"Es necesario entender cual es el papel de Adán y Eva quienes vienen desde mundos evolucionados (otro nivel de plano dimensional) a nuestra tierra, y a todos los mundos de materia; para contribuir al desarrollo espiritual, a la evolución física y a la comprensión del origen y fín de los seres vivos" .
Dr. Fernando Durand Mejía.
Nuestro mundo ha sido visitado por cuatro órdenes de filiación: Caligastia, el Príncipe Planetario hace 500,000 años, que luego se alió a la rebelión de Lucifer hace 200,000 años; Adán y Eva, de los Hijos Materiales de Dios (que se desviaron de su misión previamente concertada); Maquiventa Melquisedek, el «sabio de Salem» en los tiempos de Abraham (que iluminó espiritualmente la época y formó sacerdotes) ; y Cristo Miguel (Jesús), que vino como Hijo paradisiaco donador.
En los mundos normales (no es el caso de la Tierra-Urantia), el Adán y la Eva Planetarios no se emparejan nunca con las razas evolutivas (este desacato se conoce como pecado original). Este trabajo de mejoramiento biológico es una función de la progenie adámica (de los hijos de Adán y Eva).
Y en la mayoría de los mundos se considera que el honor más elevado es ser elegido como candidato para casarse con los hijos y las hijas del jardín (hijos de Adán y Eva y sus descendientes). Los hijos de cada una de estas uniones (entre razas superiores evolutivas y descendientes Adámicos) son educados e instruidos en las escuelas del Príncipe Planetario, y luego se les permite ir hacia la raza de su progenitor evolutivo para casarse allí entre los grupos seleccionados de mortales superiores.
En los mundos normales (no es el caso de la Tierra-Urantia), el Adán y la Eva Planetarios no se emparejan nunca con las razas evolutivas (este desacato se conoce como pecado original). Este trabajo de mejoramiento biológico es una función de la progenie adámica (de los hijos de Adán y Eva).
Y en la mayoría de los mundos se considera que el honor más elevado es ser elegido como candidato para casarse con los hijos y las hijas del jardín (hijos de Adán y Eva y sus descendientes). Los hijos de cada una de estas uniones (entre razas superiores evolutivas y descendientes Adámicos) son educados e instruidos en las escuelas del Príncipe Planetario, y luego se les permite ir hacia la raza de su progenitor evolutivo para casarse allí entre los grupos seleccionados de mortales superiores.
Cuando este linaje de los Hijos Materiales se añade a las razas en evolución de los mundos, da comienzo una nueva era más grande de progreso evolutivo.
En nuestro mundo se han realizado grandes progresos, a pesar del fracaso de los planes ordenados, desde que el plasma vital de Adán fue donado a nuestros pueblos.
Las escuelas del Príncipe Planetario (Funcionó por 500,000 años) se ocupan principalmente de la filosofía, la religión, la moral y las realizaciones intelectuales y artísticas superiores. Las escuelas del jardín de Adán y Eva (Funcionó por 35,000 años) se dedican habitualmente a las artes prácticas, la formación intelectual básica, la cultura social, el desarrollo económico, las relaciones comerciales, la eficacia física y el gobierno civil. Con el paso de los siglos, y gracias a la amalgamación de su progenie con las razas de los hombres, este mismo Hijo y esta misma Hija Materiales son aceptados (estrictamente esto no es así) como antepasados comunes de la humanidad, como los padres comunes de los descendientes ahora mezclados de las razas evolutivas.
Desde el momento en que el hombre emerge del nivel animal — cuando puede elegir adorar al Creador — hasta la llegada del Príncipe Planetario (hace 500,000 años), las criaturas volitivas mortales se denominan hombres primitivos. Hay seis tipos básicos o razas de hombres primitivos, y estos pueblos iníciales aparecen sucesivamente en el orden de los colores del espectro, empezando por el rojo. La cantidad de tiempo que se consume en esta evolución primitiva de la vida varía enormemente en los diferentes mundos, oscilando entre ciento cincuenta mil y más de un millón de años del tiempo de Urantia.
El Príncipe Planetario (Caligastia) llega generalmente cerca de cien mil años después del momento en que el hombre adquiere la postura erguida.
