Hace 400 millones de años Hace 400.000.000 de años la vida marina, tanto vegetal como animal, está bastante bien distribuida por el mundo entero. El clima global se hace un poco más templado y se vuelve más estable. La vegetación comienza a trepar a la tierra por primera vez y no tarda en hacer considerable progreso en adaptarse a un medio ambiente no marino.
Repentinamente y sin ascendencia de gradación aparecen los primeros animales multicelulares. Los trilobites vienen evolucionando, y durante millones de años dominan los mares. Desde el punto de vista de la vida marina ésta es la edad de los trilobites.
Hace 380 millones de años Hace 380.000.000 de años Asia se sumía, y todos los demás continentes experimentaban un surgimiento de breve duración.
Los fósiles de trilobites de estos tiempos presentan ciertas uniformidades fundamentales acopladas con ciertas variaciones bien marcadas. Los animales primitivos que se desarrollaron de las tres implantaciones de vida originales eran característicos; los que aparecían en el hemisferio occidental eran un poco diferentes de los del grupo eurasiático y del tipo austral asiático o australiano-antártico.
Hace 370 millones de años Hace 370.000.000 de años aconteció una gran sumersión casi total de América del Norte y del Sur, seguida por el hundimiento de África y Australia. Sólo ciertas partes de Norteamérica quedaron por encima de estos mares cámbricos que eran de poca profundidad.
Cinco millones de años más tarde los mares se retiraban ante la tierra ascendente.
Hace 360 millones de años Hace 360.000.000 de años la tierra seguía ascendiendo. América del Norte y del Sur estaban bien elevadas. Europa occidental y las Islas Británicas iban surgiendo, con la excepción de algunas secciones de Gales, las cuales se hallaban profundamente sumergidas. No existían grandes capas de hielo durante estas edades. La vida marina en mucho se parecía por todo el ámbito global y consistía en algas marinas, organismos unicelulares, esponjas simples, trilobites, y otros crustáceos camarones, cangrejos y langostas.
Algas Marinas y flagelos unicelulares
Estos animales braquiópodos representan una variedad de vida primitiva que ha venido a través del tiempo hasta el presente prácticamente sin cambiar.
Pero los trilobites eran las criaturas dominantes. Su longitud variaba entre cinco y treinta centímetros y llegaron a desarrollarse en cuatro grupos distintos: carnívoros, herbívoros, omnívoros y «comefangos».
Lo anterior era el cuadro biogeológico de Urantia al final de aquel largo período de la historia del mundo, abarcando cincuenta millones de años, que vuestros geólogos designan como el cambriano.
Hace 350 millones de años Hace 350.000.000 de años se presenció el principio del período de las grandes inundaciones de todos los continentes salvo Asia central. Tres inundaciones principales caracterizaron este período, pero antes de finalizar éste, los continentes volvieron a subir, siendo el surgimiento terrestre total quince por ciento mayor que el nivel actual.
Hace 340 millones de años Hace 340.000.000 de años aconteció otro extenso hundimiento terrestre, excepto en Asia y Australia. Las aguas de los océanos del mundo estaban en general mezcladas. Esta fue la gran edad de la piedra caliza, las algas secretoras de cal sentaron gran parte de su roca.
Hace 330 millones de años Hace 330.000.000 de años se registra el comienzo de un plazo de tranquilidad comparativa por todo el globo, con gran parte de la tierra de nuevo sobre el nivel del agua. La única excepción a este predominio de quietud terrestre fue la erupción del gran volcán norteamericano de Kentucky oriental, una de las mayores actividades volcánicas aisladas que jamás haya conocido el mundo. Las cenizas de este volcán cubrieron mil trescientos kilómetros cuadrados, con un espesor entre cinco y seis metros.
Hace 320 millones de años Hace 320.000.000 de años se produjo la tercera inundación de este período. Las aguas de esta inundación cubrieron toda la superficie que el diluvio anterior había sumergido, además de extenderse aún más lejos en muchas direcciones por las Américas y Europa. Norteamérica oriental y Europa occidental se hallaban debajo de 3.000 a 4.500 metros de agua.
Hace 310 millones de años Hace 310.000.000 de años las masas terrestres del mundo nuevamente estaban bien elevadas con la excepción de las partes meridionales de Norteamérica. La vida de este período continúa evolucionando. De nuevo está el mundo quieto y relativamente tranquilo; el clima sigue benigno y estable; las plantas terrestres van emigrando cada vez más lejos de las orillas de mar. Los modelos de vida están bien desarrollados, aunque se encuentran pocos fósiles vegetales de estos tiempos.
Esta fue la gran edad de la evolución de los organismos animales individuales. Pero todos estos animales eran organismos marinos.
Ningún animal terrestre había aparecido aún salvo unos tipos de lombrices que excavaban sus madrigueras a lo largo de las orillas de mar, tampoco se habían propagado las plantas sobre los continentes; seguía habiendo demasiado bióxido de carbono en el aire para permitir la existencia de los que respiraban aire.
Los trilobites aún predominaban.
Abundaban los gusanos de mar y había muchas variedades de medusas que se han extinguido desde entonces. Se desarrollaron los corales y los tipos más recientes de esponjas. Los cefalópodos estaban bien desarrollados, y han sobrevivido en forma de los nautilos, pulpos, sepias y calamares de los tiempos modernos.
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Medusas y Corales |
Había muchas variedades de animales de concha. También se desarrollaron los organismos de concha de valva, y estos braquiópodos vivían en aquellos aguas antiguas en forma muy similar a como hoy en día existen.
Así finaliza la historia evolutiva del segundo gran período de vida marina, que vuestros geólogos conocen como el ordovícico.
Hace 300 millones de años Hace 300.000.000 de años comenzó otro gran período de sumersión terrestre. La intrusión de los antiguos mares silurianos hacia el sur y norte los disponía para absorber a la mayor parte de Europa y América del Norte. La tierra no estaba elevada a gran distancia sobre el nivel del mar de modo que no quedaron muchos depósitos alrededor de las costas de mar.
