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19 septiembre 2011

LA PRE-HISTORIA PERUANA

Compilación y estructuración realizada por el Dr. Fernando Durand M.

Restos del cráneo de un ave pre-histórica
 en Ocucaje – ICA

Paleontólogos hallaron en Perú (año 2009) restos del cráneo de un ave gigante que vivió hace unos 10 millones de años, en una zona considerada ahora como cementerio de animales prehistóricos. El ave, que medía unos seis metros con las alas extendidas, se alimentaba generalmente de animales marinos y desapareció hace unos 2,5 millones de años debido al cambio climático del planeta, afirmó el paleontólogo Mario Urbina. El animal, que vivía en un ambiente tropical, apareció hace unos 50 millones de años y se extinguió cuando la costa peruana comenzó a enfriarse.
“El cráneo del ave, de la familia de los Pelagornithidae, es el más completo hallado en el mundo. Sus restos fósiles son difíciles de encontrar”, dijo Urbina, quien encontró los restos del animal en el desierto de Ocucaje en Ica, en el sur del país. “Este sitio es una zona de sedimentos marinos. El fósil del ave estaba mezclado con otros restos, como ballenas, tiburones, tortugas”.

Una de sus peculiares características es que el ave tiene dientes que nacen del pico del animal. El fósil encontrado mide unos 40 centímetros. “Los dientes le servían para sujetar su presa. Este era un animal que tal vez sólo podía atrapar su presa y comer su presa mientras volaba. Era muy difícil que despegue del suelo, para despegar necesitaba de un acantilado”, “Eran aves planeadoras”,  afirmó.

Pelagornithidae

Cientos de pisadas y restos fosilizados de animales pre-históricos.
El hallazgo se produjo cuando la empresa minera Antamina, construía un camino desde su campamento de Yanacancha hasta el cruce de Conococha, en la provincia de Huari, a unos 400 kilómetros al noreste de Lima, región de Ancash (Sierra del Perú).
La empresa ha confirmado que en un estudio preliminar del sitio, a 4,600 metros sobre el nivel del mar, se encontró más de cien pisadas de al menos 12 formas distintas de animales prehistóricos.
De acuerdo a los cálculos de los paleontólogos a cargo de estos hallazgos, la edad del sitio podría situarse en el Cretácico Temprano, hace unos 120 millones de años.

Entre los restos encontrados, hay grandes reptiles marinos conocidos como sauroterigios, de los que se descubrieron esqueletos completos.
También otros reptiles en forma de pez -llamados ictiosauros-, cocodrilos de ramas extinguidas, reptiles voladores o pterosaurios, tortugas y restos de peces y de invertebrados muy bien conservados.
Las excavaciones realizadas en el paraje conocido como Cruz Punta, en el kilómetro 80 de esa carretera, pusieron al descubierto una pared rocosa de varias decenas de metros de longitud en la que se apreciaban estructuras que parecían ser un conjunto de huellas de animales.
“El ambiente era una selva, era tropical. Al recorrer este terreno de barro, las pisadas quedaron grabadas y se fosilizaron. Luego el movimiento de la tierra produjo los cambios de altura y clima”, explica el paleontólogo Vildoso.

La persecución de un terópodo -carnívoro de gran tamaño-, a un herbívoro, no era inusual para ese entonces. Sin embargo, esta escena en particular quedó grabada para que, millones de años más tarde, un grupo de trabajadores que construían una carretera en Ancash la encontrara impregnada en una ladera de la trocha, a más de 4.800 metros de altura.

Pisadas de Dinosaurios

Las pisadas, al inicio inidentificables, fueron detectadas en el 2005. Seis años después, los hallazgos de fósiles siguen apareciendo y han convertido esta zona de la provincia de Huari en el yacimiento más alto de fósiles en el mundo, ya que los descubrimientos llegan hasta los 5,180 metros de altura.
Carlos Vildoso, paleontólogo encargado del estudio de estos fósiles, señala que no solo se han encontrado restos de dinosaurios, sino de seres acuáticos, de flora y sedimento que servirán para entender algunos vacíos en la era Mesozoica.
“Lo importante no son los huesos en sí, sino la historia que encierra lo hallado. Todos hablan de la extinción de los dinosaurios, pero también hubo sucesos a lo largo de la era Mesozoica que fueron determinando la vida en el planeta. Aquí hemos encontrado muestras de que hay un período en el Cretácico en el que desaparece el oxígeno”, dice.
Vildoso agrega que lo encontrado en Huari es importante para la paleontología en general, ya que hay al menos vestigios para estudiar por 200 años. “El estudio se ha centrado en 40 kilómetros de la carretera Conococha-Yanacancha y solo en esa zona ya se han encontrado restos valiosos”, añade.
Sin embargo, los descubrimientos más resaltantes en tamaño son en el área de los reptiles. En Huari se ha podido encontrar al menos 12 formas distintas de huellas, entre las que hay dinosaurios carnívoros (terópodos, carnosaurios y celuro-saurios), además de herbívoros con cuello largo y los que fueron dotados de pico.
“Lo importante de este estudio, es que las más de mil piezas halladas se quedarán en el área para estudiarse ahí”, indica.
Restos fósiles en el Cusco
Restos fósiles de animales prehistóricos, fueron hallados en diversos lugares del departamento del Cuzco, en el sur de Perú, durante trabajos de limpieza de zonas arqueológicas y de obras comunales.

El hallazgo de la pelvis y siete vertebras de lo que serían los restos de un Megaterio, se produjo cerca del complejo arqueológico de Machu Picchu, a 100 kilómetros al norte del Cuzco.

Megaterio
 
Los restos se descubrieron en el sector de Ccorihuayrachina, cuando trabajadores del Instituto Nacional de Cultura hacían limpieza de construcciones incas que estaban cubiertas por vegetación.
 
Añade que los otros hallazgos se registraron en sectores de la provincia de Espinar - Cusco, donde se encontraron restos de tres gliptodontes, animales parecidos al armadillo, en los parajes de Acoccunca, durante trabajos de construcción de un canal, en Huanu Huanu, en la ampliación del lecho de un río, y en Yauri.

Incautan fósiles en el Perú
 
Tres vértebras unidas por la matriz mineral que las contenía, que corresponderían a la región lumbar de un reptil marino conocido como plesiosauro, es uno de los resultados de los estudios preliminares realizados por técnicos del Ministerio de Cultura, tras la incautación de 16 piezas fósiles.

Plesiosauro

Los restos de estos reptiles prehistóricos, los mismos que habrían alcanzado más de 20 metros de longitud, son conocidos en algunos lugares del país, aunque por primera vez se observan vértebras completas.

Los referidos fósiles iban a ser exportados ilegalmente, al igual que diversos invertebrados del Cretácico provenientes del norte del Perú, entre los que sobresale un amonite de gran tamaño originario del departamento de Ancash.

De la misma forma, se encontraron algunos estromatolitos provenientes de la localidad de Marcona (Ica), enteros y tallados; así como madera petrificada


Fósiles en Chilca
En la cueva Tres Ventanas, (Puna de Chilca) a 4000 m.s.n.m. se encontraron restos de diversos vertebrados del Pleistoceno, en su mayoría herbívoros desdentados de gran tamaño como el megaterio, una especie de perezoso.

Megaterio americano


Fósiles en Trujillo
En el sitio El Zorro, en la Quebrada de Cupisnique, se descubrió la pata de una Paleollama, que era el antepasado de la vicuña, el huanaco y sus híbridos: la llama y la alpaca.

Paleollama y sus dientes


Fósiles en Piura
Excavaciones Paleontológicas en el “Valle de los Mastodontes”, zona fosilífera situada en el Distrito de La Huaca (Provincia de Paita, Departamento de Piura). Se trata de depósitos correspondientes a una antigua desembocadura de río, donde se fosilizó hace más de 300,000 años una abundante fauna de mamíferos como Mastodontes, Osos Perezosos gigantes de la subfamilia Megatheriinae, Venados, Roedores Hydrochoeridae (familia del Ronsoco).

Mastodonte

Excavaciones Paleontológicas en el “Cementerio de Ballenas” situado a proximidad de la Quebrada Pajarito, a solo 10 km de la ciudad de Piura. Fueron rescatados varios elementos craneanos y post-craneanos de Cetáceos Balaenopteridae (Ballenas Barbadas) así como numerosos dientes de Tiburones y Rayas que sugieren, para este yacimiento, una antigüedad de más de 5 millones de años.
Los fósiles vertebrados encontrados en el Departamento de Piura van desde esqueletos de ballenas y dientes de tiburones, rayas y cocodrilos de hace más de 10 millones de años hasta restos de los grandes mamíferos de los dos últimos millones de años (mastodontes, perezosos y armadillos gigantes, caballo americano, tigre dientes de sable, etc.) cuyos últimos representantes pudieron haber sido contemporáneos de los primeros cazadores-recolectores.

