Elena Petrovna Blavatsky (1831-1891), inmigrante rusa, mística y fundadora de la Sociedad Teosófica, escribió:
“Akasha es uno de los principios cósmicos y materia plástica, creativo en su naturaleza física, inmutable en sus más altos principios. Es la quintaesencia de todas las formas posibles de energía, material, espiritual o física. Contiene en sí mismo los gérmenes de la creación universal, que emergió bajo el impulso del espíritu divino." (Alquimia y la Doctrina Secreta.)
Los registros Akásicos o registros Akáshicos (de akasha, en sánscrito: cielo, espacio, éter) son una especie de memoria de todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos que estaría registrada en el éter (un fluido impalpable, inmaterial, sutil e intangible, que los antiguos hindúes suponían que penetraba todo el universo y sería el peculiar vehículo del sonido y la vida). Allí se almacenaría todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos y todos los conocimientos del universo. El Ayer, el Hoy y el Mañana, están de alguna manera ya presentes, accesibles a quienes desarrollan las vías metafísicas de acceso a esa información, donde el Karma propio y ajeno, universal y mundano, queda escrito. Una especie de Gran Banco de Datos Universal o una Memoria absoluta, atemporal y espiritual.
Suponemos que Alcione no es el único que posee un anillo manásico. Cada estrella, también nuestro Sol, tienen su propio anillo manásico, el reservorio de información de las culturas, razas y existencias de su zona de influencia.
Así que lo que a continuación nos preguntaremos es si existe alguna evidencia de que el Sol, o nuestro sistema solar, tengan ese particular “plano vibratorio” al margen de los conocimientos de la ciencia ortodoxa.
UN ARTÍCULO INJUSTAMENTE OLVIDADO
Este trabajo que reproduzco a continuación —y que sugiero leer con atención— nos revela no sólo pistas para abonar esta teoría; también, nos habla de un “complot del silencio” destinado a privarnos de información.
REVELACIONES DE CIENTIFICOS EUROPEOS
Nota de prensa del Centro Internacional de Psicobiofísica de Bérgamo (Italia), publicada originalmente en la Revista Centro Ricerche Biopsichiche de Padova, Mayo de 1966.
“ Se ha realizado en Campidoglio el anunciado Congreso Científico por la antigua y gloriosa Academia Teatina, que preside el Ingeniero Angelo De Luca, y que integran los más eminentes científicos europeos, tales como el premio Nobel Louis Brolie; el profesor M. Tedeschini; el profesor E. Medi, presidente del EURATOM; el profesor Polvani, ex presidente del Consejo Nacional de Investigaciones; el profesor Augel, de la Sorbona, director de investigaciones espaciales europeas; el profesor Courier, de la Academia de Ciencias de París; el profesor Pende; Frigoni; Bompiani; Cinquini; Ottaviani; Dúchense, de Lieja; Yoffe, de Cambridge; Siegmund, de Bonn; etc.”
“ El congreso ha tratado y puesto en evidencia los trabajos de un “equipo” de científicos italianos que ha descubierto la identidad fluido-dinámica de la estructura de la energía radiante, de la materia y del espacio que la circunda, alcanzando a demostrar que la velocidad de la luz es relativa.”
“ Marco Tedeschini, profesor universitario de mecánica racional y electrónica, ex colaborador de Marconi y Levi-Civita, y conocido en todo el mundo por su famosa "Teoría de las apariencias” ha demostrado que el espacio se comporta como un fluido que tiene una densidad 100 cuatrillones de veces inferior a la del agua, cuyos vórtices forman los sistemas atómicos y astronómicos de la materia con sus campos de fuerza atractivas, y cuyas oscilaciones constituyen, según sus frecuencias, las diferentes calidades de energía ondulatoria.
“ De tales experimentos ha resultado también que La Tierra transporta consigo, en su movimiento de revolución anual, el propio ambiente circundante de espacio fluido, así como transporta consigo su cubierta atmosférica. Nuestro globo y la esfera planetaria de espacio fluido que lo circunda, son a su vez sumergidos en el vórtice solar, en una corriente fluida que tiene una velocidad de 60 kilómetros por segundo.
