quedarán tranquilos los desiertos y los mares, los ríos traerán agua limpia, los bosques reconstruirán sus arboledas y la atmósfera no tendrá más hollín. La contaminación y la corrupción humana serán un lejano recuerdo de una civilización que no supo aprovechar lo que había aprendido. La Tierra quedará depurada para que la ocupen los niños acuarianos.
Si el Maitreya tiene las llaves que abren los portales del nuevo mundo, no queda otra alternativa que sintonizarlo en la onda que Él emite; podríamos estar toda la vida haciendo girar el dial de un receptor equivocado, y nunca captaríamos la menor señal. La sociedad moderna está llena de tecnologías y doctrinas que son inútiles para las emisiones que necesitamos percibir. La vibración del Maitreya sólo se siente interiormente, por simpatía natural, por intuición, tal como está dicho en el "Himno al Maitreya", escrito por el Maestro Santiago, y transcripto en Capítulo 3 de los "Comentarios". Desde el primer verso, comunica la clave: "Amado Maitreya, habítanos". Nosotros somos los receptores directos del Gran Iniciado, y el dial está en el corazón. El hombre inundado de rencores, codicia, envidias y otras muchas pasiones que ocupan su mente, nunca descubrirá el sintonizador secreto. Es indispensable renunciar para que el corazón rechace la basura, y cuando esté limpio podrá vibrar armónicamente con el Redentor.
c. Jesucristo y el Maitreya
¿Se puede entender la vida y el Evangelio de Jesucristo sin ubicarlo en el contexto del Imperio Romano? Indudablemente, no, porque hasta las formas administrativas, el derecho y el lenguaje de la Iglesia fueron extraídas del gobierno romano. ¿Podríamos aproximarnos al Maitreya y su misión, desconociendo la crisis del mundo moderno, la ambición de las superpotencias, las desigualdades, el terrorismo internacional, el poder nuclear, las miserias de las masas y las amenazas de un holocausto planetario? Tampoco. Por eso hemos titulado esta Reflexión "Tambores de Guerra" como punto de partida para iniciar los razonamientos, y deseamos concluirla con los Redentores. Es un avance desde la oscuridad hacia la luz, porque siempre fue así la vida de los hombres cuando vienen los Santos Maestros para enseñarles el Camino de Dios.
El Maestro Santiago explica con toda claridad la misión de los Redentores en el Libro XII: "Vida Espiritual de Cafh", Capítulo 13 "El Fuerte Libertador". Dice: "Cristo, con su participación humana a los dolores de la Humanidad, en su Pasión los redime plenamente. Aún carnalmente. Mas, la redención potencial de la Divina Encarnación de Cristo ha de ser actualizada en cada ser. Cada hombre ha de transformarse en otro Cristo, para hacer efectiva la Divina Encarnación. El descenso de la Divina Encarnación a la tierra en la próxima aparición (Maitreya) ha de lograr plenamente este fin".
En los Evangelios se observa que Jesús se entregó libremente al martirio como acto central de la Redención, y no permitió que sus Discípulos lo separasen de su misión. Sin la Crucifixión no entenderíamos nada de lo ocurrido en los últimos dos mil años. Los hombres fueron liberados, potencialmente, y están habilitados para alcanzar la libertad plena e individual con la nueva presencia divina, que ya está aquí, al comienzo del tiempo nuevo.
A Jesús lo apresaron fácilmente por una traición; al Maitreya no lo atraparán, aunque se junten todas las policías del mundo. Desde ahora en más, no habrán más cruces humillantes; Jesús aceptó la cruz porque era la ejecución degradante de los esclavos romanos, y con su pasión liberó a todos los hombres de la esclavitud de la carne, potencialmente. Ahora el Maitreya, con la alta vibración de Renuncia que empieza a sentirse en el mundo, enseñará a sus Discípulos Fieles a despojarse de cosas inservibles, dañinas y perjudiciales: consumismo, televisión, ansia de posesiones, sexualismo, injusticias, drogas, y lo que se ve por las calles. La Renuncia es liberadora cuando se practica voluntariamente, y abre la sintonía con el Redentor. Lector; antes que la guerra te quite la vida, dásela a Dios; reparte lo que tienes entre los pobres; trabaja por trabajar; y entrega tu corazón al Maitreya antes que deje de latir.