Hace 290 millones de años Hace 290.000.000 de años el mar se había retirado de los continentes en gran medida, y los fondos de los océanos circundantes se hundían. Las masas terrestres estaban muy poco cambiadas hasta que se volvieron a sumergir.
Estaban empezando los primeros movimientos de las montañas en todos los continentes.
Los trilobites disminuyeron a un ritmo acelerado, y los moluscos mayores, o cefalópodos pasaron a un primer plano. Estos animales crecían a un tamaño de cinco metros de largo y treinta centímetros de diámetro y se hicieron los dueños de los mares. Esta especie apareció repentinamente y asumió el dominio de la vida marina.
Hace 280 millones de años Hace 280.000.000 de años los continentes habían emergido en gran parte de la segunda inundación siluriana. El clima es estable y templado, y se sientan los fósiles marinos en las regiones árticas. Pero para fines de esta época los mares son tan excesivamente salados que poca vida sobrevive.
Hacia el término de la última sumersión siluriana se da un gran incremento de equinodermos —los lirios de mar— tal como se evidencia en los depósitos de piedra caliza con crinoideos. Casi han desaparecido los trilobites, y los moluscos continúan siendo los monarcas de los mares; la formación de arrecifes de coral se incrementa considerablemente. Durante esta edad, evolucionan por primera vez en los sitios más favorables los escorpiones acuáticos primitivos. Poco después, y repentinamente, los verdaderos escorpiones —que de hecho respiraban aire— aparecen por primera vez.
Estas evoluciones terminan el tercer período de vida marina, que abarca veinticinco millones de años y que vuestros investigadores conocen como el siluriano.
Hace 270 millones de años La vida marina de esta edad era muy diversa. Los braquiópodos alcanzaron su cúspide muy pronto, sucediéndoles a éstos los artrópodos, y los percebes aparecieron por primera vez. No obstante, el más grande acontecimiento de todos era la aparición repentina de la familia de los peces. Esta se convirtió en la edad de los peces, aquel período de la historia del mundo caracterizado por el tipo de animal vertebrado.
Hace 270.000.000 de años los continentes estaban todos sobre el nivel del agua. Desde hacía millones y millones de años no había estado tanta tierra sobre el nivel del mar a la vez; fue una de las más grandes épocas de surgimiento de tierra de la entera historia del mundo.
Hace 260 millones de años Hace 260.000.000 de años, hacia el final de esta época de depresión terrestre, Norteamérica estaba parcialmente cubierto de mares vinculados simultáneamente con las aguas del Pacífico, Atlántico, Ártico y del Golfo.
Hace 250 millones de años Hace 250.000.000 de años se presenció la aparición de la familia de peces, los vertebrados, uno de los pasos más importantes en la evolución anterior a la humana.
Peces predominan en los mares
Los artrópodos, o crustáceos, eran los antepasados de los primeros vertebrados.
Gran parte de los verdaderos peces más grandes corresponden a esta edad. Algunas de las variedades dentadas alcanzaban un largo de alrededor de nueve metros. Los peces de pulmón y coraza alcanzaron su ápice evolutivo, y antes de finalizar esta época, los peces ya se habían adaptado tanto al agua dulce como a la salada.
Nuevos órdenes de vegetación iban invadiendo la tierra con rapidez. Pronto se desarrollaron varios tipos de árbol, de un espesor de sesenta centímetros y de una altura de doce metros; después evolucionaron las hojas, mas estas variedades primitivas sólo poseían un follaje rudimentario. Hubo muchas plantas menores, sin embargo sus fósiles no se encuentran puesto que la bacteria, que ya existía desde antes, solía destruirlos.
Hace 230 millones de años
Hace 230.000.000 de años los mares continuaban su retirada. Gran parte de América del Norte estaba sobre el nivel del agua, y había gran actividad volcánica en la región de San Lorenzo.
Continuaba la elevación de los continentes, y la atmósfera se iba enriqueciendo de oxígeno. La tierra estaba cubierta de vastos bosques de helechos de una altura de treinta metros y de árboles peculiares de aquellos tiempos, bosques silenciosos; no se escuchaba ni un ruido, ni siquiera el crujir de una hoja, pues tales árboles carecían de hojas.
Y de este modo iba llegando a su término uno de los períodos más largos de la evolución de la vida marina, la edad de los peces. Este período de la historia del mundo tuvo una duración aproximada de cincuenta millones de años; vuestros investigadores han llegado a conocerlo por el período devoniano.
Hace 220 millones de años Hace 220.000.000 de años gran parte de las zonas terrestres continentales, la mayor parte de Norteamérica inclusive, estaba sobre el nivel del agua. La tierra estaba atestada de una lujuriante vegetación; ésta fue efectivamente la edad de los helechos. El bióxido de carbono seguía presente en la atmósfera pero en grados cada vez menores.
Hace 210 millones de años Cuando estaban los mares en su auge, aconteció repentinamente una nueva evolución. Bruscamente aparecieron los primeros animales terrestres. Había numerosas especies de estos animales que podían vivir tanto en la tierra como en el agua. Estos anfibios que respiraban aire se habían desarrollado de los artrópodos, cuyas vejigas natatorias habían evolucionado en pulmones.
De las salobres aguas de los mares se arrastraron sobre la tierra caracoles, escorpiones, y ranas. Hoy en día las ranas siguen poniendo sus huevos en un medio acuático, y su cría tiene al principio forma de pececillos, los renacuajos. Este período bien pudiera conocerse por la edad de las ranas.
Poco tiempo después los insectos despuntaron por primera vez y, junto con las arañas, escorpiones, cucarachas, grillos y cigarras, no tardaron en esparcirse por los continentes del mundo. Las libélulas medían más de setenta y cinco centímetros de ancho. Se desarrollaron mil especies de cucarachas, y algunas llegaban a medir diez centímetros de largo.
Escorpiones
Dos grupos de equinodermos se desarrollaron particularmente, y son en realidad los fósiles guías de esta época. Los tiburones grandes que se alimentaban de los animales de concha también estaban bien desarrollados, y durante más de cinco millones de años dominaron los océanos.
