EL GOLPE
MILITAR ESPIRITISTA Y PRO APRISTA DEL GENERAL ANTONIO RODRIGUEZ RAMIREZ
CONTRA
EL PRESIDENTE GENERAL OSCAR BENAVIDES
Compilación
y estructuración del
Dr.
Fernando Durand Mejía - Médico
Antonio Rodriguez Ramirez. Fue Ministro de Gobierno y Policía (1935-1939) y Segundo
Vicepresidente de la República (1936-1939), durante el segundo gobierno del
general Oscar R. Benavides. En las postrimerías de este gobierno
protagonizó un intento de golpe de estado pro aprista, en el curso del cual
murió ametrallado.
Era limeño, hijo de militar. Se distinguió desde
la Escuela Militar, por su sentido del honor y del cumplimiento del deber.
** Cuando Luis Sánchez Cerro asumió su mandato
constitucional el 8 de diciembre de 1931, Rodríguez, que por entonces era
coronel, fue designado Jefe de la Casa Militar. Durante el atentado contra
Sánchez Cerro en la iglesia de Miraflores, recibió un balazo en la pierna por
el aprista Melgar y quedó limitado de manera permanente, por lo que recibió el
apodo de “el cojo Rodríguez”. Estuvo también en el coche presidencial durante
el asesinato de Sánchez Cerro, el 30 de abril de 1933 y se le sindica como uno
de los que dispararon contra el magnicida aprista Abelardo Mendoza Leiva.
Cuando el general Benavides fue ungido como
presidente por el Congreso Constituyente, Rodríguez se convirtió en su hombre
de confianza. Fue ascendido a general. Por entonces se perseguía duramente a
los apristas y comunistas. Rodríguez fue nombrado Ministro de Gobierno y
Policía en 1935, y en tal calidad, mantuvo la política represiva. Cuando
Benavides, con el visto bueno del Congreso, restituyó las vicepresidencias
(abolidas desde 1920), Rodríguez fue designado 2do. Vicepresidente de la
República, por ser el Ministro de Gobierno, mientras que la 1era
vicepresidencia la ocupó Ernesto Montagne Markholz, por ser el Presidente del
Consejo de Ministros.
GENERAL ANTONIO RODRIGUEZ Y MINISTRO MANTAGÑE
Se dice que era masón y que
creía en la astrología y el espiritismo. Enterado de ello, el líder
aprista Víctor Raúl Haya de la Torre (masón él) logró introducir en las
sesiones de espiritismo a las que acudía Rodríguez a un médium aprista
llamado Manuel Cenzano, para que lo trabajara mentalmente en beneficio del
partido. Cenzano hizo creer al general Rodríguez que invocaba al espíritu de
Sánchez Cerro, cuya voz de ultratumba señalaba al ministro como el hombre
indicado para acabar con la dictadura de Benavides y restablecer la democracia.
Pero, para realizar tal propósito, la misma voz le advirtió que precisaba de la
ayuda del Partido Aprista.
Atala se enteró con asombro de
que Cenzano, bajo otro nombre, se
ganaba la vida como vidente y
que entre sus clientes
habituales se encontraba el ministro de Gobierno.
Buscaron contactos, pidieron
instrucciones y poco tiempo después, Rodríguez
“escuchaba” en la mesa adivinatoria la voz de don José de San Martín que le
ordenaba deponer a Benavides y convocar elecciones libres.
En otro lado de Lima, Atala, Cenzano y veinte hombres armados, listos para marchar a la Casa de Gobierno, tuvieron que mantenerse en la clandestinidad hasta 1945.
En otro lado de Lima, Atala, Cenzano y veinte hombres armados, listos para marchar a la Casa de Gobierno, tuvieron que mantenerse en la clandestinidad hasta 1945.
