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28 agosto 2011

PARTE SEGUNDA - LA PSICOLOGIA GNOSTICA REVOLUCIONARIA

CAPITULO XVII
LA PAZ





La PAZ no puede venir a través de la MENTE porque no es de la Mente. La PAZ es el perfume delicioso del CORAZÓN TRANQUILO.


La PAZ no es cosa de proyectos, policía internacional, ONU, OEA, tratados internacionales o ejércitos invasores que peleen en nombre de la PAZ.


Si realmente queremos PAZ verdadera debemos aprender a vivir como el vigía en época de guerra, siempre alertas y vigilantes, con Mente pronta y dúctil, porque la PAZ no es cuestión de FANTASÍAS románticas o cuestión de ensueños bonitos.


La violencia origina más violencia, el odio produce más odio. La PAZ no se puede conquistar, la PAZ no puede ser el resultado de la violencia. La PAZ sólo adviene a nosotros cuando disolvemos el YO, cuando destruimos dentro de nosotros mismos todos los factores PSICOLÓGICOS que producen guerras.


La PAZ nace en nosotros cuando hemos cambiado radicalmente en forma íntima.


Debernos mirar el cuadro en su forma completa, el problema del mundo es el problema del individuo; si el INDIVIDUO no tiene PAZ en su interior, la sociedad, el mundo, vivirá en guerra inevitablemente.


Existen también verdaderos maestros de la humanidad que se sacrifican enseñando en todos los lugares de la tierra la Doctrina de la Disolución del YO.


Esos maestros saben por experiencia propia que sólo disolviendo el Mefistófeles que llevamos dentro, adviene a nosotros la paz del corazón.


Mientras existan dentro de cada individuo el odio, la codicia, la envidia, los celos, el espíritu adquisitivo, la ambición, la ira, el orgullo, etc. etc. habrán guerras inevitablemente.


La belleza del corazón tranquilo exhala el perfume delicioso de la verdadera PAZ interior.


Es urgente comprender la belleza de la amistad y el perfume de la cortesía.


Es urgente comprender la belleza del lenguaje. Es necesario que nuestras palabras lleven en sí mismas la sustancia de la sinceridad. No debemos usar jamás palabras arrítmicas, inarmónicas, groseras, absurdas.


Cada palabra debe ser una verdadera sinfonía, cada frase debe estar llena de belleza espiritual. Es tan malo hablar cuando se debe callar, y callar cuando se debe hablar. Hay silencios delictuosos y hay palabras infames.


Toda palabra debe ser sopesada antes de articularse porque cada palabra puede producir en el mundo mucho de útil y mucho de inútil, mucho beneficio o mucho daño.


Debemos cuidar nuestros gestos, modales, vestuario y actos de toda especie. Que nuestros gestos, que nuestro vestido, modo de sentarnos a la mesa, manera de comportarnos al comer, forma de atender a las personas en la sala, en la oficina, en la calle, etc., estén siempre llenos de belleza y armonía.


Es necesario comprender la belleza de la bondad, sentir la belleza de la buena música, amar la belleza del arte creativo, reafinar nuestra manera de pensar, sentir y obrar.


La suprema belleza sólo puede nacer en nosotros cuando ha muerto el YO en forma radical, total y definitiva.


Es necesario reconquistar la infancia perdida, tanto en la mente como en el corazón.


La PAZ es algo inmenso, extenso, infinito, no es algo formado por la mente no puede ser el resultado de un capricho ni el producto de una idea. La paz es una sustancia atómica que está más allá del bien y el mal, una sustancia que está más allá de toda moral, una sustancia que emana de las entrañas mismas del ABSOLUTO.




CAPITULO XVIII
LA VERDAD






Desde la infancia y juventud comienza el Vía-Crucis de nuestra miserable existencia con muchas torceduras mentales, intimas tragedias de familia, contrariedades en el hogar y en la escuela, etc.


Hemos perdido la inocencia verdadera y la paz del corazón tranquilo y por ello no somos capaces de experimentar directamente la verdad en toda su crudeza, dependemos de lo que digan los demás y es claro que vamos por el camino equivocado.