Hace 200 millones de años
Hace 200.000.000 de años comenzaron las etapas más activas del período carbonífero. Los estratos de carbón contienen a menudo tanto gas como petróleo. Los yacimientos de turba, restos de vegetación pasada, se convertirían en un tipo de carbón si se los sometiera a una presión y calor adecuados. La antracita ha estado sometida a más presión y calor que otros tipos de carbón.
Hace 170 millones de años Este período marca el final del decisivo desarrollo evolutivo en la vida marina y el principio del período de transición que conduce a las edades subsiguientes de los animales terrestres.
Esta edad fue de gran empobrecimiento de la vida. Perecieron miles de especies marinas, y en la tierra la vida aún no estaba bien establecida. Este fue un período de tribulación biológica, una edad en la cual casi la vida por poco desaparece de la faz de la tierra y de las profundidades de los océanos. Hacia el final de la larga era de vida marina existían más de cien mil especies de entes vivientes en la tierra. Al final de este período de transición, habían sobrevivido menos de quinientas de éstas.
El templado clima marino de tiempos pasados iba desapareciendo, y el tipo continental de clima más severo se iba desarrollando a un ritmo acelerado.
Gradualmente los lagos y mares interiores se iban secando por el mundo entero. Empezaron a brotar glaciares montañeses y regionales aislados, máxime sobre el hemisferio sur, y en muchas regiones se puede encontrar el depósito glacial de estas formaciones locales de hielo incluso entre algunos de los depósitos superiores y posteriores de carbón. Dos nuevos factores climáticos entraron en juego: la congelación y la aridez. Muchas de las regiones más elevadas de la tierra se habían vuelto áridas y yermas.
A lo largo de estos tiempos de cambio climático también acontecieron grandes variaciones en las plantas terrestres. Aparecieron por primera vez las plantas de semilla que brindaban una mejor fuente alimenticia para la vida animal terrestre que aumentaría en el futuro. Los insectos sufrían un cambio radical. Se desarrollaron las etapas de reposo para satisfacer las exigencias de la muerte aparente durante el invierno y las sequías.
Glaciaciones diversas
Entre los animales terrestres las ranas alcanzaron su clímax en la edad precedente y disminuyeron con rapidez, pero sobrevivieron, pues podían vivir largamente incluso en los charcos y lagunas en vía de evaporación de estos tiempos tan remotos y extremadamente exasperantes.
Durante la decadencia de la edad de las ranas, se produjo en África el primer paso de la evolución de la rana al reptil. Puesto que las masas terrestres aún estaban unidas, esta criatura prerreptil, que respiraba aire, se propagó a lo largo y a lo ancho del globo. Para este momento la atmósfera había cambiado tanto que servía de manera admirable para sustentar la respiración animal.
Hace 160 millones de años Hace 160.000.000 de años la tierra estaba cubierta en gran medida de una vegetación adaptada para sustentar la vida animal terrestre, y la atmósfera se había hecho ideal para la respiración animal.
Hojas Fósiles
Serpientes gigantes
Helechos fósiles
El final de este período de tribulación biológica, que vuestros estudiosos conocen como período pérmico, además marca el final de la larga era paleozoica, que abarca un cuarto de la historia planetaria, doscientos cincuenta millones de años.
Hace 150 millones de años Hace 150.000.000 de años comenzaron los primeros períodos de vida terrestre de la historia mundial. La vida, por lo general, no prosperó en gran medida, pero sí prosperó mejor que durante la ardua y hostil etapa final de la era de la vida marina.
Hace 140 millones de años Hace 140.000.000 de años, súbitamente y después de una breve aparición de los dos antepasados prerreptiles que se habían desarrollado en África durante la época anterior, los reptiles aparecieron totalmente completos en su forma. Con rapidez se desarrollaron, originando poco tiempo después, cocodrilos, reptiles escamosos, y finalmente, serpientes marinas y reptiles voladores. Rápidamente desaparecieron sus predecesores transitorios.
Estos dinosaurios reptiles, que iban evolucionando a un paso acelerado, pronto se volvieron los monarcas de esta edad. Después, evolucionaron los dinosaurios herbívoros. Estos caminaban sobre las cuatro patas, y una rama de este grupo desarrolló una coraza protectora.
Saurios gigantescos predominan en la tierra
Varios millones de años después, aparecieron los primeros mamíferos. Eran no placentarios y no tardaron en resultar un fracaso rotundo; pues ninguno sobrevivió. Fue éste un intento experimental de mejorar los tipos mamíferos, pero no dio resultado en Urantia. Este período se extendió a lo largo de veinticinco millones de años y se conoce como el período tríasico
Hace 120 millones de años Hace 120.000.000 de años comenzó una nueva fase de la edad de los reptiles. El gran acontecimiento de este período fue la evolución y ocaso de los dinosaurios. La vida animal terrestre alcanzó su máximo desarrollo, en cuanto al tamaño, y al finalizar esta edad, había prácticamente perecido, esfumándose de la faz de la tierra. Los dinosaurios evolucionaron en todos los tamaños, desde una especie de poco más de medio metro de largo, hasta los enormes dinosaurios no carnívoros de casi veintitrés metros de largo, a los cuales, hasta la fecha, ninguna criatura viviente les ha igualado en tamaño.
Mamut
Estas macizas criaturas se hicieron menos activas y fuertes a medida que crecían en tamaño; pero requerían una cantidad tan desmesurada de alimentos y la tierra estaba tan atestada de ellos que, literalmente, se murieron de hambre y se extinguieron pues carecían de la inteligencia para sobrellevar la situación.
Hace 110 millones de años Hace 110.000.000 de años continuaban desplegándose los potenciales de la vida marina. Entre las destacadas mutaciones de esta época figuró el erizo de mar. Los cangrejos, las langostas y otros tipos modernos de crustáceos se desarrollaron plenamente. Se produjeron marcados cambios en la familia de los peces, apareciendo por primera vez un tipo de esturión; sin embargo, las feroces serpientes marinas, descendientes de los reptiles terrestres, aún infestaban todos los mares, y amenazaban con aniquilar la entera familia de los peces.