Tigre dientes de sable



EL HOMBRE PRE-HISTORICO
EN EL MUNDO Y EN PERU.

Sabemos que hace cuatro millones de años comenzó la diferenciación de los hombres de los animales. Aparecimos como homínidos en proceso de evolución; proceso en el que, gracias a la actividad del trabajo y a la inteligencia desplegada, se han logrado resultados que nos presentan como hoy somos. Con todo, aparecieron con un estado de vida muy primitivo: eran hombres salvajes, en el sentido histórico del término.

Las dos invenciones más importantes de la primera etapa del salvajismo fueron el forjamiento de instrumentos adecuados –hechos básicamente de piedra– para afrontar las necesidades de subsistencia y la creación de la palabra articulada. El hombre estaba en el primer peldaño de la escala social: en el estadio inferior del salvajismo.

Al principio, los hombres no hacían mas que recoger los productos que, espontáneamente, esta les brindaba, tomándolos de un modo pacífico o luchando contra los seres que les hacían frente. Para esto, llegaron a idear instrumentos y armas.
Desde un comienzo el hombre manifestó, como una de sus características inherentes y esenciales, la aptitud de aprehender la realidad, para subordinarla o para correlacionarse de un modo armónico con ella. En este afán alcanzo, en sus difíciles primeros pasos, dos grandes triunfos sobre la naturaleza: el dominio del fuego y el dominio de las actividades de pesca. Se elevaba, con esto, al estadio medio del salvajismo. Todo esto favoreció tanto la evolución de su organismo y de su mente como su rápida diferenciación del resto de los seres vivos.

Es más, el dominio de la pesca fue lo que, de una manera decidida, permitió a los hombres dejar sus primeras moradas –situadas, seguramente, en selvas y lugares tropicales– para migrar hacia otros lares. En efecto, la pesca –a diferencia de la recolección– tiene la particularidad de poder realizarse en todo tiempo, en cualquier estación y en lugares no necesariamente tropicales. Basta con seguir los mares, los lagos y los ríos para proveerse de este tipo de sustento.

Los lagos permitían a los hombres asentarse en lugares donde se concentraba su recurso básico de vida. Los ríos los llevaban por lugares desconocidos y de geografía nunca vistas. El mar les permitía seguir y conocer los grandes bordes continentales. De este modo, el hombre se independizaba de vivir en un medio geográfico fijo.
Impulsados por marcados fenómenos naturales, y por la capacidad de adaptación que lograban, los hombres fueron extendiéndose por el orbe. Sin duda, en la vastedad de los continentes de Europa y de Asia –que, por lo demás, conforman una sola masa– encontraron muchos sitios aptos para habitar.

Sus desplazamientos también los llevaron hacia América, en diversas “oleadas”. Todo indica que fue el Océano Pacifico el camino preferido que siguieron para llegar a este continente; bien por el lado de Bering o bien siguiendo los vientos y las corrientes que surcan al Océano, principalmente por su lado meridional. Una vez en estas tierras, el sentido de sus posesiones siguió predominantemente la dirección de norte a sur.

El Periodo Arcaico de América comenzó hace aproximadamente 10 mil años (8,000 a. C.) con los inicios del Holoceno, es decir, cuando terminaron las glaciaciones y duró hasta el surgimiento de la civilización Olmeca que se calcula hacia el 1,500 a. C. El gran protagonista de este periodo lo constituye la agricultura, que en América surge en tiempos similares al resto del planeta, es decir, antes del 6,000 a. C. Alimentos fósiles de maíz, calabaza, patatas, animales domésticos y otros han sido encontrados en Mesoamérica y Suramérica con dataciones de hasta hace 10 mil años.
Con el descubrimiento de la agricultura, los pobladores americanos comienzan el proceso de asentamiento definitivo y pasan del nomadismo milenario al sedentarismo, lo que les abre la vía al desarrollo de culturas más elaboradas que terminaran con el surgimiento de la primera más grande civilización del continente: la Olmeca. El asentamiento generado por la agricultura trajo como consecuencia el surgimiento de las primeras poblaciones y del concepto de ciudad y hacia el final de este periodo tiene lugar el surgimiento de la primera ciudad americana en sentido estricto: Sechín Bajo y Caral-Supe con dataciones que la sitúan en el 2,627 a. C., es decir, casi a la par con las ciudades mesopotámicas, egipcias, hindúes y chinas. Las culturas prehistóricas y las civilizaciones de América se desarrollaron de manera aislada al resto del planeta.


Sechín Bajo

Guerrero de Sechín Bajo




La Revolución Neolítica americana es original y carece de toda relación con la que se produjo en la Mesopotamia asiática.
Evidencias más antiguas
Así, encontramos al humano más antiguo en el Perú, ubicado en la pascana de Paccaicasa, en la cueva de Piquimachay. Parece ser que la región andina comprendida entre la línea ecuatorial y los 20° de latitud sur, fueron la zona preferida de las bandas de recolectores, cazadores y pescadores, ocupando los pisos ecológicos quechua, suni, puna, yunga y chala. Estos primeros pobladores se acostumbraron al Ande y crearon muchos siglos después, las primeras culturas andinas, y posiblemente una de las primeras, fue la del complejo de Piki en Ayacucho.

Este sitio se encontraba a 12 kilómetros al norte de Ayacucho. Los restos fueron ubicados en la cueva de Pikimachay, a una altitud de 2,740 msnm, con una antigüedad probable de 17,500 años, en el piso ecológico sierra quechua.

Ahora bien, es innegable que esta primitiva sociedad al sentirse desamparada, ante la ferocidad de algunos animales, las inclementes condiciones climáticas y otras, adversas a su subsistencia, sintió la necesidad de protegerse y desarrollaron mecanismos de seguridad, mediante abrigos (cuevas) seguros y, armas desde luego. La necesidad de seguridad ya era innata al hombre peruano. La organización social imperante, era la “comunidad primitiva”: vida, trabajo y subsistencia en común. Obligados por la escasa tecnología, estos primeros habitantes de los Andes peruanos hacían sus pocas actividades en forma conjunta con el resto de la banda y lo que obtenían, producto de ese esfuerzo, lo repartían en partes iguales, sin importar edad o género. En los momentos de la recolección, la banda era guiada por el hombre más experimentado, pero durante la cacería por el más hábil o por el más fuerte.

Existen otras evidencias tempranas de ocupación de los Andes peruanos en Jayhuamachay, Pachamachay y cerro Huargo, en el 13,500 a. C.



En 1969, el estadounidense Thomas Lynch (Universidad de Cornell) descubrió los vestigios culturales más importantes, del 10,560 a.C., en la denominada Cueva del Guitarrero (Guitarrero Cave), a 6 kilómetros al sur de la ciudad de Yungay, en la orilla occidental del río Santa, en el Callejón de Huaylas, región Ancash, provincia de Yungay, en la Cordillera Negra, en el norte de los Andes peruanos. La cueva se encuentra a 2,580 msnm, y allí se han encontrado restos fósiles y que según su data, fue utilizada durante todos los siglos del nomadismo y de la época de los inicios de la agricultura por lo que a este lugar se le considera "uno de los grandes testimonios del origen de la agricultura en América"; pertenece al piso ecológico denominado Quechua.

Guitarrero

Anzuelo

Tejido con fibra vegetal

Punta Lítica Guitarrero

En los estratos inferiores se han encontrado puntas de proyectiles y restos de cuchillo, según su descubridor, parece ser que fue la primera fábrica andina de instrumentos y armas.

En la costa peruana, cerca de Lima en Ancón, se encuentra Chivateros, cerca de la desembocadura del río Chillón que evidencia la presencia humana hacia el 8,500 a. C.; y así podemos seguir enumerando sitios, en donde si bien no había aún el concepto de Estado y Nación, pero qué duda cabe, el humano peruano, sin saberlo quizá, iniciaba su camino lento pero inexorable hacia ello y hacia la civilización, la más grande de América: la Inca.