Los mortales primitivos (nativos) reciben generalmente bien al Príncipe Planetario y a su estado mayor visible; de hecho, a menudo los miran con temor y reverencia y, si no se les refrena, casi con adoración.
El príncipe y su estado mayor efectúan las primeras revelaciones sobre la verdad superior y la organización del universo.
Cuando se ha alcanzado el nivel de vida evolutiva más elevado posible, cuando el hombre primitivo ha ascendido tan alto como le ha sido posible en la escala biológica, un Hijo y una Hija Materiales (Adán y Eva, los mejoradores biológicos) siempre aparecen en el planeta, enviados por el Soberano del Sistema.
A estos Hijos, pues son dos, — el Hijo y la Hija Materiales — se les conoce generalmente en un planeta como Adán y Eva. Estos Hijos son el don material del Hijo Creador a los mundos habitados.
Permanecen en el planeta donde han sido destinados, junto con el Príncipe Planetario, durante toda la trayectoria evolutiva de esa esfera. En estos Hijos e Hijas Materiales inmortales encontramos al último eslabón indispensable que conecta a Dios con el hombre, que colma el abismo casi infinito entre el Creador eterno y las personalidades finitas más humildes del tiempo. He aquí a un ser de alto origen que es físico, material, e incluso una criatura sexuada como los mortales de Urantia, que puede ver y comprender al Príncipe Planetario invisible y servirle de intérprete ante las criaturas mortales del reino, pues los Hijos y las Hijas Materiales son capaces de ver a todas las órdenes inferiores de seres espirituales; visualizan al Príncipe Planetario y a todo su estado mayor, visible e invisible.
Permanecen en el planeta donde han sido destinados, junto con el Príncipe Planetario, durante toda la trayectoria evolutiva de esa esfera. En estos Hijos e Hijas Materiales inmortales encontramos al último eslabón indispensable que conecta a Dios con el hombre, que colma el abismo casi infinito entre el Creador eterno y las personalidades finitas más humildes del tiempo. He aquí a un ser de alto origen que es físico, material, e incluso una criatura sexuada como los mortales de Urantia, que puede ver y comprender al Príncipe Planetario invisible y servirle de intérprete ante las criaturas mortales del reino, pues los Hijos y las Hijas Materiales son capaces de ver a todas las órdenes inferiores de seres espirituales; visualizan al Príncipe Planetario y a todo su estado mayor, visible e invisible.
El Hijo Creador ( Miguel, Micael, Jesús) sólo engendra una pareja de estos seres en cada sistema local. Los Hijos y las Hijas materiales o sexuados son la progenie del Hijo Creador. El Adán y la Eva que vinieron a Urantia descendían de la pareja original de Hijos Materiales.
La estatura de los Hijos Materiales varía entre los dos metros y medio y los tres metros, y su cuerpo resplandece con el brillo de una luz radiante de tinte violeta. Aunque la sangre material circula por sus cuerpos materiales, también están sobrecargados de energía divina y saturados de luz celestial. Estos Hijos Materiales (los Adanes) y estas Hijas Materiales (las Evas) son iguales entre sí, y sólo difieren en su naturaleza reproductora y en ciertas dotaciones químicas. Son iguales pero diferenciales, masculino y femenino — en consecuencia complementarios — y están diseñados para servir en parejas en casi todas sus misiones.
Los Hijos Materiales disfrutan de una nutrición doble; son realmente dobles en su naturaleza y en su constitución, consumiendo la energía materializada poco más o menos como lo hacen los seres físicos del reino, mientras que su existencia inmortal se mantiene plenamente mediante la absorción directa y automática de ciertas energías cósmicas sustentadoras (hacen uso de los frutos del árbol de la vida, traído a la llegada de Adán y Eva).
Si fracasan en alguna misión asignada o incluso si se rebelan de forma consciente y deliberada (como realmente sucedió en la tierra por el engaño del Principe Planetario Caligastia -adherido a la rebelión de Lucifer-, Lucifer y su lugarteniente Satanas), los Hijos de esta orden son aislados, se les corta la conexión con la fuente universal de la luz y la vida. Inmediatamente después se vuelven prácticamente seres materiales, destinados a seguir el curso de la vida material en el mundo donde están asignados. La muerte material terminará finalmente con la carrera planetaria de esta Hija o de este Hijo Material desacertado e imprudente.