Al parecer Rodriguez quedo convencido de ser un predestinado y aunque le era duro pedir ayuda a aquellos a los que había perseguido, vencio todo orgullo y vanidad e inicio gestiones para entablar contacto con Haya de la Torre. En efecto se produjo el encuentro entre ambos, en mas de una oportunidad. El líder aprista estuvo desde abril de 1938 al
corriente de los preparativos de golpe de estado de Rodríguez, a quien prometió
el respaldo del pueblo aprista una vez producido el movimiento. Sin embargo,
como era su costumbre en este tipo de conjuras, Haya de la Torre actuaba con
doblez.
Antonio
Rodríguez planeó el golpe de Estado junto con el general Cirilo Ortega, jefe de
unos grupos secesionistas de la Unión Revolucionaria, el partido sanchecerrista. Aparentemente,
contaba con el apoyo de diversos sectores.
La
rebelión se produjo el 19 de febrero de 1939; se celebraban
los carnavales de 1939. Era un día domingo del verano de ese año y, en plena
algarabía de las fiestas y juegos con agua, la gente se preparaba para los
bailes tradicionales de ocasión.
GENERAL OSCAR R BENAVIDES
** El
presidente general Oscar R. Benavides había salido a bordo del BAP Callao hacía
la ciudad de Pisco, en un
paseo oficial. Benavides viajó con una numerosa comitiva que incluía al general
Ernesto Montagne Markoz, a quien años después Manuel A. Odría le anularía la
candidatura presidencial, en el colmo del cinismo, afirmando que era “francés”.
También viajaban con Benavides el alcalde de Lima de entonces, Eduardo Dibós
Dammert (pariente de la hoy célebre Claudia Dammert) y su jefe de Edecanes el
Capitán de Navío AP Juan Francisco Torres Mattos (quien en 1962, al ser
derrocado Prado, asumió el cargo de copresidente de la Junta Militar).
Mientras
tanto Palacio de Gobierno fue tomado por el ministro de Gobierno y hombre de
confianza de Benavides, el general Antonio Rodríguez y ante la tropa reuinida en el patio se proclamo jefe interino de la República, anunciando una amnistia general, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y eleccciones libres.
Pero un
descuido en el plan resultaría fatal para Rodríguez. Antonio Rodríguez duró pocas horas. Estando en el patio principal de
Palacio de Gobierno un oficial de la policía jefe de la Guardia de Asalto –el mayor Luis Rizo Patrón (apodado “el loco”, por su carácter violento), avanzó hacia Palacio, se acercó al general Rodríguez, ametralladora en mano y con una ráfaga abatió a Rodríguez.
** En la madrugada de ese día,
Rodríguez se sublevó con algunos subalternos y ocupó el Palacio de Gobierno sin
encontrar resistencia alguna. Acto seguido, anunció por Radio Nacional y envió
a los diarios para su publicación el consabido Manifiesto a la Nación, pero
ninguno de ellos lo publicó. Un piquete de la Guardia Republicana, confabulado
con los rebeldes, fue enviado a la Penitenciaría de Lima, para que liberara a
los presos políticos (la mayoría aprista).
Sin embargo, la intentona golpista
culminaría de manera sorpresiva a las pocas horas. Los rebeldes cometieron el
error de no comprometer a su favor a los destacamentos que custodiaban Palacio,
cuyos jefes se vieron sorprendidos por los hechos; decidieron finalmente
permanecer fieles a Benavides. El mayor de la policía Luis Rizo Patrón, jefe de
la Guardia de Asalto, se puso de acuerdo con el capitán Alejandro Ismodes
Romero, comandante de la Compañía de Ametralladoras de Palacio (emplazadas en
las azoteas de Palacio), para debelar el movimiento. La hora fijada fue a las 8
de la mañana, en momentos en que se izaba la bandera en el patio de Palacio y
se tocaba la Marcha de Banderas. Acordaron que la señal la daría Ísmodes, la
cual sería unas ráfagas de ametralladora disparada desde lo alto de Palacio.