Chivateros

Así tenemos Lauricocha, en Huánuco, conjunto entre los 3,950 msnm, es decir, región Suni y los 4,500 msnm, región Puna. Ahí se encontró raspadores y lascas, huesos fosilizados de camélidos y cérvidos (taruga o taruca), raíces y tubérculos, proyectiles de puntas foliáceas en forma de sauce o laurel, tumbas, la mayoría de niños, figuras de animales, representación de danzas ceremoniales, etc., con una antigüedad de 8,000 a. C., con comprobación científica irrefutable. Es interesante analizar Lauricocha: se nota una organización del trabajo, ya una cierta organización espacial. La movilidad de la banda se hacía entre la cueva refugio y los refugios estratégicos de caza y recolección. Denota ya a esa temprana época, una organización de la seguridad y defensa de la banda u horda y de sus sitios semi temporales de refugio.

Lauricocha

Ya en Lauricocha, debieron haber tenido una organización más avanzada a la de las bandas y debieron manejarse otros parámetros como la obediencia a los jefes, respeto a los primeros “especialistas”, y, defensa colectiva de su círculo de supervivencia y de sus cuevas–refugio.
Otras antiguas huellas de los Andes peruanos, son Tres Ventanas, Guitarrero II, Puente Jayhua, Toquepala (Tacna), Pachamachay y Telarmachay en Junín, y también Santo Domingo de Paracas.

En la etapa de los cazadores superiores, se inicia la explosión cultural del hombre andino peruano y se inicia con las pinturas rupestres, que eran pintadas en las paredes de las cuevas y en algunas piedras ceremoniales.
No hay duda que el dominio del fuego, trajo consigo más seguridad y sociabilidad a los hombres de aquella época. Al amparo de la seguridad de las llamas que los protegían de las fieras, a la vez que daba calor al hogar, los hombres, mujeres y niños, podían prolongar su jornada, una vez que había anochecido. Es innegable que alrededor de esa llama que daba seguridad y luz al anochecer, se reunían los grupos de las bandas para fabricar sus armas y cocer sus alimentos. Esas horas de convivencia al calor del fuego, debió estimular a usar cada vez más la expresión verbal.

Y así se llegamos a la revolución agrícola en los Andes peruanos. Desde los orígenes de la humanidad, hasta el siglo XXI, la humanidad ha pasado innumerables acontecimientos, pero son dos los que la han marcado, por el significado que tuvieron: uno de ellos es la revolución agrícola y el otro, la revolución industrial. La revolución agrícola se efectuó en todo el mundo, entre el 10.000 a. C. y el 5000 a. C. La revolución agrícola se da en América y el resto del mundo casi en forma simultánea y autónoma.

La revolución agrícola, se da en el actual territorio del Perú, entre el 6,000 y el 2,500 a. C. y convirtió al nómada en sedentario, al cazador en pastor, al recolector en agricultor. Las cavernas dieron paso a las viviendas con la finalidad de cuidar el huerto y el ganado. Se produce la división del trabajo. Se rompe la unidad grupal, al darse cuenta el hombre que para criar sus animales y sembrar, no necesita del grupo y mira a su entorno, que son su mujer y sus hijos, toma conciencia del concepto de familia y la protege. Se llega a este estado desde la etapa de “recolectores y cazadores superiores”, etapa en donde el hombre toma conciencia de la “caza y recolección selectiva”, es decir, sólo recoge los frutos maduros y deja los “verdes”; caza los animales adultos, y encierra y cría a los cachorros.

En la revolución agrícola, parece ser que domesticaron primero la calabaza, los pallares, el frijol, la quinua, las papas, el algodón y el maíz, en ese orden cronológico, en las plantas; y el cuy, la llama y la alpaca, fueron domesticados entre los animales, mientras que la vicuña y el guanaco, fueron objeto de caza selectiva.

El hombre llego a América todavía en una condición de vida salvaje. Aquí, sin embargo, por la realidad natural con que se encontró, comenzó a forjar una sociedad y una cultura con características propias. Llegados a América del Sur, recorrieron las costas del Océano Pacifico y los contornos pantanosos de un mar existente al este: el Mar Interior o Intercontinental Sudamericano.
Hombres con un enorme conocimiento de la naturaleza, y con una profunda identificación con ella, encontraron, en el espacio que hoy conforma el Perú, una realidad valiosa.

En el mar, por la presencia conjunta de aguas frías y calientes, hallaron una variedad abundante de especies marinas, tanto en la fauna como en la flora. En la tierra peruana existen 84 ambientes aptos para desarrollar la vida, de los 105 existentes a nivel mundial; además de 28 tipos de clima, de los 32 existentes en el mundo. Todo ello distribuido en tres regiones naturales: costa, sierra y selva.

En nuestra prehistoria, la costa estaba plagada de bosques, pantanos y manglares. Los nevados de nuestros Andes constituían una inmensa fuente generadora de agua: gracias a ellos se forman y corren los ríos que se dirigen hacia el Pacifico y hacia el Atlántico. La selva, con su vegetación, ríos, pantanos y animales, se presentaba como una inmensa posibilidad de vida para nuestros ancestros.

Ante tal suma de condiciones, la mayoría de los grupos humanos primitivos opto por asentarse en esta gran zona.
En Cupisnique (al norte de La Libertad) se han descubierto los restos más antiguos de materiales usados por los hombres primitivos de la costa: 12,000 años. Eran nómadas, por excelencia.

Tras consolidarse en los llanos, nuestros ancestros se internaron en la Cordillera de los Andes; habitándola poco a poco. La cueva de Guitarreros –situada en el Callejón de Huaylas, Ancash, a 2,580 metros sobre el nivel del mar– presenta, hasta ahora, las muestras más antiguas del hombre en la sierra: aproximadamente, 11,700 años. Durante cinco mil años, pequeños grupos comunales habitaron sucesivamente la cueva; dejándonos como testimonio de su existencia las puntas de piedra que utilizaban en sus faenas. Aquí, los hombres se muestran como recolectores, que aprovechaban la vegetación existente hacia el final de los periodos de lluvia; también como cazadores de cérvidos, camélidos, zorros, vizcachas, cuyes y aves.
Alrededor de 9 000 años atrás, la última glaciación llego a su fin. Los hielos de las cumbres andinas comienzan a retirarse, concentrándose en los niveles mas elevados. Esto permite un mayor espacio terrestre para las migraciones y posesiones humanas en la sierra. Por este mismo periodo, las lluvias se hacen mas frecuentes en los Andes y, por lo mismo, sus valles y cerros se cubren de verdor. La vida vegetal crece en cantidad y en calidad. Todo ello hace que la sierra se torne más atractiva para vivir.

Las comunidades habían concurrido ya en dicho proceso. Se asientan en los Andes y comienzan a dominarlos. Ejemplo: ascienden hasta Lauricocha, Huánuco, situado a 4,000 metros sobre el nivel del mar. Aquí es en donde se han encontrado los restos óseos más antiguos, hasta hoy conocidos, de los hombres primitivos del Perú: con 11,000 años de pasado.
 Mas, por las características de vida que nos muestran, estamos ante hombres que se hallan, por lo menos, en el estadio medio del salvajismo.
La costa norte (especialmente el norte chico), el Callejón de Huaylas, Huánuco, Junín y Ayacucho fueron lugares habitados por los Wari; desde donde ejercieron –desde muy antiguo, y hasta la llegada de los españoles– una marcada influencia.

Hasta hace cincuenta millones de años existía allí un mar superficial, denominado Mar Interior o Intercontinental Sudamericano. Durante el proceso en el que se elevo la Cordillera de los Andes, esta propicio desplazamientos de tierra hacia el oriente (por acción de los vientos, de las lluvias, de los aluviones, etc.); masas que fueron cubriendo, poco a poco, a dicho Mar Interior.

Todavía, hace doce mil años atrás –es decir, cuando los antiguos americanos exploraban, con mayor intensidad, los confines del subcontinente– la región era, básicamente, un gran pantano. Recién hace cinco mil años –es decir, cuando las comunidades más avanzadas del antiguo Perú estaban llegando a la fase de la cerámica, y buscaban asentarse en lugares más propicios para la agricultura– puede decirse que termino de conformarse la actual Amazonia.

Por lo visto, la Selva fue la morada de las comunidades que mantuvieron una condición de vida más atrasada, en relación a las comunidades que habitaron en la Costa y en la Sierra. También fue lugar de refugio y/o de destierro de las comunidades que tuvieron algún percance bélico. Pero tampoco puede negarse la posibilidad de que grupos humanos que habitaron en la Selva migraran después hacia la Sierra y la Costa, dando lugar a comunidades que lograron niveles de vida más avanzados de los que tuvieron en sus antiguos territorios. Según Julio Cesar Tello Rojas fueron los legendarios Arawacs quienes migraron de la Amazonia y se instalaron en el Callejón de Huaylas, originando a los Chavín.