Esta seguía siendo la edad de los dinosaurios por excelencia. En tanto que algunas especies nuevas iban haciendo progresos, ciertas especies se quedan estancadas y otras tienden a retroceder, revirtiendo a un estado anterior. En efecto, así sucedió con estos dos tipos de reptiles que abandonaron el medio terrestre.
Poco tiempo después de que dos especies de dinosaurios emigraron al agua en un vano intento de preservarse a sí mismos, otros dos tipos se vieron obligados a alzar el vuelo debido a la encarnizada competencia de la vida terrestre. Pero estos pterosaurios no fueron los antepasados de las verdaderas aves de las edades subsiguientes. Evolucionaron de los saltarines dinosaurios de hueso hueco, y sus alas eran de formación similar a la de los murciélagos, con una envergadura de seis a más de ocho metros. Estos reptiles voladores antiguos alcanzaban, en su desarrollo físico, tres metros de largo, y tenían mandíbulas separables, muy parecidas a las de las culebras modernas. Durante un tiempo, estos reptiles voladores parecieron ser un éxito, pero no consiguieron evolucionar de una manera que se les permitiera sobrevivir como aeronavegantes. Representan la ascendencia de las especies de aves que no sobrevivieron.
Las tortugas se incrementaron durante este período, apareciendo por primera vez en Norteamérica. Sus antepasados llegaron de Asia vía el puente terrestre boreal.
Hace 100 millones de años Hace cien millones de años la edad de los reptiles se fue acercando a su fin. A los dinosaurios, a despecho de su enorme masa, les faltaba poco para ser, en efecto, animales sin cerebro; carecían de la inteligencia necesaria para conseguir comida suficiente para alimentar un cuerpo de semejante tamaño. Y así perecieron estos lerdos reptiles terrestres en cantidades cada vez mayores. De este momento en adelante, a la evolución le seguirá el desarrollo de los cerebros, no el tamaño físico, y el desarrollo de los cerebros caracterizará cada época sucesiva de la evolución animal y del progreso planetario.
Este período, que englobó el apogeo y el principio de la decadencia de los reptiles, duró casi veinticinco millones de años y se conoce como período jurásico.
Hace 95 millones de años Hace 95.000.000 de años las masas terrestres de América y Europa fueron hundiéndose nuevamente. Los mares australes comenzaron la invasión de Norteamérica y paulatinamente se extendieron hacia el norte hasta comunicarse con el Océano Ártico, lo cual constituyó la segunda gran sumersión del continente. Al retirarse este mar finalmente, dejó el continente casi como es actualmente.
Hace 90 millones de años Hace 90.000.000 de años las angiospermas surgieron de estos primitivos mares cretáceos y poco tiempo después invadieron los continentes. Estas plantas terrestres aparecieron súbitamente junto con las higueras, las magnolias, y los tulipaneros. Poco tiempo después se propagaron por Europa y por las planicies del oeste de Norteamérica las higueras, los árboles de pan y las palmeras. No apareció ningún animal terrestre nuevo.
Hace 65 millones de años Hace 65.000.000 de años se produjo una de las mayores erupciones de lava de todos los tiempos.
Los animales terrestres habían cambiado muy poco, pero debido al mayor surgimiento continental, sobre todo en Norteamérica, se multiplicaron a un paso acelerado. La mayor parte de Europa estando sumergida, Norteamérica fue el gran campo de la evolución de los animales terrestres de estos tiempos.
El clima seguía siendo templado y uniforme.
La vida vegetal estaba evolucionando intensamente. Entre las plantas terrestres predominaban las angiospermas, y aparecieron por primera vez muchos árboles de los tiempos presentes, incluyendo hayas, abedules, robles, nogales, sicomoros, arces, y palmeras modernas. Abundaban las frutas, hierbas y cereales, y estas hierbas y árboles semíllaferos fueron para el mundo vegetal lo que los antepasados del hombre fueron para el mundo animal; su importancia evolutiva tan sólo fue superada por la aparición del hombre mismo. Súbitamente y sin gradación previa, la gran familia de plantas floríferas se transformó por mutación. Esta flora nueva se diseminó por el mundo entero
Hace 60 millones de años Hace 60.000.000 de años, aunque los reptiles terrestres estaban en decadencia, los dinosaurios continuaron en calidad de monarcas de la tierra, tomando ahora la delantera los tipos más ágiles y activos de dinosaurios carnívoros de la variedad saltadora similar a los canguros. Pero en algún momento anterior habían aparecido nuevos tipos de dinosaurios herbívoros, cuyo rápido aumento se debió a la aparición de las plantas terrestres de la familia herbácea. Uno de estos dinosaurios herbívoros nuevos era un verdadero cuadrúpedo, con dos cuernos y un crecimiento en forma de capa en los hombros. Apareció un tipo terrestre de tortuga, de seis metros de ancho, además de un cocodrilo moderno y auténticas serpientes del tipo moderno. También se dieron grandes cambios entre los peces y otras formas de vida marina.
Las primeras aves zancudas y nadadoras de las edades anteriores no prosperaron en el aire, tampoco lo hicieron los dinosaurios voladores.
Hace 55 millones de años Hace 55.000.000 de años, lo que marcó la marcha evolutiva fue la súbita aparición de la primera especie auténtica de ave, una pequeña criatura parecida a la paloma, que fue la predecesora de toda la fauna avícola. Este fue el tercer tipo de criatura voladora que apareció sobre la tierra, y surgió directamente del grupo de los reptiles. Así pues, ésta llega a conocerse como la edad de las aves así como la edad de la decadencia de los reptiles.
Así termina una larga era de evolución mundial, que va desde la primera aparición de la vida terrestre hasta los tiempos más recientes de los antepasados inmediatos de la especie humana y sus ramas colaterales. Esta, la edad cretácea, engloba cincuenta millones de años y lleva a su término la era premamífera de la vida terrestre, que abarca un período de cien millones de años y que se conoce como la mesozoica.