La sociedad capitalista condena radicalmente a los ateos, a los que no creen en Dios.


La Sociedad Marxista-Leninista condena a los que SI creen en DIOS, más en el fondo ambas cosas son lo mismo, cuestión de opiniones, caprichos de la gente, proyecciones de la mente. Ni la credulidad, ni la incredulidad, ni el escepticismo, significan haber experimentado la verdad.


La mente puede darse el lujo de creer, dudar, opinar, hacer conjeturas, etc, pero eso no es experimentar la verdad.


La moral depende de las costumbres, del lugar, de la época. Lo que en un país es moral en otro país es inmoral y lo que en una época fue moral, en otra época es inmoral. La moral no tiene valor esencial alguno, analizándola a fondo, resulta estúpida en un ciento por ciento.


La educación fundamental no enseña moral, la educación fundamental enseña ETICA REVOLUCIONARIA y eso es lo que necesitan las nuevas generaciones.


Es absurdo alejarse del mundo para buscar la VERDAD porque ella se encuentra dentro del mundo y dentro del hombre aquí y ahora.


La VERDAD es lo desconocido de momento en momento y no es separándonos del mundo ni abandonando a nuestros semejantes como podemos descubrirla.


La VERDAD es radical y ES o no ES, jamás puede ser a medias, jamás puede ser medio error.


La VERDAD nada tiene que ver con el tiempo. La VERDAD es ATEMPORAL. El YO es tiempo y por lo tanto no puede conocer la VERDAD.


La VERDAD es lo desconocido de momento en momento y sólo puede ser experimentada en ausencia del YO psicológico.


La verdad no es cuestión de sofismas, conceptos, opiniones. La verdad sólo puede ser conocida a través de la experiencia directa.


La mente sólo puede opinar y las opiniones nada tienen que ver con la verdad.


La mente jamás puede concebir la VERDAD.


La VERDAD es cuestión de experiencia directa, no cuestión de teorías, opiniones o conceptos.


Sólo es posible experimentar la VERDAD cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio.


El camino de la meditación interior profunda nos conduce hasta la quietud y silencio de la mente.


Cuando la mente está quieta, vacía de pensamientos, deseos, opiniones, etc., cuando la mente está en silencio adviene a nosotros la verdad.




CAPITULO XIX
LA INTELIGENCIA








Hemos podido verificar que muchos maestros y maestras de Historia Universal en el occidente del mundo suelen burlarse del BUDDHA, Confucio, Mahoma, Hermes, Quetzalcoatl, Moisés, Krishna, etc.


Fuera de toda duda también hemos podido comprobar hasta la saciedad, el sarcasmo, la mofa, la ironía lanzada por maestros y maestras contra las religiones antiguas, contra los dioses, contra la mitología, etc. Todo eso es precisamente falta de inteligencia.


Las formas religiosas conservan los valores eternos y están organizadas de acuerdo con las necesidades psicológicas e históricas de cada pueblo, de cada raza.


Todas las religiones tienen los mismos principios, los mismos valores eternos y sólo se diferencian en la forma.


Al abandonar las aulas después de diez o quince años de estudios, los jóvenes y señoritas se encuentran tan lerdos y dormidos como los demás seres humanos, tan llenos de vacuidad y faltos de inteligencia como el primer día que ingresaron a la escuela.


Es urgente que los estudiantes entre otras cosas desarrollen el centro emocional porque todo no es intelecto. Se hace necesario aprender a sentir las íntimas armonías de la vida, la belleza del árbol solitario, el canto del pajarillo en el bosque, la sinfonía de música y colores de un bello ocaso.


Es también necesario sentir y comprender profundamente todos los horribles contrastes de la vida, como son el orden social cruel y despiadado de ésta época en que vivimos, las calles llenas de madres infelices que con sus hijos desnutridos y hambrientos mendigan un pedazo de pan, los feos edificios donde viven millares de familias pobres, las carreteras repugnantes por donde circulan millares de carros propulsados con esos combustibles que dañan los organismos, etc.


