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26 octubre 2015

EL GOLPE MILITAR ESPIRITISTA Y PRO APRISTA DEL GENERAL ANTONIO RODRIGUEZ RAMIREZ CONTRA EL PRESIDENTE GENERAL OSCAR BENAVIDES

EL GOLPE MILITAR ESPIRITISTA Y PRO APRISTA DEL GENERAL ANTONIO RODRIGUEZ RAMIREZ
CONTRA EL PRESIDENTE GENERAL OSCAR BENAVIDES

Compilación y estructuración del


Dr. Fernando Durand Mejía - Médico

Antonio Rodriguez Ramirez.  Fue Ministro de Gobierno y Policía (1935-1939) y Segundo Vicepresidente de la República (1936-1939), durante el segundo gobierno del general Oscar R. Benavides.  En las postrimerías de este gobierno protagonizó un intento de golpe de estado pro aprista, en el curso del cual murió ametrallado.




Era limeño, hijo de militar. Se distinguió desde la Escuela Militar, por su sentido del honor y del cumplimiento del deber.
** Cuando Luis Sánchez Cerro asumió su mandato constitucional el 8 de diciembre de 1931, Rodríguez, que por entonces era coronel, fue designado Jefe de la Casa Militar. Durante el atentado contra Sánchez Cerro en la iglesia de Miraflores, recibió un balazo en la pierna por el aprista Melgar y quedó limitado de manera permanente, por lo que recibió el apodo de “el cojo Rodríguez”. Estuvo también en el coche presidencial durante el asesinato de Sánchez Cerro, el 30 de abril de 1933 y se le sindica como uno de los que dispararon contra el magnicida aprista Abelardo Mendoza Leiva.
Cuando el general Benavides fue ungido como presidente por el Congreso Constituyente, Rodríguez se convirtió en su hombre de confianza. Fue ascendido a general. Por entonces se perseguía duramente a los apristas y comunistas. Rodríguez fue nombrado Ministro de Gobierno y Policía en 1935, y en tal calidad, mantuvo la política represiva. Cuando Benavides, con el visto bueno del Congreso, restituyó las vicepresidencias (abolidas desde 1920), Rodríguez fue designado 2do. Vicepresidente de la República, por ser el Ministro de Gobierno, mientras que la 1era vicepresidencia la ocupó Ernesto Montagne Markholz, por ser el Presidente del Consejo de Ministros.

GENERAL ANTONIO RODRIGUEZ Y MINISTRO MANTAGÑE

Se dice que era masón y que creía en la astrología y el espiritismo. Enterado de ello, el líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre (masón él) logró introducir en las sesiones de espiritismo a las que acudía Rodríguez a un médium aprista llamado Manuel Cenzano, para que lo trabajara mentalmente en beneficio del partido. Cenzano hizo creer al general Rodríguez que invocaba al espíritu de Sánchez Cerro, cuya voz de ultratumba señalaba al ministro como el hombre indicado para acabar con la dictadura de Benavides y restablecer la democracia. Pero, para realizar tal propósito, la misma voz le advirtió que precisaba de la ayuda del Partido Aprista.

 ** Ocurrió que meses antes, Atala y Cenzano, participantes en la rebelión aprista de Huancavelica del 27 noviembre 1934 y, por lo tanto, clandestinos, se encontraron fortuitamente en Lima.
Atala se enteró con asombro de que Cenzano, bajo otro nombre, se ganaba la vida como vidente y que entre sus clientes habituales se encontraba el ministro de Gobierno.
Buscaron contactos, pidieron instrucciones y poco tiempo después, Rodríguez “escuchaba” en la mesa adivinatoria la voz de don José de San Martín que le ordenaba deponer a Benavides y convocar elecciones libres.