Hace 50 millones de años Hace 50.000.000 de años las áreas terrestres del mundo se hallaban en general por encima del agua o sólo un poco sumergidas.
A principios de este período apareció súbitamente en Norteamérica el tipo de mamífero placentario, lo cual constituyó la evolución más importante hasta este momento. Habían existido órdenes anteriores de mamíferos no placentarios, pero este tipo nuevo surgió de golpe, directa y súbitamente del predecesor reptil ancestral cuyos descendientes venían persistiendo a través de los tiempos hasta la decadencia de los dinosaurios. El padre de los mamíferos placentarios fue un dinosaurio del tipo pequeño, sumamente activo, carnívoro y saltador.
La era de los mamíferos se extiende desde los tiempos del origen de los mamíferos placentarios hasta el final del período glacial, abarcando un poco menos de cincuenta millones de años.
Los tipos animales fueron muchos y variados. En los árboles pulularon las aves, y el mundo entero fue un paraíso para los animales, a pesar de la lucha incesante por la supremacía que libraban las especies animales en evolución.
Hace 45 millones de años
Hace 45.000.000 la vida mamífera evolucionaba con rapidez. Floreció un tipo de reptil mamífero pequeño que ponía huevos, y los antepasados del futuro canguro vagaban por Australia. Pronto hubo pequeños caballos, rinocerontes veloces, tapires con probóscide, puercos primitivos, ardillas, lémures, zarigüeyas, y varias tribus de animales similares a los monos. Todos eran pequeños, primitivos, y mejor adaptados para vivir entre los bosques de las regiones montañosas. Un ave terrestre grande, parecida al avestruz, se desarrolló hasta una altura de tres metros y ponía huevos de veintitrés por treinta y tres centímetros. Estas fueron los antepasados de las futuras gigantescas aves de pasaje que eran de una inteligencia superior, y que, durante un tiempo, transportaron seres humanos por el aire.
Los mamíferos del período cenozoico inicial vivían sobre la tierra, debajo del agua, en el aire, y entre las copas de los árboles. Tenían de uno a once pares de glándulas mamarias, y todos eran apreciablemente peludos. En común con los órdenes que aparecerían posteriormente, desarrollaron dos dentaduras sucesivas y contaban con cerebros grandes en proporción con el tamaño corporal. No obstante, entre todos ellos no existió ninguna forma moderna.
Hace 35 millones de años Este período se caracterizó por una mayor y rápida evolución de los mamíferos placentarios, desarrollándose las formas más adelantadas de vida mamífera durante estas épocas, comienza la edad del dominio mundial de los mamíferos placentarios.
Varios grupos de mamíferos tuvieron su origen en un animal único, hoy día extinto. Esta criatura carnívora venía a ser un cruce entre gato y foca; podía vivir en el medio terrestre o acuático y era sumamente inteligente y muy activa. En Europa el predecesor de la familia canina evolucionó, dando origen, al cabo de poco tiempo, a muchas especies de perros pequeños. Alrededor del mismo tiempo, aparecieron los roedores, incluyendo los castores, ardillas, ardillas terrestres, ratones, y conejos, y poco tiempo después, llegaron a ser una notable forma de vida, habiendo cambiado muy poco esta familia desde entonces. Los depósitos últimos de este período contienen los restos fósiles de perros, gatos, mapaches y comadrejas en su forma atávica.
Hace 30 millones de años Hace 30.000.000 de años empezaron a aparecer por primera vez los tipos modernos de mamíferos. El caballo, un destacado ejemplar de la evolución, vivió durante estos tiempos tanto en América del Norte como en Europa, aunque su desarrollo no llegó a la plena consumación hasta el período glacial posterior. En tanto que la familia de los rinocerontes apareció al final de este período, experimentaría su mayor expansión posteriormente. Además se desarrolló una pequeña criatura porcina. Los camellos y llamas se originaron en Norteamérica aproximadamente a mediados de este período y atestaron las planicies del oeste. Después, las llamas emigraron hacia Sudamérica, los camellos hacia Europa.
Por estos tiempos, ocurrió algo notable en el oeste de Norteamérica: Los antepasados primitivos de los lémures antiguos aparecieron por primera vez. Mientras que no se puede considerar esta familia como la de los verdaderos lémures, su advenimiento marcó el establecimiento de la línea por la cual descendieron posteriormente los verdaderos lémures.
Toda una tribu de mamíferos placentarios desertó la tierra para radicarse en los océanos. Y desde entonces han permanecido en el mar, originando las ballenas, delfines, marsopas, focas y lobos marinos modernos.
La avifauna del planeta continuó desarrollándose, pero con pocos importantes cambios evolutivos. Existían la mayoría de las aves modernas, incluyendo gaviotas, garzas, flamencos, buitres, halcones, águilas, búhos, codornices, y avestruces.
Para el final de este período oligoceno, comprendiendo diez millones de años, la vida vegetal, junto con la vida marina y los animales terrestres, había evolucionado en gran medida y estaba presente en la tierra en forma muy similar a la de hoy día.
Hace 20 millones de años Hace 20.000.000 de años fue en efecto la edad de oro de los mamíferos. El puente terrestre del Estrecho de Bering se elevó, y muchos grupos de animales emigraron a Norteamérica de Asia, incluyendo los mastodontes de cuatro colmillos, los rinocerontes de patas cortas, y muchas variedades de la familia felina.
Apareció el primer ciervo, y en poco tiempo Norteamérica se colmó de rumiantes —ciervos, bueyes, camellos, bisontes, y varias especies de rinocerontes— pero los puercos gigantescos, que medían casi dos metros, se extinguieron.
Los descomunales elefantes de éste y subsiguientes períodos disponían de un cerebro grande además de un cuerpo grande, y no tardaron en invadir el mundo entero, con la excepción de Australia. En cuanto a inteligencia y adaptación, sólo el caballo se le puede comparar y sólo el hombre le supera.
Hace 15 millones de años Enormes manadas de caballos se juntaron con los camellos en las planicies del oeste de Norteamérica; ésta fue, en verdad, la edad de los caballos así como de los elefantes.