El estudiante que abandona las aulas tiene que enfrentarse no solamente con su propio egoísmo y con sus propios problemas, sino también con el egoísmo de todas las gentes y con los múltiples problemas de la sociedad humana.


Lo más grave de todo es que el estudiante que abandona las aulas, aún teniendo preparación intelectual, no tiene inteligencia, su conciencia está dormida, está deficientemente preparado para la lucha con la vida.


Cualquiera puede presumir de inteligente, lo difícil es serlo verdaderamente.


Este Mefistófeles que llevamos dentro, este SATÁN, este YO, dice: YO tengo MAS dinero, más belleza, más inteligencia que aquel, más prestigio, más astucia, etc. etc. etc.


Quien quiera de verdad comprender lo que es la INTELIGENCIA, debe aprender a sentirla, debe vivenciarla y experimentarla a través de la meditación profunda.


La inteligencia no se consigue con más información libresca, ni con más experiencia, ni con más dinero, ni con más prestigio, la inteligencia puede florecer en nosotros cuando comprendemos todo el proceso del YO, cuando entendemos a fondo todo ese automatismo psicológico del MÁS.


Es indispensable comprender que la mente es el centro básico del MÁS. Realmente ese MAS es el mismo YO psicológico que exige y la mente es su núcleo fundamental.


Quien quiera ser inteligente de verdad, debe resolverse a morir no solamente en el nivel intelectual superficial, sino también en todos los terrenos subconscientes e inconscientes de la mente.


Cuando el YO muere, cuando el YO se disuelve totalmente lo único que queda dentro de nosotros es el SER auténtico, el SER verdadero, la legítima inteligencia tan codiciada y tan difícil.


Las gentes creen que la mente es creadora, están equivocadas. El YO no es creador y la mente es el núcleo básico del YO.


La inteligencia es creadora porque ella es del SER, es un atributo del SER. No debemos confundir a la mente con la INTELIGENCIA.


Están equivocados de PLANO y en forma radical quienes suponen que la INTELIGENCIA es algo que puede ser cultivado como flor de invernadero. O algo que se pueda comprar como se compran los títulos de nobleza o poseyendo una formidable biblioteca.


Conforme el Mefistófeles que llevamos dentro se va disolviendo, el fuego de la inteligencia creadora se va manifestando poco a poco dentro de nosotros, hasta resplandecer abrasadoramente.


Nuestro verdadero SER es el AMOR y de ese AMOR nace la auténtica y legítima INTELIGENCIA que no es del tiempo.




CAPITULO XX
LA VOCACIÓN






A excepción de las personas totalmente inválidas, todo ser humano tiene que servir para algo en la vida, lo difícil es saber para qué sirve cada individuo.


Si hay algo verdaderamente importante en éste mundo, es conocernos a sí mismos, raro es aquel que se conoce a sí mismo y aun cuando parezca increíble, es difícil encontrar en la vida a alguna persona que tenga desarrollado el sentido vocacional.


Cuando alguien está plenamente convencido del papel que tiene que representar en la existencia, hace entonces de su vocación un apostolado, una religión, y se convierte de hecho y por derecho propio en un apóstol de la humanidad.


Quien conoce su vocación o quien la llega a descubrir por sí mismo, pasa por un cambio tremendo, ya no busca el éxito, poco le interesa el dinero, la fama, la gratitud, su placer está entonces en la dicha que le proporciona el haber respondido a un llamado íntimo, profundo, ignoto de su propia esencia interior.


Lo más interesante de todo esto es que el sentido VOCACIONAL nada tiene que ver con el YO, pues aunque parezca extraño el YO aborrece a nuestra propia vocación porque el YO solamente apetece jugosas entradas monetarias, posición, fama, etc.


El sentido de la VOCACIÓN, es algo que pertenece a nuestra propia ESENCIA INTERIOR; es algo muy de adentro, muy profundo, muy íntimo.


El sentido vocacional lleva al hombre a acometer con verdadero denuedo y desinterés verdadero las más tremendas empresas a costa de toda clase de sufrimientos y calvarios. Es por lo tanto apenas normal que el YO aborrezca la verdadera vocación.