El campo radiante fluido solar y aquél planetario terrestre se mueven cada uno subdivididos, como una cebolla, en estratos esféricos concéntricos de espacio fluido que tiene espesor constante y velocidad de rotación inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su radio.”
“ De los experimentos citados ha sido posible advertir y medir, ya sea la corriente fluida que tiene una velocidad de 9.335 km/seg, y circula en torno a nuestro planeta en el sentido de su rotación diurna y que produce con su empuje centrípeto sobre los cuerpos en ella sumergidos, la aceleración de caída sobre nuestro globo; ya sea la corriente solar, que tiene una velocidad de 60 km/seg, que arrastra a La Tierra y a su esfera planetaria en su solidario movimiento de revoluciones y que provoca la gravedad que las tiene ligadas al Sol.”
De este artículo podemos extraer algunas reflexiones:
Recordar, que Hippolyte León Denizard Rivail, más conocido por su seudónimo de “Allan Kardec”, codificador del Espiritismo, en su libro Génesis, Milagros y Predicciones, en el capítulo XIV, artículo Los Fluidos, ya había anticipado casi en las mismas palabras la existencia de estos campos fluídicos revelados por las entidades con él comunicados. Bien podríamos llamar el “anillo manásico” de nuestro Sistema Solar.
Retrotraernos a la Ley de Correspondencia y señalar que el comportamiento del “aura” (porción del campo bioplasmático que sobresale del cuerpo físico) con su característica rotación es, en lo microcósmico, apenas un reflejo de la “corriente de fluido” macrocósmica que arrastra a la Tierra.
Porque de lo que nos está hablando aquí el autor, es de la certeza, de que nuestra Tierra, y el Sistema Solar todo, posee una especie de “campo etéreo” que le es propio, y que pondría en evidencia que dicha situación, de repetirse en Alcione, no sería un extraño caso particular, sino simplemente otra circunstancia de similar tenor, aunque tal vez de características especiales.
LAS HIPOTESIS DEL BANCO DE IMAGENES
Los Registros Akásicos se asimilan a la suposición de un banco de imágenes universal, a donde concurren todas las experiencias y vivencias de todos los seres vivos y de donde se obtiene la información elemental, basal, fundamental, para modelar en la realidad las experiencias y vivencias por venir.
Todo es energía en el Universo. Esta energía vibra en diferentes frecuencias y dimensiones. Estas dimensiones están configuradas por espacios infinitos donde existen mundos de otros niveles no materiales sino sutiles. Ellos se llaman Tattwas y son los cinco elementos a través de los cuales se distribuye la Energía Planetaria: Tierra, Agua, Aire, Fuego y Akasha.
El único vehículo humano para alcanzar todos los niveles de frecuencias es el Alma, que es a su vez vehículo del Espíritu.
AKASHA es una palabra de origen sánscrito, que se utiliza para denominar un plano de la conciencia cósmica que actúa como archivo, en el cual se graban o registran todos los eventos, situaciones, pensamientos, emociones y acciones de un ser. Allí esta registrada toda la historia del planeta, así como toda la historia personal de cada uno de nosotros. Se halla escrito el propósito en la Vida, así como el programa de nuestro destino futuro según nuestro karma o aprendizaje.
Estas “memorias” revelan situaciones que en el presente ayudan a esclarecer el por qué de nuestras elecciones, experiencias de vida, vínculos, pues están formadas por una multitudinaria masa de información acumulada encarnación tras encarnación. Cada uno de nosotros al desprendernos de la Fuente e ingresar en los diferentes planos de la materia, emitimos un sonido o tono propio. Este sonido, que tiene resonancia con nuestro nombre elegido en esta encarnación, es el que nos permite acceder a la información álmica individual. Como no tenemos conciencia aun de ese sonido, la fuente o Dios, por intermedio de las Conciencias que rigen al plano Akáshico, nos han proporcionado una llave simbólica: una ORACIÓN SAGRADA, con la cual podemos acceder a ese plano.