Las evoluciones biológicas de este período contribuyeron mucho a preparar el terreno para la aparición subsiguiente del hombre. En Asia central evolucionaron los verdaderos tipos primitivos tanto del mono como del gorila, teniendo los dos un predecesor común ya extinto. Pero ninguna de estas especies está emparentada con la línea de los seres vivientes que, posteriormente, habían de convertirse en los antepasados de la raza humana.
La familia canina fue representada por varios grupos, tales como los lobos y zorros; la tribu felina, por las panteras y tigres de dientes de sable, los últimos evolucionando por primera vez en Norteamérica. Las familias felina y canina modernas se incrementaron numéricamente por el mundo entero. Las comadrejas, martas, nutrias, y mapaches prosperaron dándose por todas las latitudes septentrionales.
Las aves continuaron evolucionando, aunque acontecieron pocos cambios marcados. Los reptiles fueron similares a los tipos modernos serpientes, cocodrilos, y tortugas.
De este modo se cerró un período muy pletórico e interesante de la historia del mundo. Esta edad del elefante y del caballo se conoce como el período mioceno.
Hace 10 millones de años La familia felina dominaba la vida animal, y la vida marina casi se paralizó. Gran parte de los caballos aún tenían tres dedos, pero ya iban llegando los tipos modernos; las llamas y camellos, similares a las jirafas, se entremezclaban con los caballos en los pastizales de las llanuras. La jirafa apareció en África, con un cuello tan largo entonces como el de hoy.
En Sudamérica evolucionaron los perezosos, armadillos, osos hormigueros, y el tipo sudamericano de mono primitivo. Antes de que se aislaran finalmente los continentes, aquellos imponentes animales, los mastodontes, emigraron a todas partes, con excepción de Australia.
Hace 5 millones de años Hace 5.000.000 de años evolucionó el caballo a como es presentemente y desde Norteamérica emigró hacia el mundo entero. Así, pues, llega este período a su cierre tras haber durado casi diez millones de años, y aún no ha aparecido el predecesor del hombre. Esta es la era que se suele designar como el período plioceno
Hace 2 millones de años Las regiones septentrionales de este mundo experimentaron seis invasiones de hielo separadas y distintivas, aunque hubo una multitud de avances y retrocesos relacionados con la actividad de cada una de las capas glaciales.
Hace 2.000.000 de años el primer glaciar norteamericano comenzó su avance hacia el sur. Había empezado la edad del hielo, y este glaciar tomó cerca de un millón de años para avanzar desde los centros de presión septentrionales y retirarse nuevamente hacia ellos. La capa central de hielo se extendía hacia el sur hasta Kansas; los centros glaciares del este y oeste, en ese momento, no eran tan extensos.
Hace 1.5 millones de años Hace 1.500.000 años el primer gran glaciar se retiró hacia el norte. Entre tanto, enormes cantidades de nieve habían caído sobre Groenlandia y la parte nordeste de Norteamérica, y al poco tiempo, esta masa oriental de hielo empezó a deslizarse hacia el sur. Esta constituyó la segunda invasión glacial.
Durante estas épocas primitivas del período glacial Norteamérica fue invadida por mastodontes, mamuts lanudos, caballos, camellos, ciervos, toros almizclenos, bisontes, perezosos terrestres, castores gigantescos, tigres de dientes de sable, perezosos tan grandes como elefantes, y muchos grupos de las familias felina y canina. Más, desde este momento en adelante, se fueron reduciendo a un ritmo acelerado a causa del creciente frío del período glacial.
Tigre diente de sable
Hace 1 millón de años El gran acontecimiento de este período glacial fue la evolución del hombre primitivo. Un poco hacia el oeste de la India, sobre tierra que presentemente está sumergida, y entremezclados con la cría de animales emigrados al Asia, descendientes de los tipos norteamericanos de lémures, aparecieron repentinamente los mamíferos protohumanos.
Estos pequeños animales caminaban más que nada sobre las patas traseras, y disponían de un cerebro grande en proporción a su tamaño y en comparación con el cerebro de otros animales. En la septuagésima generación de este orden de vida surgió repentinamente un grupo nuevo de animales superiores. Estos mamíferos intermedios nuevos, que casi doblaban el tamaño de sus predecesores y contaban con una capacidad cerebral proporcionalmente aumentada, acababan de establecerse bien cuando aparecieron repentinamente los primates, la tercera mutación vital. (Al mismo tiempo, una evolución retrógrada dentro de la raza de los mamíferos intermedios dio origen a la descendencia símica; y desde aquel día hasta la fecha, la rama humana ha avanzado por evolución progresiva, en tanto que las tribus símicas se han estancado o, de hecho, han retrocedido.)
Hace 1.000.000 de años Urantia fue registrada en calidad de mundo habitado. Una mutación dentro de la raza de los primates, la cual iba progresando, produjo repentinamente dos seres humanos primitivos, los auténticos antepasados de la humanidad.
Este suceso coincidió aproximadamente con el comienzo del tercer avance glacial; así pues, es evidente que vuestros primeros antepasados nacieron y se procrearon en un medio ambiente estimulante, vigorizante y difícil. Y los únicos supervivientes de estos aborígenes urantianos, los esquimales, incluso hoy día prefieren habitar en los gélidos climas septentrionales.
No se encontraban seres humanos en el hemisferio occidental hasta cerca del final de la edad glacial. Mas durante las épocas interglaciales pasaron hacia el oeste por las márgenes del Mediterráneo y, al cabo de poco tiempo, invadieron el continente de Europa. En las grutas de Europa occidental se pueden encontrar huesos humanos mezclados con los restos de animales árticos y tropicales, atestiguando que el hombre vivió en estas regiones a través de todas las épocas posteriores de los glaciales en avance y retroceso.