El sentido de la VOCACIÓN nos conduce de hecho por la senda del heroísmo legítimo, aún cuando tengamos que soportar estoicamente toda clase de infamias, traiciones y calumnias.


El día que un hombre pueda decir la verdad: "YO SE QUIEN SOY Y CUAL ES MI VERDADERA VOCACIÓN", desde ese instante comenzará a vivir con verdadera rectitud y amor. Un hombre así vive en su obra y su obra en él.


Realmente sólo son muy pocos los hombres que pueden hablar así, con verdadera sinceridad de corazón. Quienes así hablan son los selectos aquellos que tienen en grado superlativo el sentido de la VOCACIÓN.


Hallar nuestra verdadera VOCACIÓN ES FUERA DE TODA DUDA, el problema social más grave, el problema que se encuentra en la base misma de todos los problemas de la sociedad.


Encontrar o descubrir nuestra verdadera vocación individual, equivale de hecho a descubrir un tesoro muy precioso.


Cuando un ciudadano encuentra con toda certidumbre y fuera de toda duda su verdadero y legítimo oficio, se hace por éste sólo hecho INSUSTITUIBLE.


Cuando nuestra vocación corresponde totalmente y en forma absoluta al puesto que estamos ocupando en la vida, ejercemos entonces nuestro trabajo como un verdadero apostolado, sin codicia alguna y sin deseo de poder.


Entonces el trabajo en vez de producirnos codicia, aburrimiento o deseos de cambiar de oficio, nos trae dicha verdadera, profunda, íntima aun cuando tengamos que soportar pacientemente dolorosos vía crucis.


El único camino obvio que existe para descubrir la verdadera vocación de los alumnos y alumnas es el AMOR VERDADERO.


Si padres de familia y maestros se asocian en mutuo acuerdo para investigar en el hogar y en la escuela, para observar detalladamente todos los actos de los alumnos y alumnas, podría descubrir las tendencias innatas de cada alumno y alumna.


Ese es el único camino obvio que permitirá a padres de familia y maestros descubrir el sentido vocacional de los alumnos y alumnas.


Esto exige AMOR verdadero de padres y maestros y es obvio que si no existe verdadero amor de los padres y madres de familia y auténticos maestros vocacionales capaces de sacrificarse de verdad por sus discípulos y discípulas, tal empresa resulta entonces impracticable.


Si los gobiernos quieren de verdad salvar a la sociedad, necesitan expulsar a los mercaderes del templo con el látigo de la voluntad.


Debe iniciarse una nueva época cultural difundiendo por doquiera la doctrina de la EDUCACIÓN FUNDAMENTAL.


El YO quiere siempre subir, trepar al tope de la escalera, hacerse sentir y cuando sus ambiciones fracasan entonces quieren lograr por medio de sus hijos lo que por sí mismo no pudieron alcanzar. Estos padres ambiciosos meten a sus muchachos y muchachas en carreras y puestos que nada tienen que ver con el sentido VOCACIONAL de éstos.




CAPITULO XXI
LOS TRES CEREBROS








La Psicología revolucionaria de la nueva era afirma que la máquina orgánica del ANIMAL INTELECTUAL falsamente llamado hombre, existe en forma tricentrada o tricerebrada.


El primer cerebro está encerrado en la caja craneana. El segundo cerebro corresponde concretamente a la espina dorsal con su médula central y todos sus ramos nerviosos. El tercer cerebro no reside en un lugar definido ni tampoco es un órgano determinado. Realmente el tercer cerebro está constituido por los plexos nerviosos simpáticos y en general por todos los centros nerviosos específicos del organismo humano.


El primer cerebro es el centro pensante. El segundo cerebro es el centro del movimiento, comúnmente denominado centro motor. El tercer cerebro es el centro emocional.


El sentido estético, la mística, el éxtasis, la música superior, son necesarios para cultivar el centro emocional, pero el abuso de dicho cerebro produce desgaste inútil y derroche de energías emocionales. Abusan del cerebro emocional los existencialistas de la "nueva ola", los fanáticos del Rock, los Seudo-Artistas sensuales del arte moderno, los pasionarios morbosos de la sensualidad, etc., etc.