Aunque parezca forzada, esta posibilidad ciertamente sirve para explicar todos los aspectos de ciertas “apariciones” y fenómenos psíquicos.
El típico caso donde una aparición alerta a un sujeto de un inminente peligro —siendo indiferente si se trata de una supuesta entidad espiritual, el tío fallecido o la madre localizada a miles de kilómetros, gozando de buena salud pero ignorante de las vicisitudes del protagonista— es un buen ejemplo de ello.
Existe una gratuita tendencia innata a concluir que se trata, o bien de un “doble”, algo así como una proyección astral del ser querido para alertarle, o bien del conocimiento premonitorio o telepático del riesgo por venir y una dramatización posterior para su mejor comprensión por parte del destinatario. Pero para comprender por qué reivindicamos para este tipo de casos la teoría de los Registros Akásicos, permítasenos remitirnos a un caso específico (referido e investigado por alguien tan confiable como Louise Rhine):
Durante la Primera Guerra Mundial, un prisionero canadiense en Alemania logró escapar y, de noche y durante una tormenta de nieve, llegó a una encrucijada en la que un camino conducía hacia Holanda y una probable seguridad, y el otro hacia una captura casi cierta. Vaciló y luego optó por uno de los caminos. De repente, se le apareció la figura de su hermano (que hasta esa hora dormía apaciblemente en Inglaterra, ignorante de todo) muy clara y vívida, y le dijo: “No, Richard, por ese camino no. ¡Toma por el otro camino, idiota!”. El resultado fue que aquél hombre que huía, tomó el otro camino y se salvó.
El hermano no sólo no tenía idea del peligro que acosaba al prisionero, sino que seguramente tampoco habría podido aconsejarle respecto de qué camino tomar. Esto es lo mismo que decir que, a los efectos prácticos, el hermano del fugitivo nada contaba para con este asunto. Ahora bien, supongamos que el inconsciente del hermano en Inglaterra se dio cuenta de la situación de peligro del perceptor; su preocupación podría haberle hecho intervenir como una “aparición” en momento de crisis. O que dicha aparición era una dramatización creada por el inconsciente del perceptor, un modo conveniente de expresar la advertencia, tras adquirir intuitivamente la información correcta.
Si se trata de la primera posibilidad, es razonable suponer que nadie poseía la información: o sea, que no había una persona viva que conociera la ecuación camino correcto –duda del sujeto-. Sea lo que fuere lo que guió al perceptor, era alguien o algo con acceso a un conocimiento más que comúnmente accesible, pero no el hermano como tal.
Si se trata del segundo caso, tendríamos que preguntarnos por qué todo ese trabajo de representar a su hermano; después de todo, hay docenas de casos documentados en los que las personas fueron advertidas por simples premoniciones, corazonadas o pálpitos. Y aunque dejemos abierta la posibilidad de que un agente externo intervino, en uno u otro sentido, ocurrió el acceso a alguna fuente de información, y para explicarlo se necesita algo parecido a la hipótesis del banco de imágenes.
Esta hipótesis además nos ayudaría en algunos problemas de estas disciplinas; por ejemplo, cómo los sujetos voluntarios sometidos a un experimento de abducción imaginaria aparecieron con narraciones tan parecidas a los que produjeron los secuestrados presuntamente reales, o permiten comprender mejor las extrañas correspondencias entre la ciencia ficción y ciertas categorías de apariciones de OVNIs cuando los testigos, en este segundo caso, generalmente son lo suficientemente iletrados como para descartar lecturas de oscuras publicaciones fantásticas de decenios anteriores generalmente en idiomas que no les son propios.
Los Arquetipos de Jung pueden estar almacenados en estos Registros Akásicos, y la teoría del campo morfogenético de Ruppert Sheldrake, que sugiere que todos los organismos son de algún modo “conscientes” de lo que les ocurre a otros organismos de su tipo, no es más que una manera distinta de llamar al mismo principio.