Revista N° 28 - Reversión de los Polos
La información que nos llega desde el Centro de Ciencias Planetarias de Dinamarca es espectacular. Se están detectando y midiendo los cambios importantes que se han producido en las zonas polares, donde se han verificado, vía satelital, grandes agujeros en el magnetismo terrestre, en el Ártico y en el Atlántico Sur. Como este asunto ha sido tratado en las Enseñanzas que refieren un momento histórico especial, la Guerra de los 1.500 años contra los Magos Negros Atlantes, quienes fueron destruidos por un cambio del eje magnético terrestre, vamos a tratarlo en esta Reflexión, ya que el fenómeno es análogo al que provocan los actuales "Magos Negros" de la política internacional y de las ciencias de la destrucción, con todo el arsenal de la muerte que han acumulado en satánica carrera para dominar el mundo.
Para comprender los terribles enfrentamientos que se producen entre las naciones desde hace un siglo, es conveniente informarse en las disciplinas esotéricas desarrolladas por el Maestro Bovisio: Libro XXVI "Antropogénesis", Capítulo 15: "La Lucha de los Mil Quinientos Años", y Libro IV "Historia del Hombre", Capítulos 14, 15 y 16. Otra fuente de inapreciable valor es el Ramayana de los hindúes. La semejanza de los indicadores históricos, modernos y antiguos, es impresionante.
1. Concluye un período evolutivo agotado, Piscis, para dar nacimiento a otro nuevo, Acuario. La antigua Cuarta Raza Celta cedió lugar a la Quinta Ario Teutónica, hace 24.000 años. Cuando ésta terminó, entre 1972-1977, se inició la Sexta Ario Americana-Acuario con signos elocuentes.
2. Cada Subraza permanece un año sideral de doce signos zodiacales, que duran dos milenios cada uno.
3. En cada año sideral, por Ley de Reversibilidad, la Tierra cambia la polaridad magnética, y se producen grandes modificaciones en su estructura interna y externa, energética y morfológicamente.
4. En la lucha Atlante, al producirse el cambio polar, los Magos Negros sufrieron alteraciones en sus centros cerebrales y perdieron el poder sobre los monstruos de hierro. Ahora, la inversión de los polos magnéticos, entre otros efectos, dejará fuera de control los ordenadores y las comunicaciones satelitales; el mundo será un caos.


a. La Máquina
La esfera terráquea es una gigantesca máquina integrada que funciona en el espacio por la energía del Sol, y con sus propios recursos. Es una máquina especial que contiene más elementos de los que registran las ciencias naturales. Está regulada por seres de gran poder, y, obviamente, más inteligentes que los jefes de la ONU, de las Superpotencias, y de los Premios Nóbel reunidos.
Para conocer el interior de la Tierra hay que poseer instrumentos sutiles. Los antiguos los utilizaban ampliamente, por ejemplo, en el Templo de Amón en Egipto. Con el advenimiento de la razón, esas capacidades se perdieron. En los tiempos modernos, algunos superdotados pueden conocer lo que está oculto; los clarividentes entrenados pueden manejar a voluntad los viajes astrales, para penetrar en regiones inaccesibles al hombre común. No necesitan aparatos físicos; ellos mismos son los instrumentos del conocimiento, y la sabiduría que adquieren la transmiten a la Humanidad.
La Enseñanza "Vida Interna de la Tierra", del Libro VII "El Devenir", describe las experiencias de un viaje astral del Maestro Santiago hacia el interior del planeta, en contacto directo y personal, que muy pocos pueden realizar sin peligro. Cuando volvió, relató que "apenas pudo escapar, porque la gravedad magnética del núcleo es terrible". Luego escribió la Enseñanza para beneficio de sus Hijos espirituales. Algunas leyendas relatan viajes semejantes: Orfeo buscando a Eurídice, Jesús descendiendo a los Infiernos para salvar almas, "La Divina Comedia" del Dante, Julio Verne y su viaje fantástico.
Léase el Libro XVII "El Sistema Planetario", Capítulos 13 y 14, y se comprenderá un poco esta máquina cósmica superinteligente y supersabia, en permanente transformación, dirigida por los Grandes Iniciados Solares. Los hombres formamos parte de ella, somos la avanzada de la evolución; en nosotros se experimentan los cambios y se abren los tiempos del porvenir. Los Maestros que ya han recorrido los caminos nos guían, y cuando el salto es grande, encarna un Gran Iniciado Solar para tender un puente vibratorio que llega hasta la otra orilla. En estos momentos, el Maitreya está vibrando y haciendo vibrar a sus Discípulos Fieles en la onda magnética de Acuario. No hay otra alternativa que ese puente. El viejo y decrépito navío, lleno de agujeros económicos, ambientales, militares, morales y tecnológicos, se hunde lentamente; las convulsiones magnéticas de la Madre Tierra son señales del naufragio.