Aún cuando parezca increíble, la muerte ciertamente se procesa por tercios en cada persona. Ya está comprobado hasta la saciedad que toda enfermedad tiene su base en cualquiera de los tres cerebros.


La gran ley ha depositado sabiamente en cada uno de los tres cerebros del animal intelectual, determinado capital de VALORES VITALES. Ahorrar dicho capital significa de hecho alargar la vida, malgastar dicho capital produce muerte.


Arcaicas tradiciones que han llegado hasta nosotros desde la noche aterradora de los siglos, afirman que el promedio de la vida humana en el Antiguo Continente MU, situado en el Océano Pacífico, oscilaba entre Doce y Quince Siglos.


Con el devenir de los siglos a través de todas las edades el uso equivocado de los tres cerebros fue acortando la vida poco a poco.


En el país asoleado de KEM... allá en el viejo Egipto de los Faraones el promedio de vida humana alcanzaba ya únicamente a ciento cuarenta años.


En el centro del ASIA existe una comunidad religiosa constituida por ancianos que ya ni recuerdan su juventud. El promedio de vida de esos ancianos oscila entre cuatrocientos y quinientos años.


Todo el Secreto de larga vida de estos Monjes Asiáticos consiste en el sabio uso de los tres cerebros.


El funcionalismo equilibrado y armonioso de los tres cerebros significa ahorro de los VALORES VITALES y como lógica consecuencia, prolongación de la vida.


Existe una Ley cósmica conocida como: "IGUALACIÓN DE LAS VIBRACIONES DE MUCHAS FUENTES". Los Monjes de dicho Monasterio saben utilizar dicha ley mediante el uso de los tres cerebros.


La pedagogía extemporánea conduce a los alumnos y alumnas al abuso del cerebro pensante cuyos resultados ya conoce la Psiquiatría.


El cultivo inteligente de los tres cerebros es EDUCACIÓN FUNDAMENTAL. En las antiguas escuelas de misterios de Babilonia, Grecia, India, Persia, Egipto, etc., los alumnos y alumnas recibían información íntegra directa, para sus tres cerebros mediante el precepto, la danza, la música, etc., inteligentemente combinados.


Los teatros de los antiguos tiempos formaban parte de la escuela. El drama, la comedia, la tragedia, combinados con la mímica especial, la música, la enseñanza oral, etc. Servían para informar a los tres cerebros de cada individuo.


Entonces los estudiantes no abusaban del cerebro pensante y sabían usar con inteligencia y en forma equilibrada sus tres cerebros.


Las danzas de los misterios de Eleusis en Grecia, el teatro en Babilonia, la escultura en Grecia fueron siempre utilizados para transmitir conocimientos a los discípulos y discípulas.


Ahora en estos tiempos degenerados del Rock, los alumnos y alumnas confundidos y desorientados andan por la senda tenebrosa del abuso mental.


Actualmente no existen verdaderos sistemas creadores para el armonioso cultivo de los tres cerebros.


Es urgente, es indispensable saber combinar intelecto, movimiento y emoción con el propósito de llevar información íntegra a los tres cerebros de los estudiantes.


La EDUCACIÓN FUNDAMENTAL deberá conducir a los estudiantes por la senda del desarrollo armonioso.


La Psicología revolucionaria enseña claramente que los tres cerebros tienen tres clases de asociaciones independientes totalmente distintas. Estas tres clases de asociaciones evocan diferentes tipos de impulsos del ser.


Esto nos da de hecho tres personalidades diferentes que no poseen nada en común ni en su naturaleza ni en sus manifestaciones.


La Psicología revolucionaria de la nueva era enseña que en cada persona existen tres aspectos psicológicos distintos. Con una parte de la esencia psíquica deseamos una cosa, con otra parte deseamos algo decididamente diferente y gracias a la tercera parte hacemos algo totalmente opuesto.


En un instante de supremo dolor, tal vez la pérdida de un ser querido o cualquier otra catástrofe íntima, la personalidad emocional llega hasta la desesperación mientras la personalidad intelectual se pregunta el por qué de toda esa tragedia, y la personalidad del movimiento sólo quiere huir de la escena.