Hace alrededor de un millón de años los antepasados inmediatos del género humano aparecieron por primera vez mediante tres mutaciones sucesivas y repentinas, siendo el resultado de la raza primitiva del tipo de lémur de los mamíferos placentarios. Los factores dominantes de estos primeros lémures se derivaron del grupo occidental, o anteriormente americano, de plasma vital que venía evolucionando. Pero antes de establecerse la línea directa de la descendencia humana, las aportaciones de la implantación central de vida, que había evolucionado en África, reforzaron esta raza. El grupo oriental de vida casi no contribuyó nada a la producción de hecho de la especie humana.
La descendencia mamífera directa del género humano tuvo lugar en el sudoeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en las fronteras de las regiones orientales. Estas tribus migratorias finalmente alcanzaron la salubre región situada entre el Mediterráneo, que se hallaba expandido en aquel momento, y las regiones montañosas de la península de la India, que se iban elevando en ese entonces. En estas tierras, al oeste de la India, se unieron con otras razas favorables, estableciendo así la descendencia de la raza humana.
Con el paso del tiempo el litoral de la India, al sudoeste de las montañas, se sumergió de manera gradual, aislando por completo la fauna de esta región. No hubo ninguna vía por donde acercarse a esta península mesopotámica o pérsica, ni por donde escaparse de ella, salvo por la ruta del norte, que se cortó en repetidas ocasiones debido a las invasiones hacia el sur de los glaciares. Así, pues, en esta zona, entonces casi un paraíso, a partir de los descendientes superiores de este tipo de lémur mamífero que nacieron dos grandes grupos, las tribus símicas de los tiempos modernos y la especie humana actual.
Estos pequeños animales agresivos se multiplicaron y propagaron por la península de Mesopotamia durante más de mil años, constantemente mejorándose el tipo físico y la inteligencia general. Y solamente setenta generaciones después de haberse originado esta nueva tribu a partir del tipo superior de lémur predecesor, ocurrió el siguiente acontecimiento que hizo época: la diferenciación repentina de los antepasados correspondientes al paso vital siguiente en la evolución de los seres humanos en Urantia.
Ya tempranamente en la andadura de los mamíferos protohumanos, moraba una pareja superior de estas ágiles criaturas, encaramada en la copa de un árbol, y ahí nacieron gemelos, un macho y una hembra. En comparación con sus antepasados, eran criaturitas verdaderamente hermosas. Tenían pocos pelos en el cuerpo, pero esto no constituyó una desventaja, pues vivían en un clima cálido y estable.
Estas crías alcanzaron a medir un poco más de un metro y veinte centímetros. En todos los aspectos, eran más grandes que sus progenitores, contando con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían dedos pulgares oponibles de funcionamiento casi perfecto, casi tan eficiente como el pulgar de los humanos actuales para adaptarse a diversas tareas. Caminaban erguidos, disponiendo de pies casi tan bien adaptados para andar como los de las razas humanas posteriores.
Sus cerebros eran inferiores a los de los seres humanos y más pequeños, pero muy superiores a los de sus antepasados y, comparativamente, mucho más grandes.
Los gemelos exhibieron desde temprana edad, una inteligencia superior y al poco tiempo, fueron reconocidos como jefes de la entera tribu de los mamíferos protohumanos, instituyendo en rigor una forma primitiva de organización social y un rudimento de división del trabajo. Estos hermanos se emparejaron y, al poco tiempo, gozaron de la compañía de veintiún hijos, muy similares a sí mismos, todos de más de un metro y veinte centímetros de altura y, en todos los aspectos, superiores a la especie atávica. Este grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.
Cuando creció en números este grupo nuevo y superior, estalló una guerra sin tregua; y al terminar la atroz lucha, no quedó vivo ni un solo individuo de la raza atávica y preexistente de los mamíferos protohumanos. La descendencia menos numerosa pero más poderosa e inteligente de la especie había sobrevivido a costa de sus antepasados.
Ahora bien, durante casi quince mil años (seiscientas generaciones), estas criaturas se convirtieron en el terror de esta parte del mundo. Todos los animales grandes y feroces de épocas pasadas habían perecido. Las bestias grandes oriundas de estas regiones no eran carnívoras, y las especies más grandes de la familia felina, leones y tigres, aún no habían invadido este rincón particularmente protegido de la superficie de la tierra. Así pues, estos mamíferos intermedios se envalentonaron y subyugaron todo su rincón de la creación.
Comparados con la especie atávica, los mamíferos intermedios representaron una mejora en todo sentido. Hasta el potencial de su vida media aumentó a veinticinco años. Varios rasgos humanos rudimentarios aparecieron en esta especie nueva. Además de las propensiones innatas que habían exhibido sus antepasados, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar asco en ciertas situaciones repugnantes. Además, contaban con un instinto de acaparamiento bien definido; escondían comida para el consumo subsiguiente y eran muy propensos a juntar guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedra redonda que sirvieran para municiones defensivas y ofensivas.
Estos mamíferos intermedios fueron los primeros en exhibir una clara propensión a la construcción, tal como se evidencia en su rivalidad al construir viviendas tanto en las copas de los árboles como en retiros subterráneos de múltiples túneles; fueron la primera especie de mamíferos en proveer seguridad en refugios arbóreos y subterráneos. De gran parte, abandonaron los árboles como lugar de morada, viviendo sobre la tierra durante el día y subiendo a las copas de los árboles para dormir por la noche.
Al correr del tiempo, el aumento natural en número terminó por originar gran competencia por el sustento y gran rivalidad sexual, todo lo cual culminó en una serie de batallas recíprocamente destructivas que casi aniquilaron toda la especie. Estas luchas continuaron hasta que tan sólo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. Pero luego volvió a prevalecer la paz, y esta solitaria tribu superviviente volvió a construir su sitio para dormir en las copas de los árboles y reanudó su existencia normal y semipacífica.