Es muy probable que las diferencias que el tiempo había marcado entre las comunidades de la Costa, de la Sierra y de la Selva (en el lenguaje, en las costumbres, en los modos de vivir y de producir) las distanciara.
 Los animales, los vegetales, la geografía, la atmosfera de las regiones los impulsan a modificar sus condiciones de vivir. Inciden en sus actividades en tierra. La caza y la labranza en pequeños trozos de tierra destacan como actividades de trabajo. Se inicia el camino hacia la domesticación de las plantas y de los animales.

En la Sierra, se registra la presencia de la oca, del ají, del olluco, del pacay y del frijol con una antigüedad aproximada de 10,000 años. Entre los 8,000 y 4,500 años aparecen en la costa la calabaza, el pallar, el palto, el maní, la yuca, el zapallo, el algodón y la achira. Mientras que, de otro lado, en los lugares alto-andinos, hace 8,000 a 9,000 años los hombres comienzan a dedicarse, sobre todo, a la caza de camélidos, especialmente de la llama.
Por aquellos tiempos, hombres y mujeres participaban en dichas actividades; es decir, la familia en pleno era cazadora y guerrera. Gracias a estas nuevas modalidades en sus formas de trabajo y de sustento, los hombres habían elevado su condición general de vida, presentándose en el estadio superior del salvajismo.

Con el correr del tiempo, las comunidades inciden, sobre todo, en la actividad del cultivo. Se van haciendo sedentarias. Dejan las cuevas y comienzan a construir formas incipientes de viviendas; con piedras, troncos, ramas y barro.

El moldeamiento del barro introduce a las comunidades en el camino de la alfarería. Al entramado que realizan con plantas silvestres, agregan el uso del algodón y aparecen las primeras formas de la textileria. La creciente variedad de elementos para la alimentación, y el uso que para esto se hacia del fuego, condicionan la necesidad de su mejor presentación para ingerirlos, lo que conlleva al desarrollo de la cerámica. Esta se inicio, pues, básicamente, con la creación de objetos destinados a satisfacer la necesidad de la mejor cocción de los alimentos.

Los hombres se dan cuenta del grandioso poder de creación que tienen sus manos y representan esta consideración de un modo monumental: Kotosh Huánuco; hace ± 4,000 años. Aquí se representan a dos antebrazos cruzados, trabajados en terracota, en donde las manos –sobre todo la derecha– aparecen dominantes, por encima del barro y de la piedra.
Con esta nueva suma de fundamentos, los antiguos mejoraron sustancialmente su condición de vida, elevándose a una nueva era en su historia. Pasan de la época del salvajismo a la de la barbarie, en su estadio inferior.
A partir de este momento, la evolución social de los antiguos peruanos se hizo mas rápida. De la labranza en pequeños trozos libres pasaron al cultivo en tierras cercadas (huertos): la horticultura. Se descubre el maíz (aproximadamente, hace 4,000 a 6,000 años). Se intensifica el cultivo de otras plantas (papa, camote, yuca, algodón, frijol, chirimoya, etc.). Se domestica a la llama y al cuy.
Con todo ello, la pesca y la caza dejan de ser las actividades prioritarias para el sustento de los hombres, y se asume al cultivo del maíz y de las otras plantas como la actividad principal.

La vida de los hombres es plenamente sedentaria. En relación con los grados en que evoluciona la forma de la producción material, se concentran grupos humanos con numerosa población. Se inventan la chaquitaclla (de uso similar a la lampa) y el telar. Se desarrollan la alfarería, la textileria y la cerámica, con lo que la vida de los hombres asume formas más elevadas. Se llega, pues, al cultivo en grandes áreas, por medio del riego, y al trabajo especializado del adobe y de la piedra; actividades en las que se alcanza un perfeccionamiento notable. Con esto, se ingresa al estadio medio de la barbarie.

Las comunidades que mejor conocemos –desde Chavín hasta los Ynga (Incas)– se encuentran en esta fase del desarrollo; surgida, aproximadamente, hace 3,000 años y finalizada con la llegada de los españoles. Tales son, en general, las fases características que jalonan el marco de nuestra prehistoria.


EL PERÍODO PRE-HISPÁNICO
EN LA SIERRA

La sociedad de las cuevas
El hogar de los primeros seres humanos en Ayacucho-Perú, fueron unas cuevas ubicadas en 1969. La antigüedad de los restos fue calculada en 20,000 años. Se precisó dos lugares principales, a los cuales denominó cueva de “Piki-machay”  (Cueva De La Pulga) y  cueva de “Jaywa-machay” (Cueva De La Pimienta). Ambas cuevas están ubicadas en el distrito de Pacaycasa, provincia de Huamanga.

Piki-machay


Jaywa-machay

Pintura rupestre en Jaywa-machay


Las excavaciones efectuadas sacaron a relucir instrumento líticos; huesillos de animales; semillas de una variedad de plantas entonces silvestres: maíz, calabaza, ají, achiote; restos fósiles de animales, como roedores, tigre diente de sable y otros. Estos hallazgos permitieron inferir que los primeros habitantes de la región fueron grupos humanos nómades del periodo de cazadores y recolectores. Se trata de los vestigios más antiguos del Perú. Cabe destacar que no se encontró ningún resto humano propiamente dicho, sino instrumentos muy primitivos y restos de alimentos.

A esta época los arqueólogos llaman el “período lítico andino”. La etapa lítica es muy larga porque comprende unos 17,000 a 18,000 años, ya que termina con el descubrimiento de la agricultura y el establecimiento de la primera sociedad aldeana, proceso que ocurrió unos 3,000 años AC.

Los seres humanos del lítico dependían de la caza y recolección para su supervivencia. Su economía dependía de aquello que la naturaleza les ofrecía. No estaban aún en condiciones de participar en su producción. Además, consumían los alimentos en forma también natural, sin alterarlos mayormente. Recién al final de esta larga época se empieza a cocinar, con un procedimiento de aquellos días que consistía en introducir piedras calientes dentro de grandes calabazas, preparando las primeras sopas que se tomaron en los Andes.

A lo largo de este tiempo, estaban terminando las glaciaciones y el clima se estaba estabilizando. Las glaciaciones avanzaban y retrocedían, en los períodos intermedios había fuerte humedad y mayor calor, lo que conducía a la formación de grandes bosques. Estos ciclos de avance y retroceso de hielos terminaron unos 10,000 AC cuando culminó un período denominado pleistoceno.

La fauna de aquellos días (pleistoceno) se halla parcialmente extinguida, porque incluía mastodontes, animales parecidos a los actuales elefantes, osos perezosos de hasta seis metros de altura, armadillos gigantes y paleollamas de gran alzada. Esta fauna empezó a desaparecer cuando el clima cambió y empezó a parecerse al que tenemos hasta nuestros días, crecientemente seco y árido.

Los seres humanos que perseguían a estos animales estaban organizados en pequeños grupos de 20 a 30 personas, de los cuales posiblemente un máximo de cinco eran varones adultos y el resto mujeres con sus hijos. Eran nómades y tenían campamentos estacionales puesto que vivían siguiendo a los animales y a los frutos. Muchas veces ocuparon cuevas y otros abrigos entre los cerros.

Las cuevas del período lítico atestiguan la larga presencia de los seres humanos en la región de Ayacucho. En alguna de ellas, además de otras evidencias se han hallado pinturas rupestres, como por ejemplo en la ladera norte del cerro Alcowillka, situado en Huancavelica, en una cueva denominada Rosas-machay”, donde se hallan representaciones de animales. Asimismo, se hallan también animales pintados en la cueva de “Uchuypiki-machay”, a escaso medio kilómetro de la famosa Pikimachay, descubierta por Mac Neish.

Otras cuevas con pinturas rupestres se hallan en la provincia de Acobamba,
región Huancavelica, vecina al Ayacucho contemporáneo. Estas cuevas son llamadas “Alalacc-machay” .  La primera cueva tiene 10 x 15 x 5 metros y a uno de sus lados presenta pinturas de camélidos, alguno con el cuello alargado y el cuerpo redondeado. En la segunda cueva, los camélidos están pintados de rojo ocre, mientras que en una tercera, se aprecia un grupo de camélidos corriendo unos detrás de los otros.

Estas pinturas revelan que los auquénidos fueron desde tiempos muy remotos parte esencial de la economía de los seres humanos en los Andes.