Estas tres personalidades distintas, diferentes, y muchas veces hasta contradictorias, deben ser inteligentemente cultivadas e instruidas con métodos y sistemas especiales en todas las escuelas, colegios y universidades.


Desde el punto de vista psicológico resulta absurdo educar exclusivamente a la personalidad intelectual. El hombre tiene tres personalidades que necesitan urgentemente la EDUCACIÓN FUNDAMENTAL.




CAPITULO XXII
EL BIEN Y EL MAL














EL BIEN y el MAL no existen. Una cosa es buena cuando nos conviene, y mala cuando no nos conviene. EL BIEN y el MAL es cuestión de conveniencias egoístas y caprichos de la mente.


El hombre que inventó los fatídicos términos BIEN y MAL fue un Atlante llamado MAKARI KRONVERNKZYON, miembro distinguido de la Científica Sociedad AKALDAN, situada en el sumergido continente Atlante.


Jamás sospechó el viejo sabio Arcaico el daño tan grave que iba a causar a la humanidad, con el invento de sus dos palabritas.


Los sabios Atlantes estudiaron profundamente todas las fuerzas EVOLUTIVAS, INVOLUTIVAS y NEUTRAS DE LA NATURALEZA, pero a éste viejo sabio se le ocurrió la idea de definir las dos primeras con los términos BIEN Y MAL. A las fuerzas de tipo EVOLUTIVO las llamó buenas y a las fuerzas de tipo INVOLUTIVO las bautizó con el término de malas. A las fuerzas neutras no les dio nombre alguno.


Dichas fuerzas se procesan dentro del hombre y dentro de la naturaleza siendo la fuerza neutra el punto de apoyo y equilibrio.


Muchos siglos después de la sumersión de la ATLÁNTIDA con su famosa POISEDONIS de la cual habla Platón en su República, existió en la civilización oriental TIKLYAMISHAYANA un sacerdote antiquísimo que cometió el gravísimo error de abusar con los términos BIEN y MAL utilizándolos torpemente para basar sobre ellos una moral. El hombre de dicho sacerdote fue ARMANATOORA.


Con el devenir de la historia a través de los innumerables siglos, la humanidad se vició con estas dos palabritas y las convirtió en el fundamento de todos sus códigos morales. Hoy en día estas dos palabritas las encuentra uno hasta en la sopa.


Actualmente hay muchos REFORMADORES que quieren la RESTAURACIÓN MORAL pero que para desgracia de ellos y de éste afligido mundo tienen la mente embotellada entre el BIEN y el MAL.


Toda moral se fundamenta en las palabritas BIEN y MAL por eso todo REFORMADOR MORAL es de hecho un REACCIONARIO.


Los términos BIEN y MAL sirven siempre para JUSTIFICAR o CONDENAR nuestros propios errores.


Quien justifica o condena no comprende. Es inteligente comprender el desarrollo de las fuerzas EVOLUTIVAS pero no es inteligente justificarlas con el término BUENAS. Es inteligente comprender los procesos de las fuerzas involutivas pero resulta estúpido condenarlas con el término de MALAS.


Toda fuerza centrífuga puede convertirse en fuerza centrípeta. Toda fuerza involutiva puede transformarse en EVOLUTIVA.


Dentro de los infinitos procesos de la energía en estado EVOLUTIVO existen infinitos procesos de energía en estado INVOLUTIVO.


Dentro de cada ser humano existen distintos tipos de energía que EVOLUCIONAN, INVOLUCIONAN y se transforman incesantemente.


Justificar determinado tipo de energía y condenar otro, no es comprender. Lo vital es comprender.


La experiencia de LA VERDAD ha sido muy rara entre la humanidad debido al hecho concreto del embotellamiento mental. Las gentes están embotelladas entre los opuestos BIEN y MAL.


LA PSICOLOGÍA REVOLUCIONARIA del MOVIMIENTO GNÓSTICO se basa en el estudio de los distintos tipos de energía que operan dentro del organismo humano y dentro de la naturaleza.