Un Adán y una Eva originales o directamente creados son inmortales por don inherente, como lo son todas las otras órdenes de filiación del universo local, pero sus hijos e hijas están caracterizados por una disminución del potencial de inmortalidad. Esta pareja original no puede transmitir la inmortalidad incondicionada a los hijos e hijas que procrea.
Los descendientes procreados por un Hijo y una Hija Materiales después de haber llegado a un planeta evolutivo no están inmunizados así contra la muerte natural (pero si viven cientos de años).
Si no cometen una falta, un Adán y una Eva en misión planetaria pueden vivir indefinidamente, pero dentro de ciertos límites, sus hijos experimentan una longevidad decreciente en cada nueva generación.
Los Adanes y las Evas son criaturas semimateriales y, como tales deben someterse a la desmaterialización en la capital del sistema para el transporte hasta el mundo de destino (la tierra).
En los mundos habitados, los Hijos y las Hijas Materiales construyen sus propios hogares jardín (Edén), y pronto reciben la ayuda de sus propios hijos. El emplazamiento del jardín ha sido elegido generalmente por el Príncipe Planetario, y su estado mayor corpóreo efectúa una gran parte del trabajo preliminar de preparación con la ayuda de muchos individuos superiores de las razas nativas.
Un Adán y una Eva Planetarios son, en potencia, el don completo de la gracia física para las razas mortales. La tarea principal de esta pareja importada consiste en multiplicarse y en mejorar a los hijos del tiempo. Pero no se produce un cruce inmediato entre la población del jardín y los pueblos del mundo. Durante muchas generaciones, Adán y Eva permanecen biológicamente separados de los mortales evolutivos, mientras construyen una fuerte raza de su orden. Éste es el origen de la raza violeta en los mundos habitados.
El Príncipe Planetario traidor logró comprometer a vuestro Adán y a vuestra Eva, pero fracasó en su esfuerzo por implicarlos en la rebelión de Lucifer.
Cuando el Adán y la Eva de Urantia emprendieron su trabajo de manera prematura, cuando se apartaron del plan ordenado, una de las Voces seráficas del Jardín fue la que los amonestó por su conducta reprensible. Al igual que sucede con el estado mayor corpóreo del Príncipe Planetario, los descendientes de los Hijos y las Hijas Materiales son de dos tipos: sus hijos físicos y la orden secundaria de criaturas intermedias. Ministros planetarios materiales, pero generalmente invisibles, contribuyen mucho al avance de la civilización
La progenie adámica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las razas evolutivas. El plan divino tampoco contempla que el Adán o la Eva Planetarios se emparejen personalmente con los pueblos evolutivos. Este proyecto de mejoramiento racial es tarea de su progenie.
La donación del plasma vital adámico a las razas mortales tiene como resultado una elevación inmediata de la capacidad intelectual y una aceleración del progreso espiritual. También hay habitualmente cierto mejoramiento físico. En un mundo de tipo medio, la dispensación postadámica es una época de grandes invenciones, de control de la energía y de desarrollo mecánico. Es la era en que aparecen las manufacturas multiformes y el control de las fuerzas naturales; es la edad de oro de la exploración y del sometimiento final del planeta. Una gran parte del progreso material de un mundo tiene lugar durante este período en que comienza el desarrollo de las ciencias físicas, precisamente la época que Urantia está experimentando ahora. Vuestro mundo lleva un retraso de una dispensación o más con respecto al programa planetario medio.
Hacia el final de la dispensación adámica en un planeta normal, las razas están prácticamente mezcladas.
El hombre primitivo es principalmente carnívoro; los Hijos y las Hijas Materiales no comen carne, pero al cabo de algunas generaciones su progenie tiende generalmente hacia el nivel omnívoro, aunque a veces grupos enteros de sus descendientes siguen sin comer carne. La mayoría de estas razas del mundo pronto se vuelven omnívoras, sustentándose con una amplia gama de alimentos procedentes tanto del reino animal como del reino vegetal.
Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que estuviera en contra de los planes de Adán o que pusiera en peligro su deber planetario. Como conocían la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en lugar de hacer planes con visión de futuro y con efectos más lejanos, los Melquisedeks, antes de partir, habían advertido especialmente a Eva de los peligros específicos que amenazaban su situación aislada en el planeta, y le habían aconsejado en particular que nunca se apartara del lado de su marido, es decir, que no intentara métodos personales o secretos para fomentar sus empresas comunes.
Eva había seguido escrupulosamente estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en las conversaciones cada vez más privadas y confidenciales que disfrutaba con cierto jefe nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se desarrolló de manera tan gradual y natural que a Eva la cogió desprevenida.
La tentación de Eva
El primer Jardín - Eden
El mal predomina sobre el bien
La huida del primer Jardín, antes de la venganza nodita
Los habitantes del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. Habían recibido una ayuda valiosa y mucha cooperación de estos descendientes mixtos de los miembros rebeldes del estado mayor de Caligastia, y ahora el régimen edénico iba a encontrar a través de ellos su completa ruina y su destrucción final.
Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y le había impresionado profundamente la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el mando de los noditas sirios, anunció su intención de establecer una relación muy estrecha con el trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su pueblo se unió a él en este programa, y Adán se regocijó con la noticia de que la más poderosa y la más inteligente de todas las tribus vecinas había decidido casi en masa apoyar el programa para mejorar el mundo; era indudablemente alentador. Poco después de este gran acontecimiento, Adán y Eva recibieron a Serapatatia y a su nuevo estado mayor en su propia casa.
Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes de Adán más capaces y eficaces. Era totalmente honrado y completamente sincero en todas sus actividades; nunca fue consciente, ni siquiera posteriormente, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento accesorio.
Mantuvo muchas entrevistas con Adán y Eva — sobre todo con Eva — y hablaron de muchos proyectos para mejorar sus métodos. Un día, durante una conversación con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que mientras esperaban el reclutamiento de una gran cantidad de representantes de la raza violeta, sería muy beneficioso que entretanto se pudiera hacer algo por el progreso inmediato de las tribus necesitadas que aguardaban.
Serapatatia afirmó que si los noditas, en calidad de la raza más progresiva y cooperativa, pudieran tener un jefe que naciera entre ellos con una parte de sangre violeta, esto constituiría un vínculo poderoso que uniría más estrechamente a estos pueblos con el Jardín. Se consideró sensata y honestamente que todo esto sería beneficioso para el mundo, ya que este niño, que sería criado y educado en el Jardín, ejercería una gran influencia benéfica sobre el pueblo de su padre.
Serapatatia afirmó que si los noditas, en calidad de la raza más progresiva y cooperativa, pudieran tener un jefe que naciera entre ellos con una parte de sangre violeta, esto constituiría un vínculo poderoso que uniría más estrechamente a estos pueblos con el Jardín. Se consideró sensata y honestamente que todo esto sería beneficioso para el mundo, ya que este niño, que sería criado y educado en el Jardín, ejercería una gran influencia benéfica sobre el pueblo de su padre.
Conviene recalcar de nuevo que Serapatatia era completamente honesto y totalmente sincero en todas sus proposiciones. Nunca sospechó que estaba haciendo el juego de Caligastia y Daligastia.
Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una gran reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los pueblos desorientados de Urantia. Pero esto último necesitaría cientos de años para llevarse a cabo, y él era impaciente; quería ver algunos resultados inmediatos — algo que se produjera durante su propia vida. Indicó claramente a Eva que Adán estaba a menudo desanimado por lo poco que se había logrado para mejorar el mundo.
Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una gran reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los pueblos desorientados de Urantia. Pero esto último necesitaría cientos de años para llevarse a cabo, y él era impaciente; quería ver algunos resultados inmediatos — algo que se produjera durante su propia vida. Indicó claramente a Eva que Adán estaba a menudo desanimado por lo poco que se había logrado para mejorar el mundo.
Estos planes se maduraron en secreto durante más de cinco años. Al final se desarrollaron hasta tal punto que Eva consintió en tener una entrevista secreta con Cano, la mente más brillante y el jefe más activo de la colonia cercana de noditas amistosos. Cano simpatizaba mucho con el régimen adámico; de hecho era el guía espiritual sincero de los noditas vecinos que apoyaban las relaciones amistosas con el Jardín.