Así, estas cuevas habrían sido concebidas como santuarios y los cazadores pintaron en sus paredes mensajes espirituales, ritos de magia que las generaciones siguientes se encargaron de preservar. Estas pinturas invocarían a los espíritus de la caza, pero eran a la vez una especie de sello del grupo, la marca de pertenencia de la horda primitiva.


La agricultura y la vida aldeana
Como se señaló, hacia 6,000 años AC los cambios climáticos se habían consolidado y el retiro de los hielos pleistocénicos dio paso a un clima más cálido, que fue estímulo para el aumento de la flora y fauna, así como para la reducción del tamaño de algunas especies animales, para adaptarse mejor a las nuevas condiciones. Por otra parte, ciertas variedades de animales desaparecieron y más bien cristalizaron los tipos que continúan hasta el día de hoy, que en los Andes tuvieron a los camélidos como especies principales.

La sociedad de esta época era de cazadores y recolectores muy selectivos, que habían desarrollado una larga experiencia y que disponían de campamentos casi permanentes. Ellos estaban cubiertos por pieles y utilizaban el fuego para preparar alimentos. Con todo cuidado seleccionaban materia prima para fabricar sus instrumentos, habiendo aparecido la piedra obsidiana y el pedernal que habían mejorado mucho las condiciones de la cacería.

El período Lítico terminó 6,000 años AC y se abrió una nueva era denominada el Arcaico. Esta nueva fase estuvo marcada por la agricultura incipiente, proceso que fue paralelo en varias zonas de la costa y de la sierra y que marca la eclosión de la civilización en los Andes. En algún momento de su larga experiencia como recolectora, la población se percató que las semillas permitían el nacimiento de nuevas plantas. Como eran nómades estacionales, siempre regresaban y encontraban que habían crecido plantas idénticas a las que habían comido y luego arrojado sus semillas al suelo. Cuando se dieron cuenta del poder germinativo de las semillas empezaron a seleccionarlas y así comenzó el proceso de la agricultura, la más importante revolución en la vida de los seres humanos de la antigüedad peruana.

De una manera parecida, de la caza se pasó a la ganadería, cuando los seres humanos lograron domesticar a la llama y a la alpaca, junto con el cuy. Así, de una manera paciente y gracias a la experimentación miles de veces repetida, los seres humanos en los Andes lograron una conquista fundamental: la capacidad para producir sus alimentos.

En Ayacucho, entre los años 6,000 y 2,000 AC, se consolidó la actividad agro-pecuaria, proceso que, como en todas partes, se desarrolló por fases. Algunas especies animales o plantas domesticadas llegaron a Ayacucho después de haber sido descubiertas en otras regiones, por tempranos procesos de difusión cultural e intercambios.

Al llegar el año 2,000 AC la agricultura estaba consolidada en Ayacucho y se dio paso a la formación extensa de aldeas campesinas. La banda dio paso al clan, que corresponde a la nueva forma de organización de las familias para la producción agro-pecuaria.

A este nuevo período los arqueólogos llaman el Formativo y corre desde 2,000 AC. hasta el comienzo de nuestra era. En este período apareció el ayllu, convirtiéndose en la institución de organización social por excelencia del mundo andino. El ayllu es una agrupación de familias que poseen tierra agrícola en forma colectiva y que la trabajan también en forma cooperativa. Estas familias se asumen como parientes y descendientes de un tronco común, real o ficticio, que refuerza su identidad. En esta época muy temprana casi no existían diferencias sociales dentro del clan, todos sus integrantes eran iguales y sólo empezaba la diferenciación social a partir de los jefes.

En el Formativo se acumularon nuevos conocimientos porque la sociedad logró cierta seguridad alimentaria y algunos individuos dejaron de trabajar la tierra directamente para pasar a cumplir funciones especializadas. En los poblados de esta época se percibe una renovación arquitectónica muy evidente. Las construcciones adquieren envergadura y aparecen los templos. Asimismo, se practica el arte textil y la gente ya no viste con pieles sino con tejidos de lana de camélidos y algodón. También se había ya dominado la alfarería y se producían objetos de cerámica destinados a conservar el agua, cocinar, comer, y guardar los alimentos. Además, los ceramios cumplían importantes funciones religiosas y rituales, tanto en este mundo como en la preparación para el viaje de los muertos a su morada definitiva.

Los únicos especialistas venían siendo los jefes religiosos y los militares.

Los pobladores de esta época mantenían relaciones con la costera y vecina región de Ica. Asimismo, las evidencias muestran que el culto Chavín se difundió desde la sierra de Ancash y alcanzó Ayacucho, que por otra parte también mantenía relaciones con el Cuzco. Hacia 1,500 AC. un grupo de campesinos aldeanos se estableció en un sitio llamado Wichqana, que se encuentra apenas cinco Km. al norte de la actual ciudad de Huamanga-Ayacucho, en el camino a Huanta. En Wichqana se hallan los restos de un edificio semicircular construido en forma de herradura, que fue construido en muchas etapas y sucesivas remodelaciones. Este edificio habría sido un templo y contiguo a él se hallan las habitaciones de sus servidores. Estos sacerdotes habrían controlado a numerosos ayllus y aldeas campesinas que se hallaban asentadas en un pequeño valle de regadío permanente.

Los restos hallados en Wichqana permiten establecer los vínculos iconográficos entre Chavín y Ayacucho. La de Wichqana es una cerámica de superficie bien trabajada mediante bruñido, pulido y alisado. Sus colores son el negro, rojizo o marrón oscuro y en el sitio además, se han hallado batanes, morteros, hachas de piedra y numerosas puntas de obsidiana, que revelan la continuidad de la caza en la nueva sociedad agropecuaria.

Otro sitio de esta época se halla en Chupas. Los edificios del Formativo en Chupas fueron abandonados y reutilizados a lo largo de mucho tiempo y su cerámica presenta ciertos rasgos Paracas, que permiten suponer una segunda influencia externa. Primero se halla Chavín y luego Paracas. A lo largo del período se mantuvieron también relaciones cercanas con el Cuzco.

Inclusive, el arqueólogo José Ochatoma ha identificado cerámica cupisnique, procedente de la costa norte del Perú. El caso es que, a la época, ya había una primera red de intercambios que daba origen a interrelaciones que fueron definiendo el perfil independiente de nuestra región.

De modo tentativo se puede concluir que durante el Formativo hubo al menos dos templos principales en Ayacucho, uno en Wichqana y el otro en Chupas. Estos centros ceremoniales fueron dirigidos por sacerdotes que cumplían funciones como intermediarios entre los campesinos y los fenómenos naturales, percibidos como divinidades. Esa situación, les confirió un gran poder ideológico y capacidad para centralizar el excedente producido por ayllus organizados en aldeas.

En todo el período, los dioses tuvieron una clara inspiración Chavín y se trata de una divinidad felínica que habría dominado gracias a una expansión religiosa y no a una conquista militar. Los dioses Chavín se impusieron sobre los espíritus en todo el mundo andino apoyándose en sacerdotes y en el intercambio de productos rituales de lujo. Progresivamente, las sociedades aldeanas se fortalecieron y aparecieron las condiciones para el surgimiento de una formación política que dominó el espacio ayacuchano hacia el comienzo de nuestra era: Los Warpa.


Los Warpa: un pueblo de valle en
 la región quechua
El período inmediatamente anterior al florecimiento del imperio Wari está asociado a una cultura local ayacuchana denominada Warpa. Ella cubre desde comienzos de nuestra era hasta el año 600 DC, habiendo estado ubicada en el valle del Warpa, por lo que buena parte de sus asentamientos estuvieron situados en las actuales provincias de Huamanga y Huanta. Este río es un afluente del Mantaro y goza de una extensa cuenca de más de 100 Km.

Cultura Warpa

La cultura Warpa se ubicó en las partes bajas de los valles y no se extendió a las zonas de altura. De hecho, durante el Intermedio Temprano hubo varias culturas en Ayacucho y los Warpa sólo estuvieron en una parte del territorio. En las zonas de alturas, habría habido otro patrón cultural dominante, puesto que en las punas se hallan evidencias materiales que difieren de los rasgos principales de Warpa.

La mayor parte de pueblos Warpa estuvieron asentados entre los 2,500 y 3,500 m. de altitud y están identificados con el valle; por consiguiente eran productores de maíz, controlando la parte irrigable de las tierras más fértiles de la región. Sus aldeas están situadas en las partes altas de las lomas, para aprovechar al máximo la tierra irrigable para agricultura. Se hallan habitaciones circulares y también rectangulares. En las aldeas, se ha encontrado entierros al interior de algunas habitaciones que no parecen viviendas, sino recintos para orar. Por su parte, más allá de los 3,700 m. sobre el nivel del mar no se conoce ningún asentamiento de esta cultura.