LA "PSICOMETRIA" Y LOS REGISTROS AKASHICOS
Aquí nos referiremos a lo que por tal término se conoce en Parapsicología al proceso por el cual ciertos psíquicos, teniendo en sus manos un objeto determinado, logran “evocar” detalles de sus dueños o de las circunstancias en las que ese objeto se vio envuelto.
La tendencia popular es suponer que ese objeto retiene “vestigios de memoria” de los sucesos en los cuales participó, como si los hechos fueran una melaza pegajosa que ciertas cosas pueden retener. Tal vez sea así. Pero también es más probable en el sentido de que en alguna parte haya una especie de memoria de todo lo acontecido en el Universo y el objeto actúe como un código de búsqueda, lo cual le permite a la persona dueña de la aptitud psíquica recuperar de ese depósito la información adecuada.
Cualquiera sea el proceso, el objeto le brinda al sensitivo la orientación necesaria. Y si esto es verdad respecto de esa pistola que nos revive los padecimientos del asesinato en el que participó, también sería cierto respecto a esa vieja mansión donde “vemos” apariciones asimilables a sus antiguos moradores y sus circunstancias.
Finalmente, recordemos que toda la historia del conocimiento hermético (desde los augures romanos hasta los espiritistas decimonónicos) nos recuerdan que, de alguna forma, en el sujeto quedan impregnados (hoy diríamos, en su “aura” todos los acontecimientos en los que participó, todas las intencionalidades que tuvo); según los seguidores de Kardec es posible hacer una lectura del “peri espíritu” para observar, en él, colores y anomalías que debidamente interpretadas nos remitirán a sucesos agradables o desgraciados de su vida.
De forma tal que aplicando un cierto carácter transitivo, podemos colegir que, respetando aquel mismo Principio de Correspondencia a que hicimos referencia, el Anillo Manásico de un sistema cualquiera puede conservar el registro de los hechos acaecidos en su entorno, y es plausible aceptar que algún otro (Alcione, por ejemplo) puede a su vez aglutinar sinópticamente los de los sistemas que le son secundarios.
La culminación obvia de este razonamiento es que si información es vibración, y si nosotros mismos no somos más que nubes electrónicas infinitamente pequeñas orbitando de manera más o menos ordenada en un espacio vacío, la interacción entre nosotros —información vibratoria— y un Anillo Manásico ajeno al nuestro necesariamente ha de provocar algún efecto resonante; ergo, algún cambio. Si positivo o negativo, es sólo cuestión de más especulación.
¿Qué opina la ciencia?
1) El Anillo Manásico o el cinturón de fotones es un fenómeno que los científicos no han logrado observar todavía, a pesar de que una fuente de energía de tal magnitud debería de ser detectable.
2) Nuestro Sol no forma parte del sistema de las Pléyades ni tampoco orbita alrededor de esta constelación cada 24.000 años.
3) Las Pléyades están aproximadamente a 407,5 años luz de nuestro sistema solar. Es decir, si nuestro Sol orbitase alrededor de ellas su velocidad orbital sería de una décima parte de la velocidad de la luz (32.000 km/seg.) Esta velocidad habría sido constatada por los científicos y las constelaciones sufrirían enormes transformaciones en el curso de una vida si fuera cierto.
4) La edad estimada de las Pléyades es de 78 millones de años, son estrellas mucho más jóvenes que nuestro Sol, cuya edad se estima en 4,500,000,000 años, incluso son mucho más jóvenes que nuestro planeta Tierra con 3,500,000,000 de años y el ser humano que aparece hace 2 millones de años.
5) Los astrónomos no han detectado ningún indicio de estas teorías al examinar el sistema de las Pléyades. De hecho, el sistema solar se está alejando de la constelación de Tauro y, por lo tanto, de las Pléyades, dirigiéndose hacia la constelación de Hércules.
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