La reunión fatídica se produjo durante las horas del crepúsculo de una tarde de otoño, cerca de la casa de Adán. Eva nunca se había encontrado antes con el hermoso y entusiasta Cano — que era un magnífico ejemplar sobreviviente de la constitución física superior y del intelecto sobresaliente de sus lejanos progenitores del estado mayor del Príncipe. Cano creía también plenamente en la rectitud del proyecto de Serapatatia. (La poligamia se practicaba de manera habitual fuera del Jardín.)
Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran persuasión personal, Eva accedió enseguida a embarcarse en la empresa tan discutida, a añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y de más largo alcance. Antes de darse plenamente cuenta de lo que sucedía, el paso fatal se había dado. Ya estaba hecho.
Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es la realización de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que acaban provocando la falta de armonía en el universo y la confusión planetaria.
Cuando se enteraron de lo que le había sucedido a Eva, los habitantes enfurecidos del Jardín se volvieron inmanejables; declararon la guerra a la colonia nodita vecina. Salieron rápidamente por las puertas del Edén y cayeron sobre esta población desprevenida, destruyéndola por completo — no se salvó ni un solo hombre, mujer o niño. Cano, el padre de Caín aún por nacer, también pereció.
Cuando Adán eligió dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia, no podía ir con sus seguidores hacia el oeste, porque los edenitas no disponían de barcos adecuados para esa aventura marina. No podían ir hacia el norte, pues los noditas del norte ya estaban en marcha hacia el Edén. Temían dirigirse hacia el sur, porque las colinas de aquella región estaban infestadas de tribus hostiles. La única vía abierta era hacia el este, y por eso viajaron hacia el este y las regiones entonces agradables situadas entre los ríos Tigris y Éufrates. Muchos de los que se habían quedado atrás viajaron más tarde hacia el este para unirse con los adamitas en su nueva residencia del valle.
Caín y Sansa nacieron antes de que la caravana adámica hubiera alcanzado su destino entre los dos ríos de Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, murió al nacer su hija; Eva sufrió mucho, pero sobrevivió debido a su fortaleza superior. Eva amamantó a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa creció y llegó a ser una mujer de grandes aptitudes. Se convirtió en la esposa de Sargán, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al progreso de los hombres azules de aquellos tiempos.
Caín y Abel
La caravana de Adán necesitó casi un año entero para llegar al río Éufrates. Como lo encontraron crecido, permanecieron acampados casi seis semanas en las llanuras del oeste del río antes de atravesarlo para entrar en las tierras situadas entre los dos ríos, las cuales iban a convertirse en el segundo jardín.
Cuando los habitantes del territorio del segundo jardín recibieron la noticia de que el rey y sumo sacerdote del Jardín del Edén marchaba hacia ellos, huyeron precipitadamente a las montañas del este. Cuando Adán llegó, encontró que todo el territorio que deseaba estaba desocupado. Aquí, en este nuevo lugar, Adán y sus colaboradores se pusieron a trabajar para construir sus nuevos hogares y establecer un nuevo centro de cultura y de religión.
Adán y Eva fueron los fundadores de la raza de hombres violetas, la novena raza humana que apareció en Urantia (lease tierra). Adán y sus descendientes tenían los ojos azules, y los pueblos violetas se caracterizaban por tener la tez clara y el cabello rubio — amarillo, rojo y castaño.
El Segundo Edén fue la cuna de la civilización durante cerca de treinta mil años. Los pueblos adámicos se mantuvieron allí en Mesopotamia, y enviaron a su progenie hasta los confines de la Tierra; más tarde se amalgamaron con las tribus noditas y sangiks y fueron conocidos con el nombre de anditas. De esta región salieron los hombres y las mujeres que iniciaron las actividades de los tiempos históricos y que aceleraron tan enormemente el progreso cultural de Urantia.
Este documento describe la historia planetaria de la raza violeta, partiendo desde poco después de la falta de Adán, cerca de 35.000 años a. de J.C., pasando por su fusión con las razas nodita y sangiks hacia el año 15.000 a. de J.C. para formar los pueblos anditas, y continuando hasta su desaparición final de las tierras natales de Mesopotamia, aproximadamente 2.000 años a. de J.C.
Sin embargo, hacia el año 19.000 a. de J.C., los adamitas formaban una verdadera nación que ascendía a cuatro millones y medio de habitantes, y ya habían derramado a millones de sus descendientes entre los pueblos de los alrededores.