Los Warpa lograron una avance significativo de técnicas agrícolas bajo riego. Construyeron terrazas, ampliaron los campos de cultivo y hasta hoy se puede observar en algunos lugares restos Warpa que indican un buen manejo de la agricultura. Por ejemplo, hacia el límite sur de la actual ciudad de Huamanga hay un lugar arqueológico llamado Quicapata, donde se hallan canales, reservorios y cisternas para captar y conducir agua de puquiales y también de lluvia.

Durante esta época los sacerdotes andinos cobraron nuevo poder y lograron organizar las formas embrionarias del estado en Ayacucho. Sacerdotes, administradores y militares formaron una clase social por encima de los agricultores. Esa clase social estaba encargada del mando, organización y defensa del territorio. Con ella apareció el estado a nivel local y se ampliaron los templos, las aldeas crecieron y sus habitantes se fortificaron, comenzando la diferenciación entre vida urbana y rural.

El poblado de Ñawinpuquio parece haber sido el centro del estado de Warpa, este sitio arqueológico era la sede del poder político porque se han identificado una serie de edificios públicos y de residencias de funcionarios, incluyendo una plataforma ceremonial. Desde allí se controlaba el agua de riego para los cultivos y el sitio incluye construcciones para depósitos de alimentos. A la vez, Ñawinpuquio controlaba también el comercio de mediana distancia, consistente en materias primas utilizadas en la alfarería, como pigmentos y arcillas especiales. Desde este lugar se habría organizado el comercio con la costa sur.

Los arqueólogos remarcan el comercio con Ica, con los cuales los Warpa intercambiaban arcillas y pigmentos, a partir de los cuales Nazca alcanzó un nivel de excelencia. A través de este intercambio, la cerámica Warpa se vincula con elementos y motivos propios de los Nazca. Este contacto resultó fundamental porque se estableció en el largo plazo y alimentó ambas sociedades en mutuo beneficio.


Por su parte, en las punas se halla evidencia material correspondiente a esta época, se asume que junto a los Warpa existían otros pueblos que la arqueología aún no ha identificado con precisión, pero que ocupaban las alturas, las zonas ecológicas suni y jalca. Estos pueblos explotaban los tubérculos andinos y sobretodo la ganadería de camélidos. Entre los pobladores de los valles y los de las punas hubo intercambio y se ha hallado, como consecuencia, algunos productos cerámicos Warpa fuera del valle de Ayacucho.

El valle del Qarhuarazo, en Sondondo, tierra de Huamán Poma de Ayala, ha sido bastante bien estudiado y se tiene una secuencia arqueológica completa, hasta la dominación inca de esta región. En la parte alta, formada por el río Pampamarca, durante el Intermedio Temprano, hubo una cultura local llamada Kancha, cuyos asentamientos precisamente estaban por encima de los 3,600 m. sobre el nivel del mar. Los Kancha producían sobretodo tubérculos andinos de altura y estaban dedicados igualmente a la ganadería de camélidos. Pero, cuando este valle cayó bajo la dominación Wari, el patrón de ocupación del espacio cambió en forma considerable.

En efecto, los pueblos Wari de la zona bajaron al valle y se dedicaron al maíz, habilitándose terrazas para ese efecto. En el Qarhuarazo entonces, durante el Intermedio Temprano habitaron pueblos distintos a la cultura Warpa y contemporáneos a ella. Estos pueblos habrían estado en contacto con Warpa, pero habrían mantenido una autonomía que perdieron cuando, a partir del año 600 de nuestra era, la región entera fue dominada por el primer imperio de la antigüedad peruana: Wari.

Wari, primer imperio de
 la antigüedad peruana
La antigua ciudad de Wari se encuentra a 25 Km. al noreste de la actual Huamanga. La extensión total del sitio arqueológico se calcula en dos mil hectáreas, considerando sus trece sectores. El arqueólogo González Carré asume que Wari habría albergado entre 50,000 a 70,000 habitantes en el momento de su apogeo. De este modo, estamos ante la aparición del fenómeno urbano en los Andes. Antes de Wari hubo santuarios a los que acudían miles de peregrinos, pero la gente vivía en aldeas. Por el contrario, Wari es el momento crucial del cambio en el patrón de ocupación del espacio, porque la gente empezó a vivir en ciudades. Así, el comienzo mismo del fenómeno urbano andino está definido por esta ciudad de Wari, que fue inmensa para su tiempo y enormemente compleja.

Cultura Wari


Tumbas Wari

Construcciones Wari

Luis G. Lumbreras ha explicado que la cultura Wari surgió alrededor del 550-600 DC, como efecto de la interrelación de tres factores. Por un lado, la cultura local Warpa que constituye el fundamento del desarrollo posterior Wari, sumada a dos influencias externas muy marcadas. En primer lugar Nazca, proveniente de la costa peruana y que corresponde también al Intermedio Temprano. A continuación Tiahuanaco, cultura nacida alrededor del lago Titicaca, que en ese tiempo venía desarrollado grandes innovaciones en técnicas agrícolas y sistemas de organización social, expresaba también una religión compleja que recogía algunas manifestaciones antiguas provenientes de Chavín, pero habiendo reinterpretado la ideología bajo un nuevo dios que tuvo enorme vigencia y larga duración en los Andes: el señor de los báculos, tallado en la Puerta del Sol, en la actual Bolivia.

Las relaciones entre Tiahuanaco y Warpa se establecieron a través de colonias de mitimaes. Aparentemente hubo acuerdo entre ambas formaciones políticas para que grupos de mitmas Tiahuanaco se establezcan en el territorio Warpa.

El arqueólogo Jorge Luis Soto sostiene que la influencia de Tiahuanaco sobre Warpa se manifestó en la ideología, justificando algún tipo de dominio político, como el establecimiento consentido de colonias de especialistas en el territorio ayacuchano.

Hacia el año 600 DC era claro que esas interrelaciones habían producido una transformación política sin precedentes en los Andes. Hasta ese entonces, las sociedades locales dominaban un espacio sumamente fragmentado. Ese desmembramiento había sido consecuencia del declive de Chavín, cuyo liderazgo habría sido espiritual y comercial antes que político y militar.

Pero, Wari sí fue un imperio y sus dimensiones fueron pan-andinas, habiendo dominado el espacio andino desde el Cuzco y Moquegua por el sur hasta Cajamarca y Lambayeque por el norte. A diferencia de Chavín, la soberanía de Wari incluyó todos los órdenes: religioso, político, militar y económico.
El principal aliado de Wari en la conquista de la costa fue Pachacamac. El antiguo oráculo de los Lima puso su prestigio religioso al servicio de la expansión política de Wari.

El primer imperio se construyó fortalecido por una ideología de antiguo raigambre en el Perú prehispánico. La relación de Pachacamac con Wari revela que, si el imperio había nacido de interrelaciones, para crecer tuvo que incorporar a grandes señoríos, mostrando las ventajas de una alianza subordinada a un poder imperial en construcción.

El crecimiento de la ciudad de Wari fue consecuencia de la concentración de funciones de dominio político, religioso y militar. Pero también expresó un salto delante de la economía, porque reunió manufactura y servicios en una escala que el mundo andino no había conocido hasta entonces. La capital Wari albergaba un nuevo tipo de señores que administraban un territorio inmenso y que desarrollaron tanto quipus para ordenar la contabilidad como un primer sistema de caminos que cruzaron los Andes.

La ciudad de Wari fue muy funcional y estaba organizada en conjuntos habitacionales de grandes dimensiones, conocidos como “barrios” o “sectores”. Se supone que cada uno de los “sectores” cumplía funciones diferentes. Es evidente que hubo planificación y no crecimiento desordenado. En Wari se ha identificado un barrio religioso central, otro funerario, dos sectores artesanales y también canchones abiertos para reuniones masivas. Por lo general, los sectores se encuentran rodeados por murallas, al interior de las cuales se hallan los recintos. Todo está construido en piedra unida con mortero de barro.


La circulación de obsidiana
durante el Horizonte Medio
La obsidiana es un vidrio volcánico que fue empleado en la antigüedad peruana para fabricar objetos, algunos de los cuales eran de alta calidad, aunque la mayoría fueron utilitarios y corrientes. Por su parte, las canteras de obsidiana son extremadamente raras y la composición de cada pieza es homogénea. Ambas características permiten que los arqueólogos precisen la fuente de procedencia de estos productos y pueda reconstruirse su patrón de circulación.