En otro lado de Lima, Atala, Cenzano y veinte hombres armados, listos para marchar a la Casa de Gobierno, tuvieron que mantenerse en la clandestinidad hasta 1945.
Al parecer Rodriguez quedo convencido de ser un  predestinado y aunque le era duro pedir ayuda a aquellos a los que había perseguido, vencio todo orgullo y vanidad e inicio gestiones para entablar contacto con Haya de la Torre. En efecto se produjo el encuentro entre ambos, en mas de una oportunidad. El líder aprista estuvo desde abril de 1938 al corriente de los preparativos de golpe de estado de Rodríguez, a quien prometió el respaldo del pueblo aprista una vez producido el movimiento. Sin embargo, como era su costumbre en este tipo de conjuras, Haya de la Torre actuaba con doblez.
        Antonio Rodríguez planeó el golpe de Estado junto con el general Cirilo Ortega, jefe de unos grupos secesionistas de la Unión Revolucionaria, el partido sanchecerrista. Aparentemente, contaba con el apoyo de diversos sectores.
La rebelión se produjo el 19 de febrero de 1939; se celebraban los carnavales de 1939. Era un día domingo del verano de ese año y, en plena algarabía de las fiestas y juegos con agua, la gente se preparaba para los bailes tradicionales de ocasión.

GENERAL OSCAR R BENAVIDES

** El presidente general Oscar R. Benavides había salido a bordo del BAP Callao hacía la ciudad de Pisco, en un paseo oficial. Benavides viajó con una numerosa comitiva que incluía al general Ernesto Montagne Markoz, a quien años después Manuel A. Odría le anularía la candidatura presidencial, en el colmo del cinismo, afirmando que era “francés”. También viajaban con Benavides el alcalde de Lima de entonces, Eduardo Dibós Dammert (pariente de la hoy célebre Claudia Dammert) y su jefe de Edecanes el Capitán de Navío AP Juan Francisco Torres Mattos (quien en 1962, al ser derrocado Prado, asumió el cargo de copresidente de la Junta Militar).

Mientras tanto Palacio de Gobierno fue tomado por el ministro de Gobierno y hombre de confianza de Benavides, el general Antonio Rodríguez  y ante la tropa reuinida en el patio se proclamo jefe interino de la República, anunciando una amnistia general, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y eleccciones libres. 

Pero un descuido en el plan resultaría fatal para Rodríguez. Antonio Rodríguez duró pocas horas. Estando en el patio principal de Palacio de Gobierno un oficial de la policía jefe de la Guardia de Asalto –el mayor Luis Rizo Patrón (apodado “el loco”, por su carácter violento), avanzó hacia Palacio, se acercó al general Rodríguez, ametralladora en mano y con una ráfaga abatió a Rodríguez.

** En la madrugada de ese día, Rodríguez se sublevó con algunos subalternos y ocupó el Palacio de Gobierno sin encontrar resistencia alguna. Acto seguido, anunció por Radio Nacional y envió a los diarios para su publicación el consabido Manifiesto a la Nación, pero ninguno de ellos lo publicó. Un piquete de la Guardia Republicana, confabulado con los rebeldes, fue enviado a la Penitenciaría de Lima, para que liberara a los presos políticos (la mayoría aprista).

Sin embargo, la intentona golpista culminaría de manera sorpresiva a las pocas horas. Los rebeldes cometieron el error de no comprometer a su favor a los destacamentos que custodiaban Palacio, cuyos jefes se vieron sorprendidos por los hechos; decidieron finalmente permanecer fieles a Benavides. El mayor de la policía Luis Rizo Patrón, jefe de la Guardia de Asalto, se puso de acuerdo con el capitán Alejandro Ismodes Romero, comandante de la Compañía de Ametralladoras de Palacio (emplazadas en las azoteas de Palacio), para debelar el movimiento. La hora fijada fue a las 8 de la mañana, en momentos en que se izaba la bandera en el patio de Palacio y se tocaba la Marcha de Banderas. Acordaron que la señal la daría Ísmodes, la cual sería unas ráfagas de ametralladora disparada desde lo alto de Palacio. Llegada la hora y ante la señal convenida, Rizo Patrón avanzó sobre Palacio de Gobierno y apuntando con un mosquetón a Rodríguez, le intimó por tres veces a que se rindiera. Rodríguez increpó a Rizo Patrón de manera temeraria, recibiendo entonces una descarga, que lo dejó muerto en el acto. Cayeron además un alférez y un guardia. Los demás oficiales comprometidos con el golpe no atinaron a hacer nada y fueron detenidos.