No os podéis imaginar lo cerca que llegaron vuestros antepasados prehumanos a la extinción de cuando en cuando. De haber alcanzado cinco centímetros menos al saltar, en cierta ocasión, la rama atávica de todo el género humano, el entero curso de la evolución habría cambiado marcadamente. La progenitora inmediata de la especie de mamíferos protohumanos, que era similar al lémur, se escapó de la muerte por un tris más de cinco veces antes de parir al progenitor del orden nuevo y superior de los mamíferos. Pero el peligro mayor, que evadió por un tris, fue al caer un rayo sobre el árbol donde dormía la futura progenitora de los primates gemelos. Ambos padres de este grupo de mamíferos intermedios padecieron severos traumatismos y graves quemaduras; tres de sus siete crías murieron fulminados por este relámpago de los cielos. A estos animales, que iban evolucionando, les faltaba poco para ser supersticiosos. Esta pareja, sobre cuyo refugio en la copa del árbol había caído el rayo, eran en realidad los caudillos del grupo más adelantado de la especie de los mamíferos intermedios; y siguiéndole el ejemplo, más de la mitad de la tribu, adhiriéndose a las familias más inteligentes, se mudó a unos tres kilómetros de esta localidad empezando a construir estas nuevas moradas en las copas de los árboles y nuevos refugios subterráneos: sus retiros transitorios en momentos de peligro repentino.
Poco tiempo después de terminar de construir su casa, esta pareja, veteranos de tantas luchas, llegaron a ser los orgullosos padres de gemelos, los animales más interesantes e importantes que jamás hubieran nacido en el mundo hasta entonces, pues eran los primeros de la especie nueva de los primates, el próximo paso vital en la evolución prehumana.
Contemporáneamente con el nacimiento de estos primates gemelos, otra pareja un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja que era mental y físicamente inferior también parieron gemelos. Estos gemelos, un macho y una hembra, eran indiferentes a la conquista; sólo se ocupaban de la consecución de sustento y, puesto que no comían carne, al poco tiempo perdieron todo interés en la caza.
Estos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus símicas modernas. Sus descendientes buscaron las regiones meridionales más calurosas con sus climas benignos y abundancia de frutas tropicales, en donde han continuado hasta la fecha en forma muy parecida a aquellos días, excepto aquellas ramas que se emparejaron con los tipos anteriores de gibones y monos, deteriorándose considerablemente como consecuencia.
De este modo se ve fácilmente que el hombre y el mono están emparentados sólo porque los dos descendieron de los mamíferos intermedios, una tribu en la cual ocurrieron los nacimientos contemporáneos y la subsiguiente segregación de dos parejas de gemelos: la pareja inferior destinada a producir los tipos modernos de mono, babuino, chimpancé, y gorila; la pareja superior destinada a continuar la línea de ascenso que llegó a ser, por evolución, el hombre mismo.
El hombre moderno y los simios, en efecto, descendieron de la misma tribu y especie, pero no de los mismos progenitores. Los antepasados del hombre descendieron de los especímenes superiores de lo más selectivo que quedó de esta tribu de los mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (con excepción de ciertos tipos preexistentes de lémures, gibones, y otras criaturas monescas) son los descendientes de la pareja (con excepción de ciertos tipos preexistentes de lémures, gibones, y otras criaturas monescas) son los descendientes de la pareja ínfima de este grupo de mamíferos intermedios, una pareja que sólo sobrevivió por haberse escondido en un retiro subterráneo, depósito de alimentos, por más de dos semanas durante la última batalla enconada de su tribu, sin salir hasta después de haber cesado completamente las hostilidades.
Volviendo al nacimiento de los gemelos superiores, un macho y una hembra, a los dos destacados miembros de la tribu de los mamíferos intermedios: estas crías fueron de una índole insólita; tenían aún menos pelos en el cuerpo que sus padres y, de muy pequeños, ya insistían en caminar erguidos. Sus antepasados siempre aprendían a caminar sobre las patas traseras, pero estos primates gemelos se irguieron desde el principio. Alcanzaron a medir más de un metro y medio de altura, y sus cabezas crecieron más en comparación con las de los demás de la tribu. Aunque aprendieron, a temprana edad, a comunicarse el uno con el otro por medio de señas y sonidos, nunca pudieron hacer que su pueblo entendiera estos símbolos nuevos.
Como a los catorce años de edad, huyeron de la tribu, hacia el oeste para criar su familia y establecer la nueva especie de los primates. Y estas criaturas nuevas se denominan muy propiamente primates, ya que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana misma.
Así los primates llegaron a ocupar una región en la costa occidental de la península mesopotámica que, en aquellos tiempos, se proyectaba en el mar meridional; en tanto que las tribus menos inteligentes y estrechamente emparentadas habitaban en la punta de la península y a lo largo de su costa oriental.
Los primates eran más humanos y menos animales que sus predecesores del grupo mamífero intermedio. Las dimensiones del esqueleto de esta especie nueva eran muy similares a las de las razas humanas primitivas. El tipo humano de mano y pie había llegado a su pleno desarrollo, y estas criaturas sabían caminar y hasta correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Abandonaron, por lo general, el medio arbóreo, si bien continuaron recurriendo a las copas de los árboles como medida de seguridad por la noche, pues, lo mismo que sus antepasados precedentes, eran muy sensibles al temor. El mayor uso de las manos contribuyó mucho al desarrollo de su capacidad cerebral inherente, pero aún no contaban con mentes que se pudieran llamar en verdad humanas.
Aunque los primates diferían poco de sus predecesores en cuanto a su naturaleza emocional, exhibían una tendencia más humana en todas sus propensiones. Fueron, efectivamente, animales espléndidos y superiores, que alcanzaban la madurez a los diez años de edad y cuya vida natural máxima era de unos cuarenta años. Es decir, podrían haber vivido cuarenta años si hubieran expirado por muerte natural, pero en aquellos días primitivos muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por subsistir era demasiado intensa.
Ahora pues, tras casi novecientas generaciones de desarrollo, abarcando alrededor de veintiún mil años desde el origen de los mamíferos protohumanos, los primates, súbitamente, dieron a luz a dos asombrosas criaturas, los primeros verdaderos seres humanos.
De este modo, los mamíferos protohumanos, descendientes del tipo norteamericano de lémur, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos mamíferos intermedios, a su vez, produjeron a los primates superiores, que fueron los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus de los primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedaría un solo individuo de estas tribus extraordinarias.
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