Durante el período denominado Horizonte Temprano, cuando reinaban los dioses Chavín, la obsidiana procedente de la cantera de Quispisisa, situada en Ayacucho, era traslada en pequeñas cantidades al norte del actual Perú. Esa fuente se halla a sólo 100 Km. al sur de la actual ciudad de Huamanga.

Al eclipsarse Chavín, surgió una época que los estudiosos llaman el Intermedio Temprano, cuando cada región andina se independizó y halló su propio camino hacia la civilización. En esta época los artefactos de obsidiana desaparecieron del norte, para reaparecer solamente durante el llamado Horizonte Medio y la influencia del primer imperio de la antigüedad peruana: Wari.

Se ha encontrado objetos semejantes, elegantes bifaces de obsidiana, en la misma capital del estado Wari, también en el cercano centro de Conchapata y en Piki-llacta en el Cuzco. De acuerdo al arqueólogo norteamericano Richard Burger, las piezas bifaces halladas en el norte fueron fruto de regalos efectuados por el estado Wari a personajes de la elite gobernante en el moche tardío.

Piki-llacta

En el caso del circuito norte del antiguo Perú, las piezas de obsidiana comprendidas eran especiales y no de fabricación y uso corriente. Por ello mismo eran escasas y se hallaban entre miembros de las clases gobernantes.
La circulación de la obsidiana en el sur del Perú fue crucial porque se trata de cantidades algo mayores y de piezas corrientes.

En el momento de su esplendor, en la ciudad de Wari solamente se utilizaba obsidiana de la fuente Quispisisa. En este caso se trataba de una correlación absoluta entre la fuente y los artesanos, que disponían para su producción de una cantera que los abasteció sin restricciones.

Por su parte, en el Cuzco, antes del Horizonte Medio no existió obsidiana de Ayacucho, sino que provenía de una cantera situada en Chivay en el valle del Colca. La situación cambió radicalmente durante el Horizonte Medio. Los señores Wari incorporaron el Cuzco a su dominio y construyeron una ciudad provincial llamada Piki-llacta. A partir de ese momento, los objetos de obsidiana en el Cuzco fueron de Quispisisa al 90%. En este caso parece que al expandirse Wari al Cuzco, la obsidiana de este último lugar provino de una cantera igualmente Wari.

¿por qué ambas fuentes que alimentaban a Tiahuanaco estaban situadas en territorio bajo control de Wari? ¿Las relaciones de Wari con Tiahuanaco eran una prolongación de las relaciones previas que habían sostenido los Warpa con la cultura del lago?

Por su parte, como vemos, Chivay se hallaba en una zona bajo influencia directa del estado Wari y de esa cantera proviene el 75% de los artefactos de obsidiana encontrados en Tiahuanaco. Ello obliga a pensar en un grado de colaboración formal entre ambos estados. Asimismo, si la cantera de Chivay era trabajada por personal de Tiahuanaco, entonces el régimen tiene que haber sido de mitimaes y adquirido la forma de una colonia de mitmas en medio de una zona dominada por el estado vecino.

Así, el patrón de circulación de la obsidiana durante el Horizonte Medio sugiere que hubo una alianza e intercambios pacíficos y bien regulados entre Wari y Tiahuanaco.

El consumo de chicha
El papel de la chicha era crucial en el mundo andino. Era la bebida del maíz, la planta sagrada por excelencia, que expresaba la riqueza de una sociedad agrícola y el creciente poder del Estado. Para la época de los Wari nos queda evidencia que sugiere el abundante uso de la chicha por el estado, para cumplir con sus obligaciones con la población, correspondiendo por los tributos en trabajo.

Variedades de Papa


Variedades del maíz

El maíz, preparado tanto como sólido como también líquido, era el alimento que representaba la civilización, el triunfo sobre el hambre y la superación de los miedos ancestrales a la inanición. El maíz había desplazado a la papa a una condición subordinada. El comedor de papa era el pobre, quien no tenía más que tubérculos para comer era un ser humano desprovisto de refinamiento. Sólo los comedores y bebedores de granos tenían civilización y se sentían superiores.

El maíz requiere sistemas de riego, mientras que la papa crece en tierras de secano. “No siembran grano de maíz sin agua de riego”, nos dice el Inca Garcilaso de la Vega, indicando la fuerte conexión entre el sistema hidráulico y el cultivo del maíz. Esa asociación conduce al poder político. En efecto, el maíz fue una planta eminentemente pública, mientras que la papa fue un asunto familiar. Ni siquiera era una planta capaz de ser producida por una comunidad aislada; por el contrario, el maíz necesitaba la cooperación ampliada, susceptible de movilizar cantidad  significativa de mano de obra para construir y mantener sistemas hidráulicos. Los grandes cuidados requeridos para su producción la hicieron una planta muy solicitada.

Por ello, el maíz despertaba entusiasmo y alegría; al tiempo de su cosecha, era llevado a casa con gran festejo; hombres y mujeres cantaban, rogaban al maíz que durara mucho tiempo. Bebían y velaban a mama zara envolviendo los choclos en las mejores mantas de la familia. Por su parte, la papa no despertaba tanta ansiedad; sus ritos eran domésticos y fueron apenas considerados por los cronistas de la conquista. La papa era humilde y carecía del regocijo inspirado por el maíz.

El cultivo del maíz se expandió en forma considerable cada vez que los grandes Estados dominaron el territorio andino. Los andenes estatales aparecieron con los Wari en gran escala y luego fueron repetidos por los incas. La asociación entre andenes y disposiciones emanadas de una autoridad política es confirmada por Pedro Pizarro cuando dice: “esta orden tenían en los andenes, porque en todos sembraban maíz”.
El maíz fue consumido de diversas maneras e interesa destacar, en primer lugar, su consumo bajo la forma de líquido. Sucede que el agua cruda siempre ha tenido mala reputación en los Andes; está asociada a la transmisión de diversos males, bacterias y gérmenes. Por ello, los seres humanos en los Andes la evitan en forma sistemática. Así, de acuerdo a la versión del sabio Santiago Antunez de Mayolo, el poblador andino nunca bebió agua cruda, sino como componente de otros preparados, como chupes, mates y chicha. Por encima de todo, la chicha prehispánica tenía propiedades sanitarias, permitía beber sin enfermarse.

Capaz de registrar grados muy distintos de alcohol, había chichas para las distintas edades; asimismo había variedades diferentes para las distintas horas del día. Por su lado, habían chichas para la vida cotidiana y otras muy distintas para celebrar fiestas.

Antúnez de Mayolo sostiene que, junto a la sanitaria, la asimilación de los alimentos fue la causa mayor para la generalización del consumo de la chicha en el mundo prehispánico.

Para el Horizonte Medio de Ayacucho, los arqueólogos han identificado un sitio denominado Marayniyoc, ubicado a corta distancia de la capital Wari. En este lugar se han hallado evidencias de un taller estatal de fabricación de chicha. Una serie de batanes y sus respectivas moliendas confirma que en este lugar se procesaban los granos a gran escala. Asimismo se han hallado unas vasijas de gran tamaño que se supone destinada a preparar, guardar y transportar la chicha. La arqueóloga Denise Pozzi Escot ha sugerido que los ceramios fueron fabricados en el centro artesanal alfarero de Conchapata y empleados en el centro manufacturero de chicha de Marayniyoc.

Cultura Wari

Ceramios Wari

Ceramios Wari

Como Wari fue un estado en gran escala, la cantidad de personal especializado fue inmensa. Sea como personal permanente o trabajadores por turnos, el número de personas trabajando a la vez para el estado era muy significativa. En retribución por su trabajo, el estado andino les proveía comida y bebida, de tal manera que producir y distribuir chicha era una obligación del estado. Asimismo, es necesario añadir el elevado consumo en las fiestas religiosas, porque todo acto ritual incluía la chicha. Ella servía para brindar y propiciar el éxito de toda actividad que se emprendiera. De este modo, el estado fue un gran productor de chicha porque invitaba y agradecía a la gente por su compromiso en trabajo.

La caída de Wari
No se conoce exactamente cómo sucedió, pero se piensa que la de Wari fue una caída violenta que sucedió hacia el año mil o mil cien de nuestra era. Los arqueólogos han interpretado que la caída del imperio se produjo en medio de guerras continuas que condujeron a una masiva movilización de la población.