Ciento treinta y dos miembros de esta raza se embarcaron en una flotilla de barcos pequeños en el Japón y llegaron finalmente hasta América del Sur; por medio de matrimonios mixtos con los nativos de los Andes, dieron nacimiento a los antepasados de los soberanos posteriores de los Incas. Atravesaron el Pacífico en pequeñas etapas, deteniéndose en las numerosas islas que encontraron por el camino. Las islas de Polinesia eran entonces más numerosas y más grandes que en la actualidad, y estos marineros anditas, junto con otros que los siguieron, modificaron biológicamente a su paso a los grupos indígenas. Como consecuencia de la penetración andita, muchos centros florecientes de civilización se desarrollaron en estas tierras ahora sumergidas. La Isla de Pascua fue durante mucho tiempo el centro religioso y administrativo de uno de estos grupos desaparecidos. Pero de todos los anditas que navegaron por el Pacífico en aquellos tiempos lejanos, los ciento treinta y dos mencionados fueron los únicos que llegaron al continente de las Américas.
Lo que vendrá:
Cuando un mundo evolutivo está así de maduro para la era magistral (Postadámica), un miembro de la elevada orden de los Hijos Avonales hace su aparición en misión magistral. El Príncipe Planetario y los Hijos Materiales (Adán y Eva) tienen su origen en el universo local; el Hijo Magistral procede del Paraíso.
Lo que vendrá:
Cuando un mundo evolutivo está así de maduro para la era magistral (Postadámica), un miembro de la elevada orden de los Hijos Avonales hace su aparición en misión magistral. El Príncipe Planetario y los Hijos Materiales (Adán y Eva) tienen su origen en el universo local; el Hijo Magistral procede del Paraíso.
Gabriel apareció para pronunciar la sentencia, y éste fue el veredicto: El Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han violado el pacto de su cargo de confianza como dirigentes de este mundo habitado.
Aunque estaban abatidos por el sentimiento de culpabilidad, a Adán y Eva les animó enormemente el anuncio de que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No habían sido declarados culpables de rebelión.
A la pareja edénica se le informó que ellos mismos se habían degradado al estado de los mortales del planeta, y que de ahora en adelante deberían comportarse como un hombre y una mujer de Urantia, considerando el futuro de las razas del mundo como el suyo propio. El estado mortal, seguido de la disolución física, era la consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva.
Caligastia logró hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no consiguió su objetivo de conducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho estaba realmente mal, pero nunca fueron culpables de despreciar la verdad, ni tampoco se rebelaron deliberadamente contra el justo gobierno del Padre Universal y su Hijo Creador.
Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su conciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas occidentales del Jardín, y cometió con premeditación la misma locura que Eva. Pero no os equivoquéis. Adán no fue seducido; sabía exactamente lo que hacía; escogió deliberadamente compartir el mismo destino que Eva. Amaba a su compañera con un afecto sobrehumano, y la idea de la posibilidad de una vigilia solitaria sin ella en Urantia sobrepasaba lo que podía soportar.
Cuando los Avonales del Paraíso vienen a las esferas mortales para llevar a cabo actos judiciales, únicamente como jueces de una dispensación, nunca están encarnados. Pero cuando vienen para realizar misiones magistrales, siempre están encarnados, al menos durante la misión inicial, aunque no experimentan el nacimiento ni tampoco mueren como los habitantes del reino.
Cuando el Hijo Magistral se retira, el Adán Planetario asume la dirección exterior de la esfera. El Hijo y la Hija Materiales actúan conjuntamente así como administradores planetarios hasta que el mundo se establece en la era de luz y de vida; después de lo cual, el Príncipe Planetario es elevado a la posición de Soberano Planetario. Durante esta era de evolución avanzada, Adán y Eva se convierten en lo que se podría llamar primeros ministros conjuntos del reino glorificado.
"Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen".
Libro de urantia:LA REVELACION DE SATAN.
ResponderEliminarInteresante y revelador,Gracias por compartir.
ResponderEliminar"Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen".Gracias,ahora me siento mejor.
Quien es el artista de la ultima pinturaLa huida del primer Jardín, antes de la venganza nodita :)
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