EL MOVIMIENTO GNÓSTICO tiene una ÉTICA REVOLUCIONARIA que nada tiene que ver con la moral de los reaccionarios ni tampoco con los términos conservadores y retardatarios del BIEN y del MAL.


Dentro del laboratorio Psico-Fisiológico del organismo humano existen fuerzas evolutivas, involutivas y neutras que deben ser estudiadas y comprendidas profundamente.


El término BIEN impide la COMPRENSIÓN de las energías EVOLUTIVAS debido a la justificación.


El término MAL impide la comprensión de las fuerzas INVOLUTIVAS debido a la condenación.


Justificar o condenar no significa comprender. Quien quiera acabar con sus defectos no debe justificarlos ni condenarlos. Es urgente COMPRENDER nuestros errores.


Comprender la IRA en todos los niveles de la mente es fundamental para que en nosotros nazca la serenidad y la dulzura.


Comprender los infinitos matices de la codicia es indispensable para que en nosotros nazca la filantropía y el altruismo.


Comprender la lujuria en todos los niveles de la mente es condición indispensable para que en nosotros nazca la castidad verdadera.


Comprender la envidia en todos los terrenos de la mente es suficiente para que nazca en nosotros el sentido de cooperación y la dicha por el bienestar y el progreso ajeno.


Comprender el orgullo en todos sus matices y grados es la base para que nazca en nosotros en forma natural y sencilla la flor exótica de la humildad.


Comprender lo que es ese elemento de inercia llamado pereza, no sólo en sus formas grotescas sino también en sus formas más sutiles, es indispensable para que nazca en nosotros el sentido de actividad.


Comprender las diversas formas de la GULA y de la glotonería equivale a destruir los vicios del centro instintivo como son banquetes, borracheras, cacería, carnivorismo, miedo a la muerte, deseos de perpetuar el YO, temor a la aniquilación, etc.


Es urgente comprender que el YO no mejora jamás, que nunca es más perfecto y que quien codicia virtudes robustece el YO.


La PERFECCIÓN TOTAL sólo nace en nosotros con la disolución del YO. Las virtudes nacen en nosotros en forma natural y sencilla cuando comprendemos nuestros defectos psicológicos no solamente en el nivel intelectual sino también en todos los terrenos subconscientes e inconscientes de la mente.


Querer mejorar es estúpido, desear la santidad es envidia, codiciar virtudes significa robustecer el YO con el veneno de la codicia.


Necesitamos la muerte total del YO no sólo en el nivel intelectual sino también en todos los recovecos, regiones, terrenos y pasillos de la mente. Cuando hemos muerto absolutamente, sólo queda en nosotros ESO que es PERFECTO. ESO que está saturado de virtudes, ESO que es la ESENCIA de nuestro SER INTIMO, ESO que no es del tiempo.


Sólo comprendiendo a fondo todos los infinitos procesos de las fuerzas evolutivas que se desarrollan dentro de nosotros mismos aquí y ahora. Sólo comprendiendo en forma íntegra los distintos aspectos de las fuerzas INVOLUTIVAS que se procesan dentro de nosotros mismos de momento en momento, podemos disolver el YO.


Los términos BIEN y MAL sirven para JUSTIFICAR y CONDENAR pero jamás para comprender.


Cada defecto tiene muchos matices, fondos, trasfondos y profundidades. Comprender un defecto en el nivel intelectual no significa haberlo comprendido en los distintos terrenos subconscientes, inconscientes e infraconscientes de la mente.


Cualquier defecto puede desaparecer del nivel intelectual y continuar en los otros terrenos de la mente.


Cada defecto es multifacético y se desarrolla y procesa en forma gradativa desde el peldaño más bajo de la escala Psicológica hasta el peldaño más elevado.


Dentro de la cadencia deliciosa de un verso, también se esconde el delito.


El delito también se viste de Santo, de Mártir, de casto, de Apóstol, etc.


El BIEN y el MAL no existen, dichos términos sólo sirven para buscar evasivas y eludir el estudio profundo y detallado de nuestros propios defectos.

.... continúa en la Parte Tercera.

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