b. Un Mundo Energético
Los Atlantes poseían grandes poderes psíquicos; su fisiología era diferente a la nuestra, con órganos de percepción y utilización de energías sutiles que el hombre moderno desconoce. Sus civilizaciones desarrollaron la navegación aérea, acuática, el transporte de grandes volúmenes, rayos de la muerte que mataban a distancia, energía eléctrica, luz artificial y maravillosos instrumentos. Cuando concluyó su misión, desaparecieron y dejaron el planeta libre para que los Arios pudieran hacer su trabajo.
El Manú Vaivasvata fundó la Raza Aria hace 120.000 años, con el propósito de desarrollar en la mente humana los mecanismos de la razón. En el último periodo, Piscis, se ha logrado plenamente. Más allá de esos logros, con la razón no se puede ir; el hombre necesita otras herramientas, otra forma de pensar y sentir, más penetrante, rápida y completa; necesita la intuición, para alcanzar la armonía del espíritu con la materia. La obra del Gran Iniciado Solar Maitreya desarrollará los mecanismos psicológicos que permitan reconciliar al hombre consigo mismo, la unión del politeísmo con el monoteísmo en una sola cosmovisión: el conocimiento en el amor. En las actuales condiciones humanas, sociales, magnéticas, educativas y morales no es posible. Es indispensable modificar el estado vibratorio del ser para que los cambios puedan realizarse, no sólo en el campo magnético del Planeta, sino en el alma. La Tierra es vida, y la sostiene en los individuos armoniosamente cuando están en sintonía coherente. Las etapas evolutivas de la Humanidad se manifiestan primero en la vibración terrestre, porque es el hogar que alberga y alimenta a los seres vivos, con los elementos adecuados a las nuevas formas de vivir. El trigo de hoy no es igual que el de los egipcios, ni el aire, ni la radiación del Sol; la Naturaleza evoluciona continuamente.
El destino del hombre está escrito en la Revelación Universal desde el comienzo de la Raza Aria, y se viene cumpliendo rigurosamente. Concluye una etapa y se inicia la siguiente. No la proponen los hombres, sino los Dioses. No hay elección ni alternativas. Es la Rueda energética de Siete Chakras que el Iniciado Solar está encendiendo en el globo terráqueo desde adentro, y que el Maestro Santiago ha descrito en sus Enseñanzas. El hombre corriente ha de armonizar con las nuevas vibraciones siguiendo el Camino de la Renuncia, porque los viejos senderos conducen a la nada. La Renuncia despojará al hombre del ropaje sucio y roto, para que pueda vestir las formas de vida que el Maitreya propone a los hombres.


c. ¿Qué Puedo Hacer?
Mucho. Todo. Estos fuegos artificiales que vemos en el Planeta no se encienden por capricho, sino para beneficio de los hombres. ¿Y yo, qué puedo hacer? ¡Mucho! El alma, beneficiaria principal de estos cambios telúricos, tiene que hacer todo: renunciar. Únicamente renunciando al mundo viejo puede el ser humano estar en condiciones de emprender uno nuevo. Es una oportunidad extraordinaria para ubicarse en la cresta de la ola junto al Maitreya, y avanzar hacia los territorios desconocidos del devenir. Hay predestinación, y también hay voluntad para estar en la vanguardia de los acontecimientos que se precipitan hacia el futuro. Quedarse aferrado a las rocas de la rompiente, por apego, codicia, o miedo de perder lo que se lleva encima, es correr el riesgo de ser arrastrado por la resaca y hundido en los abismos, cuando la oleada vuelve al Océano.
Este tiempo es una oportunidad única en milenios, reservada a los valientes y los héroes que sean capaces de entregarse al gran juego de la vida superior, enfrentando las espectaculares modificaciones de la Tierra para transformarse, ellos también, en la dirección correcta. Si la Madre Bhumi que nos alberga y nos alimenta, cambia el rumbo del destino, y nos transmite señales de tránsito, naturales como este cambio magnético, espirituales como las Enseñanzas, y pone un Maestro de carne y hueso para que nos guíe por el puente, el Maitreya, no perdamos la oferta, es única. Así como la Madre abandona sus posiciones estables y emprende el cambio, renunciemos nosotros también a nuestra estabilidad cómoda, pero inútil, y liberemos nuestro espíritu para el gran salto de realizaciones.
No es ningún misterio el continente desconocido que presenta el Maitreya. Lo intuimos, pero no lo hemos explorado: es nuestra propia alma, que no conocemos ni sabemos los tesoros que guarda. Por la Renuncia, como ha enseñado el Maestro Santiago Bovisio, automáticamente se abren los portales de la vida interior, y nos entregan su santuario para que vivamos en libertad. El mundo exterior que tanto daño hace ahora en todas las actividades sociales y económicas a las que estamos sometidos, está dejando de vibrar, y la Tierra se lo sacude con fuerza para renovarlo. La onda magnética de Acuario vibra en los centros activos del alma, y desde allí nos estamos uniendo los unos con los otros, en el Cuerpo Místico de la Humanidad renovada.

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