Era sabido que dicho alto oficial del entorno presidencial se dedicaba al espiritismo. Según se dijo en aquella época, él se había revelado “por mandato de los espíritus”. Posteriormente, una edición extraordinaria de La Crónica señaló al general Cirilo Ortega como el socio de Rodríguez en aquel conato de golpe.
La razón principal del fracaso de este golpe de estado fue su improvisación, pues los rebeldes no lograron comprometer a muchas de las unidades fundamentales del Ejército ni a jefes importantes. Tampoco hubo apoyo popular. El “pueblo aprista” no se hizo presente.

        Enterado por vía cablegráfica de la intentona golpista, Benavides regresó de Pisco por vía terrestre y llegó a Lima seguido de una caravana de automóviles. Su régimen se había salvado esta vez, pero comprendió muy bien que era contraproducente mantenerse en el poder. Luego de ese hecho Benavides, viejo zorro político, comprendió que era hora de convocar a elecciones para diciembre 1939. Para ello convenía dejar a un amigo en el sillón presidencial.

 ** Algunos pensaron que Benavides se había salvado por haber cancelado la búsqueda del tesoro de Catalina Huanca que, según los supersticiosos, había causado la muerte de Sánchez Cerro.
Son estos algunos casos de “adivinación” en la política.
Dos fueron luego los candidatos que se presentaron a las elecciones. Por un lado, Manuel Prado Ugarteche, quien junto con su hermano Jorge había ayudado a Benavides en el golpe de 1914 contra el entonces presidente Don Guillermo Billinghurst. Su rival fue el dueño de La Prensa y uno de los abogados más notables de Lima: el doctor José Quesada Larrea. Las elecciones fueron amañadas y Prado reivindicó a su padre. Treinta años después, se hallaron en una finca limeña las ánforas repletas con votos que favorecían a Quesada Larrea.
Por esos absurdos nacionales, diecisiete años más tarde, en 1956, y con el apoyo del Apra (a cuyos dirigentes persiguió, encarceló y desterró), Prado llegó nuevamente a Palacio. Lo logró de la mano de Haya de la Torre y gracias al lema: “Tú lo conoces vota por él”. Así se instauró la “Convivencia”, gobierno donde se repartieron con el Apra tanto el Parlamento como los cargos públicos. Pero esa es ya otra historia. (Mario Saavedra-Pinón Castillo).

Benavides suscribió la Constitución de 1933, que reemplazó a la de 1920. Esta nueva Constitución mantendría su vigencia hasta 1979.

·         Basadre Grohmann, Jorge: Historia de la República del Perú (1822 - 1933). Tomos 15 y 16. Editada por la Empresa Editora El Comercio S. A. Lima, 2005. 
·         Chanduvi Torres, Luis: El APRA por dentro. Lo que hice, lo que vi y lo que sé. 1931-1957. Primera Edición. Mayo de 1988. Lima, Perú. Impreso en Taller Gráfico “Copias e Impresiones”.
·         Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República / 1930 -1985. Tomo II. Desde Sánchez Cerro hasta Alan García. Lima, AFA Editores, 1985.
·         López Martínez, Héctor  La República Contemporánea (1933-2010). Tomo XII de la “Historia del Perú” publicada por la Empresa Editora El Comercio S.A, 2010. 
·         El Mariscal Benavides, su vida y su obra. Lima, Editorial Atlántida, 2do volumen. 1976, 1981.
·         Diario El Comercio – Parapsicología y política, por Roxanne Cheesman.
·         Wikipedia. Antonio Rodríguez Ramírez.
·         Caretas. 17 de mayo 2014

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