Llegada la hora y ante la señal convenida, Rizo Patrón avanzó sobre Palacio de
Gobierno y apuntando con un mosquetón a Rodríguez, le intimó por tres veces a
que se rindiera. Rodríguez increpó a Rizo Patrón de manera temeraria,
recibiendo entonces una descarga, que lo dejó muerto en el acto. Cayeron además
un alférez y un guardia. Los demás oficiales comprometidos con el golpe no
atinaron a hacer nada y fueron detenidos.
Era sabido
que dicho alto oficial del entorno presidencial se dedicaba al espiritismo.
Según se dijo en aquella época, él se había revelado “por mandato de los
espíritus”. Posteriormente, una edición extraordinaria de La Crónica señaló al
general Cirilo Ortega como el socio de Rodríguez en aquel conato de golpe.
La razón principal del fracaso de este golpe de
estado fue su improvisación, pues los rebeldes no lograron comprometer a muchas
de las unidades fundamentales del Ejército ni a jefes importantes. Tampoco hubo
apoyo popular. El “pueblo aprista” no
se hizo presente.
Enterado por vía
cablegráfica de la intentona golpista, Benavides regresó de Pisco por vía
terrestre y llegó a Lima seguido de una caravana de automóviles. Su régimen se
había salvado esta vez, pero comprendió muy bien que era contraproducente
mantenerse en el poder. Luego de ese hecho Benavides, viejo zorro político,
comprendió que era hora de convocar a elecciones para diciembre 1939. Para ello
convenía dejar a un amigo en el sillón presidencial.
Son estos algunos casos de
“adivinación” en la política.
Dos fueron luego
los candidatos que se presentaron a las elecciones. Por un lado, Manuel Prado
Ugarteche, quien junto con su hermano Jorge había ayudado a Benavides en el
golpe de 1914 contra el entonces presidente Don Guillermo Billinghurst. Su
rival fue el dueño de La Prensa y uno de los abogados más notables de Lima: el
doctor José Quesada Larrea. Las elecciones fueron amañadas y Prado reivindicó a
su padre. Treinta años después, se hallaron en una finca limeña las ánforas
repletas con votos que favorecían a Quesada Larrea.
Por esos absurdos nacionales, diecisiete años más tarde, en 1956, y con
el apoyo del Apra (a cuyos dirigentes persiguió, encarceló y desterró), Prado
llegó nuevamente a Palacio. Lo logró de la mano de Haya de la Torre y gracias
al lema: “Tú lo conoces vota por él”. Así se instauró la “Convivencia”,
gobierno donde se repartieron con el Apra tanto el Parlamento como los cargos
públicos. Pero esa es ya otra historia. (Mario
Saavedra-Pinón Castillo).
Benavides
suscribió la Constitución de 1933, que reemplazó a la de 1920. Esta nueva
Constitución mantendría su vigencia hasta 1979.
·
Basadre Grohmann, Jorge: Historia
de la República del Perú (1822 - 1933). Tomos 15 y 16. Editada
por la Empresa Editora El Comercio S. A. Lima, 2005.
·
Chanduvi Torres, Luis: El
APRA por dentro. Lo que hice, lo que vi y lo que sé. 1931-1957. Primera
Edición. Mayo de 1988. Lima, Perú. Impreso en Taller Gráfico “Copias e
Impresiones”.
·
Chirinos Soto, Enrique: Historia
de la República / 1930 -1985. Tomo II. Desde Sánchez Cerro hasta Alan
García. Lima, AFA Editores, 1985.
·
López Martínez, Héctor : La
República Contemporánea (1933-2010). Tomo XII de la “Historia del
Perú” publicada por la Empresa Editora El Comercio S.A, 2010.
·
El Mariscal Benavides, su vida y su obra. Lima, Editorial Atlántida, 2do volumen. 1976,
1981.
·
Diario El Comercio – Parapsicología
y política, por Roxanne Cheesman.
·
Wikipedia. Antonio Rodríguez Ramírez.
·
Caretas. 17 de mayo 2014
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