Por ejemplo, el sitio arqueológico de Azángaro, ubicado en el valle de Huanta, parece que fue abandonado después de un episodio muy violento. Un caso similar se registra para el sitio de Jargampata, localizado cerca de San Miguel en la provincia actual de La Mar. En esta zona las poblaciones se trasladaron a las zonas altas para protegerse ante la continuidad y ferocidad de las guerras que condujeron y siguieron al fin de Wari. Similar comportamiento sucedió en el valle del Mantaro, donde inmediatamente después de Wari aparecen poblados de altura localizados en los picachos de los cerros.

En esta nueva época surgieron los chancas, pero no como el grupo que terminó y destruyó con Wari, sino como expresión de las nuevas condiciones sociales. La caída de Wari fue en medio de una guerra muy intensa que se prolongó mucho tiempo después. Así, si los chancas se ubicaron en las alturas y fueron muy batalladores era porque el caos y la guerra civil obligaban a ello para conservar la vida. Los chancas parecen ser descendientes de Wari que debido a la violencia secular se vieron en necesidad de vivir en condiciones distintas y quizá hasta opuestas a las del Horizonte Medio.

La confederación chanca
Entre los años 1,100 a 1,400 de nuestra era, los pueblos chancas ocuparon buena parte de los actuales departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Ellos reconocían como pacarina, o lugar de origen, a la laguna de Choclococha, que se ubica en la provincia de Castrovirreyna en el actual Huancavelica. El lugar de origen de un grupo étnico muchas veces era una fuente de agua: por ejemplo, los incas decían descender del lago Titicaca. Pero, las leyendas chancas aludían a un segundo tótem fundamental: el puma, del cual tomaban la fuerza y la bravura como signos distintivos de su carácter y modo de ser.

El territorio que ocuparon los chancas es sumamente quebrado y sus alturas se ubican entre los 2,000 m. y hasta los 4,000 m. sobre el nivel del mar; correspondiendo a las zonas ecológicas denominadas quechua y suni. Más allá de 4,000 m. no existen condiciones para la agricultura y esas tierras sólo son explotables para la ganadería porque están cubiertas por ichu, pasto natural andino, ideal para sustentar la ganadería de camélidos. A pesar del intenso frío y las dificultades de la vida diaria a esa altura, en tiempos de los chancas, la ocupación humana estuvo concentrada en las zonas altas.


Sondor - Cultura chanca

Guerreros chancas


Los pobladores de estas zonas explotaban los pastos andinos para ganadería y las zonas de agricultura de altura para sembrar tubérculos: papa, quinua, y oca. En los estrechos valles interandinos ayacuchanos los chancas sembraban maíz, calabaza, ají, cosechaban la tuna y otras frutas. Inclusive habían chancas en las quebradas que descendían al río Apurímac y de ahí se abastecían de coca y otros productos de la selva alta.

Algunos estudiosos han subrayado la intensidad de los contactos entre los chancas y la selva alta, habiendo encontrado numerosos asentamientos suyos en estas zonas, llegando incluso a sugerir la posibilidad de que los chancas hayan provenido originalmente de la selva y hayan subido a la sierra de Ayacucho en el momento de la caída de Wari.

Los chancas no guardan relación cultural con el poderoso imperio Wari que anteriormente había tenido su núcleo en la misma zona geográfica. El hecho es que los chancas abandonaron la vida urbana que había caracterizado a Wari y formaron pequeñas aldeas rurales, ubicadas en los picachos de los cerros. Ellos cultivaban las laderas inferiores a sus pueblos y tenían andenes debajo de sus viviendas. En esta época, las técnicas artesanales sufrieron una decadencia muy pronunciada, mientras que desarrollaron un fuerte espíritu guerrero que los llevó al enfrentamiento definitivo con el Cuzco.

Como vimos, cultivaban las terrazas inferiores a sus asentamientos y tuvieron unos andenes bastante simples. Entre sus viviendas se hallaban corrales de ganado y el conjunto urbano carecía de orden y simetría. Eran agricultores y ganaderos y literalmente vivían entremezclados con sus animales.

Se encuentran entre 100 a 200 viviendas por aldea y se las supone habitadas por unas quinientas a mil quinientas personas.

Sus muertos eran enterrados en cuevas situadas cerca de las aldeas. La parte externa era cerrada por un muro simple. Los cadáveres eran depositados bajo la superficie, en ocasiones en forma individual, en otras oportunidades eran entierros múltiples. Los muertos estaban cubiertos por una tela de lana y acompañados por piezas de cerámica de distintos tamaños. Los estudios arqueológicos de los chancas no han logrado identificar restos de templos o edificaciones bien terminadas destinadas al culto.

Sus devociones se concretaban en la adoración de huacas muy sencillas. Se trataba de piedras de dimensiones o posiciones significativas, cerros y lagunas. Albornoz precisa que eran más de dos mil huacas y que ninguna era una construcción significativa, sino elementos naturales.

La cerámica chanca es muy tosca y carece de mayor refinamiento, no obstante que el antecedente Wari posee perfección técnica y elaborada factura.

Los chancas estaban organizados como una confederación de aldeas que reconocían un pasado común y a ciertos héroes legendarios. Entre ellos, no existía poder central unificador en tiempos de paz. Éste sólo se ejercía en tiempo de guerra, cuando eran conducidos por sinchis, que representaban a las parcialidades hurin y hanan en las que se dividía la nación chanca en su conjunto. De este modo, los chancas eran grupos con cultura similar, que hablaban la misma lengua y que ocupaban un espacio geográfico determinado.

De acuerdo al cronista Sarmiento de Gamboa, los chancas estaban organizados en dos grandes parcialidades, cuya respectiva fundación había sido efectuada por sendos jefes legendarios: Uscovilca y Ancovilca. Este esquema dual era común a las sociedades andinas e impregnaba todo el esquema chanca de organización social y política.
Incluso cuando iban a la guerra, los chancas estaban organizados en dos mitades.

Los chancas llevaban el pelo largo y amarrado en grandes trenzas, mientras que su rostro estaba pintado con colores de guerra. Sus armas eran largas lanzas que se enfrentaron con las porras y macanas de los incas. La batalla se inició muy de mañana y duró hasta el mediodía. Los chancas llevaban las momias de sus padres fundadores: Uscovilca y Ancovilca. Estaban seguros de su victoria y el exceso de confianza los perdió. En la primera fase del combate, una mujer inca llamada Chañan Curycoca los acometió y logró contenerlos, mientras que Yupanqui terminó con su líder y capturó a las momias que protegían a los ejércitos chancas. En ese momento, ingresaron nuevas tropas de refuerzo de los incas y la victoria se puso de su lado.

Los chancas se retiraron del Cuzco perseguidos por los incas y encontraron refugio en Ichupampa. Yupanqui no aceptó que uno de sus hermanos sea el nuevo inca y asumió personalmente la corona real, cambiando su nombre por Pachacutec, el que todo lo revoluciona.


Vilcashuamán
La zona de Vilcashuamán habría sido la capital de los chancas, o en todo caso, una de sus zonas nucleares. Por ello, tenía un alto poder simbólico para los incas, que después de la victoria de Yahuar-pampa tomaron Vilcashuamán y levantaron una nueva ciudad que representaba su conquista de la provincia de los chancas. De acuerdo al cronista indio Juan Santa Cruz Pachacuti Yamqui, en Vilcashuamán el inca Pachacutec tomó y envió como despojos al Cuzco a siete ídolos locales, que tenían forma de señores, “muy grandes y negros”.

Piramide de Vilcashuamán

Vilcashuamán

La victoria inca y la fundación del Tahuantinsuyu convirtió a Vilcashuamán en uno de los principales centros administrativos del imperio. A partir de ese momento, las actividades políticas, religiosas y militares tuvieron como centro provincial a esta importante ciudad inca.

Según Pedro de Carvajal, quien en 1586 escribió una Descripción de la provincia de Vilcas Huamán, existió en ese lugar una guarnición de 30,000 soldados y un aclla-wasi, o casa de mujeres escogidas, que albergaba casi mil mujeres, algunas como sacerdotisas dedicadas al culto y otras como mujeres reservadas para las alianzas matrimoniales que contraía el poder imperial. En todo caso fue un asentamiento de gran importancia para los incas y el principal que construyeron en el actual Ayacucho. Desde allí gobernaban una provincia que se extendía hasta el Mantaro por el norte y hasta el mismo Cuzco por el sur.

4 comentarios:

  1. el de la foto no es Megatherium sino un primo suyo!

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  2. Mucho me gusto leer toda la imformacion que hay aqui. Muchas gracias por compartir. Saludos de Inglaterra.

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  3. La última foto (antigua) corresponde a la Plaza de Armas de Ayacucho

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